En toda telenovela hay personajes que amamos, otros que olvidamos… y algunos que nos marcan para siempre. Jesús de la Reina, interpretado magistralmente por Alain Hernández, es uno de ellos. No está en pantalla desde su trágico final en el capítulo 269, pero su sombra sigue pesando como una maldición sobre cada rincón de Sueños de Libertad.
Durante más de 200 capítulos, Jesús fue la encarnación misma del poder corrupto. Viudo, padre de la pequeña Julia, y heredero del imperio familiar de las Perfumerías de la Reina, se presentó como un hombre encantador… hasta que Begoña Montes entró en su vida. Lo que parecía un nuevo comienzo se convirtió en la peor de las pesadillas.
Controlador. Celoso. Violento. Jesús transformó el amor en una prisión de lujo. Limitó la libertad de Begoña, la manipuló, la hirió física y psicológicamente… y detrás de su fachada de hombre de negocios se escondía un monstruo silencioso. Ni siquiera su propia familia escapaba de sus estrategias. Con su hermano Andrés, la tensión era permanente. Con su tía Digna, los conflictos fueron escalando hasta acabar en tragedia.
Jesús ocultaba más secretos de los que nunca se supieron. Y justo cuando algunos pensaban que podrían desenmascararlo, el destino —o su propia soberbia— lo sentenció: en un forcejeo con Digna, terminó siendo víctima de su propia violencia. Un disparo accidental. Una muerte inesperada. Un final sin redención.
Y sin embargo… sigue presente.
Porque Jesús no era solo un personaje, era una amenaza constante. Sus actos siguen teniendo consecuencias: las secuelas psicológicas en Begoña, la culpa que atormenta a Digna, la desconfianza sembrada entre hermanos. Nadie en la familia De la Reina ha vuelto a ser el mismo desde su muerte.
Jesús de la Reina no solo fue el antagonista de Sueños de Libertad. Fue el reflejo del machismo estructural, del poder sin límites, de una violencia invisible que se va gestando poco a poco… hasta que estalla.
Y por eso, aunque ya no esté vivo, es —y será— recordado como el gran villano de las telenovelas españolas contemporáneas.