La semana del 12 al 16 de mayo en Sueños de libertad llega cargada de revelaciones, tensiones al límite y decisiones que cambiarán el rumbo de muchos personajes. El núcleo de la historia se sacude con el resurgir del peligroso vínculo entre Raúl y María, un romance que promete ser tan apasionado como destructivo.
Todo comienza con Begoña, aún conmocionada por lo que presenció en casa de Marta. Sin dudarlo, se lo cuenta a Andrés, quien, para su inquietud, le confirma que sus sospechas eran ciertas. La preocupación de Begoña crece, y su instinto la lleva a involucrarse más activamente en la vida de Julia, especialmente para protegerla de la influencia de María. Esta decisión emociona a Andrés, pero lo que nadie espera es la reacción de la niña: una mezcla de miedo, confusión y un arranque de rebeldía que deja a todos descolocados.
Mientras tanto, Claudia percibe que Manuel está distante. Intenta entender qué ocurre y descubre que su relación con Gaspar atraviesa un momento complicado. No es la única que siente cómo las emociones se descontrolan. Gema, enfrentando la enorme responsabilidad de ser madre para Teo, se siente superada. Sin embargo, Marcial logra lo impensado: convencer al niño de quedarse con ella y Joaquín. Un pequeño triunfo que traerá grandes desafíos.
La tensión entre Marta, Fina y Joaquín parece disiparse por un instante. Sin embargo, nuevos sentimientos empiezan a brotar en Fina, especialmente cuando se da cuenta de que no puede ignorar lo que le provoca Begoña. Esta inquietud interna amenaza con romper los frágiles equilibrios emocionales que tanto les costó construir.
Por otro lado, la relación entre Fermín y Javier mejora, gracias a la intervención de Irene, que intenta restaurar vínculos rotos. Don Pedro, ilusionado por la boda de Digna, no percibe que Claudia sigue atrapada en el dolor de las tragedias pasadas. Damián, en cambio, no logra superar la pérdida de Digna, mientras ella empieza a dudar de todo: ¿y si Inés no se quitó la vida? ¿Y si ella fue, sin saberlo, responsable?
En una confrontación inesperada, Marta encara a Begoña con una sospecha. Pero la respuesta de la enfermera la deja sin palabras, plantando una semilla de duda en su interior. Por su parte, Manuela decide dar un paso inesperado con Gaspar, arriesgándolo todo por un amor que le ha dado más incertidumbres que certezas.
Y entonces llega el torbellino: María. Al darse cuenta de que está perdiendo el control sobre todo —sobre Julia, sobre Raúl, sobre sí misma— se vuelve impredecible, incluso peligrosa. Su sombra oscurece cada rincón de la casa, y Julia, aterrada por lo que escucha decir a su madre sobre Begoña, toma una decisión desesperada: huye.
Raúl, aún herido por el rechazo de María, busca consuelo en el alcohol. Claudia, cada vez más cercana a él, sufre al descubrir que sus sentimientos van en una dirección que no puede controlar. Pero justo cuando parecía que María lo había perdido para siempre, reaparece. Lo seduce, lo arrastra de nuevo a ese abismo apasionado, y él —débil, necesitado— cae. Retoman su relación, pero mientras Raúl se entrega con sinceridad, María parece guiada más por los celos y el orgullo que por el amor verdadero.
Mientras tanto, Gema, Joaquín y Teo se mudan a casa de los Merino, pero el niño no logra adaptarse. Choca de inmediato con Julia, y Gema empieza a temer que la convivencia será más dura de lo que imaginaban. Joaquín, cada vez más agobiado, incluso considera renunciar a la adopción y exige que le devuelvan el dinero entregado al sacerdote. La desesperación lo consume. 
En paralelo, Damián y Pedro discuten por la boda, y esto hace que Irene empiece a desconfiar de su hermano. El detective, en un giro sorprendente, le revela a Damián un secreto del pasado de Irene que podría convertirse en un arma poderosa contra Pedro. Damián se mueve con rapidez, despertando sospechas entre los demás.
La alegría de Begoña al reencontrar a Julia tras su huida se ve opacada por una triste verdad: la custodia de la niña ha pasado oficialmente a manos de Damián, decisión que enciende la furia de Digna. Irene, por su parte, evita contarle a Pedro sobre una cena que tuvo con los De La Reina, generando dudas y tensiones.
Luis, abrumado por el fracaso de su perfume, termina aceptando la ayuda de las chicas de la tienda y hasta se disculpa con humildad. Mientras tanto, Floral amenaza con quitarle a Pedro el contrato con Galerías Miranda, noticia que entusiasma tanto a Marta como a Andrés. El ambiente de negocios es tenso, y Marta decide confiarle a su hermano el destino de Fina, aunque este gesto despierta sospechas en su entorno. El conflicto con Pelayo se agrava.
La intriga crece: Pedro, al descubrir que Damián tiene la custodia de Julia, intenta vengarse comprándole sus acciones a María. Ella, confundida y emocionalmente desbordada, acepta. Digna, sin embargo, empieza a dudar, y Pedro intenta convencerla de que esta venta es lo mejor para la niña. Damián y Andrés tratan de detener la operación, pero ya es tarde: el daño está hecho.
Al mismo tiempo, Begoña logra algo crucial: que Julia se reconcilie con Andrés, restableciendo un vínculo importante para la estabilidad de la niña. Y mientras Claudia y Carmen intentan ayudar a Francisca con los apuros económicos de su familia, Manuela toma una decisión inesperada que deja a Gaspar completamente descolocado.
Fermín, conmovido, se despide de todos antes de marcharse para siempre, dejando atrás una etapa marcada por emociones intensas. Su adiós a Luz y Begoña es uno de los momentos más emotivos de la semana.
En el fondo de todo, el regreso de Raúl y María como pareja se convierte en el foco de las miradas. La pasión entre ellos es innegable, pero también lo es el peligro. Él parece cada vez más comprometido, mientras que ella sigue jugando con fuego, incapaz de asumir lo que realmente quiere.
Todo está en juego. Nada será igual después de esta semana.
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