El capítulo de este viernes 16 de mayo en Sueños de libertad marca un punto de inflexión peligroso para Pedro, quien empieza a ver cómo su autoridad, su imagen y sus negocios comienzan a tambalearse bajo el peso de sus propias decisiones. En Perfumerías de la Reina, el ambiente es irrespirable. El contrato con Galerías Miranda pende de un hilo, y Pedro sabe que si se rompe, podría ser el principio del fin para la empresa. Toda su esperanza descansa sobre Luis, el perfumista. Pero lejos de responder con creatividad, compromiso o entusiasmo, Luis se encierra en sí mismo y adopta una actitud cada vez más hosca. Rechaza sugerencias, desoye consejos, y se vuelve insoportable incluso para sus colaboradores más cercanos.
Marta intenta tender puentes con él, pero la negativa constante de Luis bloquea cualquier avance. Pedro, cada vez más impaciente, empieza a perder los nervios. La tensión se transforma en conflicto abierto y todo el proyecto de renovación de imagen peligra. El perfume que debía salvar a la empresa podría, paradójicamente, hundirla.
Mientras tanto, lejos de los aromas y los contratos, Damián toma una decisión irrevocable: se va a Roma. Convoca a Irene y Fermín y les comunica su marcha inmediata. Irene guarda silencio, pero sus ojos hablan. Algo dentro de ella se rompe con esa noticia. Lo que no se atreve a decir en voz alta se instala como un peso en el pecho. Su vínculo con Damián es más profundo de lo que quiere admitir.
Al mismo tiempo, Joaquín, movido por un remordimiento que lo persigue hace tiempo, investiga qué ocurrió con el dinero destinado a una adopción. Las pistas lo llevan a una verdad dolorosa: ese dinero nunca llegó a su destino. Fue desviado, desaparecido en algún rincón oscuro, y la injusticia lo sacude con fuerza. No piensa quedarse de brazos cruzados. Hará todo lo posible por que los culpables paguen.
Pero el personaje que se lleva el protagonismo de este episodio es, sin duda, Pedro. Su comportamiento se vuelve cada vez más cuestionable. En una jugada rastrera, intenta comprarle a María las acciones que pertenecen a Julia. Andrés, al descubrir esta maniobra, estalla de indignación. Considera que Pedro ha cruzado todos los límites. No es solo un abuso de poder; es una traición. Andrés se une a Damián y Marta para frenar el avance del empresario, y todos coinciden en que solo hay una persona que puede ponerle freno: Digna.
Damián se enfrenta a ella y le implora que no permita que Pedro se apodere de las acciones de su nieta. Pero la conversación se desborda. El tono sube, las palabras se vuelven agrias, y la tensión con su futuro cuñado escala peligrosamente. Sin embargo, las palabras de Damián resuenan en la conciencia de Digna. ¿Realmente puede confiar en Pedro? ¿Está dispuesta a dejar en sus manos el futuro de Julia?
En paralelo, Luz se siente cada vez más sola. Luis, absorto en su trabajo, apenas le presta atención. Su obsesión con el nuevo perfume lo aleja de ella emocionalmente. Tras una discusión amarga, Luz se refugia en Begoña. Le cuenta lo que siente, esperando alivio. Begoña, por su parte, se siente algo más tranquila tras la entrega de la tutela de Julia a Damián. Cree que María ha perdido su influencia. Pero ignora que nuevas amenazas se ciernen sobre la niña.
Joaquín y Gema, por su parte, buscan un colegio para Teo. Aunque su deseo es ofrecerle lo mejor, el peso de la responsabilidad empieza a generar dudas. ¿Hicieron bien en asumir la crianza de un niño que no es suyo? La respuesta llega cuando Teo enferma. Joaquín, sin dudarlo, se convierte en un padre protector. Su reacción es tan natural como conmovedora. Descubre en sí mismo una faceta que no sabía que tenía.
Gaspar, por otro lado, observa con preocupación el comportamiento errático de Raúl. Oscila entre la alegría desbordante y la tristeza absoluta. Finalmente, Raúl se sincera: está enamorado, ha comenzado una relación intensa, pero eso le provoca emociones encontradas. Claudia, al enterarse, no puede ocultar sus celos. Aunque intente disimular, Manuela, con su experiencia, lo nota de inmediato. El corazón de Claudia late más fuerte por Raúl de lo que ella misma querría aceptar.
Al final del episodio, Luis se da cuenta de lo que ha perdido. Su empeño por crear una fragancia perfecta lo ha alejado de Luz, la mujer que ama. Y eso, ahora lo entiende, no vale la pena. En un gesto de humildad, reconoce sus errores y da el primer paso para recuperar lo que de verdad importa. Ya no se trata solo de salvar un contrato, ni de lanzar un nuevo producto. Se trata de salvar su relación, su vida, su amor.
Y mientras Luis busca redención, Pedro sigue empeñado en su cruzada personal por controlar la empresa, aunque eso signifique traicionar a su gente, manipular a inocentes y ensuciar su nombre. Pero lo que no sabe es que cada vez más personas están dispuestas a plantarle cara. El empresario que una vez fue temido, ahora empieza a ser visto como una amenaza que hay que detener.
Porque en Sueños de libertad, el verdadero poder no está en los contratos ni en las acciones… sino en la gente que decide luchar por lo que es justo.
¿Pedro logrará su cometido o caerá por su propia ambición? ¿Luis podrá reconquistar a Luz? ¿Y qué decidirá finalmente Digna? El próximo capítulo promete respuestas… y más tormentas.
¿Te gustaría que prepare otro spoiler para el lunes 19 de mayo?