La calma en la casa de los De la Reina se torna cada vez más tensa. Este jueves 15 de mayo, en Sueños de Libertad, los hilos del poder, el amor y la desconfianza comienzan a enredarse peligrosamente, con Digna en el centro de una tormenta emocional que amenaza con arrastrarlo todo.

Marta camina por el pasillo con la mirada fija, aunque su corazón late con incertidumbre. Pelayo la espera. Hay tensión en el aire, pero también un anhelo de reconciliación. Él le propone asistir juntos a una importante reunión en Valencia, una oportunidad para reforzar sus lazos profesionales… y quizás algo más. Pero Marta lo mira con tristeza. Su mente está en otro lugar: Fina. Elige quedarse con ella, dejando a Pelayo con el sabor amargo del rechazo. “Tal vez esto ya no tiene solución”, murmura él con resignación, mientras baja la mirada.

En otro rincón del hogar, Digna intenta desesperadamente conectar con Teo. Le habla con ternura, evocando recuerdos del pasado, anécdotas llenas de amor. Pero el niño guarda silencio. Sus ojos no responden, su corazón parece lejos. Digna siente el vacío crecer entre ambos, y con él, un dolor que no se atreve a nombrar. Teo, más distante que nunca, se convierte en el espejo de una relación que se resquebraja.

Joaquín, sintiéndose incapaz de sostener la situación, acude a don Agustín con noticias devastadoras: él y Digna han decidido no continuar con la adopción. El sacerdote, horrorizado, no puede entender cómo pueden abandonar a un niño que lo necesita todo. La indignación crece cuando Joaquín, sin titubeos, pide que se les devuelva el dinero invertido, como si se tratara de una simple transacción comercial. La fe y la humanidad parecen desvanecerse en esa conversación.

Mientras tanto, Fina le revela a don Pedro que Damián ha asumido la tutoría legal de Julia. El empresario reacciona con dureza: critica a Damián por su falta de experiencia y cuestiona sus capacidades. Pero Digna, firme por primera vez en mucho tiempo, lo defiende: su hijo actúa con honestidad y afecto. Sin embargo, Pedro no ve más que una nueva oportunidad para avanzar en su juego de poder. En su mente ya se dibuja un nuevo plan para adueñarse de más influencia en la fábrica.

La pasión también se hace presente. María y Raúl comparten un instante íntimo, uno que cambia todo. Raúl le confiesa sus sentimientos: no se trata solo de admiración, sino de amor. María, sorprendida y cautelosa, no está segura de lo que siente. ¿Será amor… o solo una vía de escape en medio del caos? Las palabras no dichas y las miradas prolongadas revelan más de lo que ambos están dispuestos a admitir.

En el despacho de Fermín, el sol entra por las ventanas cuando recibe los últimos resultados médicos de Luis. La noticia es alentadora: su salud está completamente restablecida. Es hora de regresar al trabajo. Luis, agradecido, siente el respaldo de su familia. Pero su alegría se empaña más tarde cuando presenta con ilusión un nuevo perfume a Carmen y Claudia. Ellas reaccionan con frialdad, sin emoción. Dolido, Luis se refugia en su despacho, abatido. Ni siquiera los ánimos de Luz logran levantarle el espíritu. Él sabe que algo se ha roto, que la pasión que vertió en ese proyecto no ha sido valorada.

La tensión empresarial se intensifica. Don Pedro le informa a Luis que la competencia ya ha entregado su propuesta a Galerías Miranda. No hay tiempo que perder. En su oficina, don Pedro comienza a mover sus fichas más peligrosas: le propone a María comprarle las acciones que corresponden a Julia. Con ello, le promete la posibilidad de tener más poder para enfrentarse a los De la Reina. María, confundida, no sabe qué responder. Cuando Damián y Andrés se enteran de la oferta, explotan de indignación. Para ellos, Pedro solo está jugando con lo que no le pertenece.

Pero Pedro no se detiene. También le presenta su plan a Digna: comprar esas acciones a cambio de seguridad para Julia. Aunque Digna escucha con atención, su mirada se torna distante. Por primera vez, duda de las verdaderas intenciones de don Pedro. ¿Está realmente interesado en el bienestar de Julia… o solo en su propio beneficio? Esa duda comienza a crecer como una semilla peligrosa en su corazón.

A la par, Begoña actúa como puente entre Julia y Andrés. Con paciencia y cariño, logra que se miren a los ojos, que se tomen de las manos… y se perdonen. El amor y la familia encuentran un respiro entre tantas tensiones.

En la taberna, Manuela sorprende a Gaspar con un gesto inesperado: un abrazo largo, sincero, que rompe con la frialdad y el temor. Ese instante lo cambia todo. Una nueva etapa se abre para ellos, una esperanza en medio de la oscuridad.

Y mientras todo esto ocurre, los conflictos individuales se entrelazan con los grandes movimientos de poder:

• Marta lucha por mantener su independencia, aunque le duela alejarse de Pelayo.

• Pelayo se enfrenta a la posible pérdida de una relación que le daba sentido.

• Digna intenta reconectar con Teo, pero su vínculo se desvanece… y comienza a mirar con desconfianza a Pedro.

• Joaquín muestra su rostro más frío y calculador, enfrentándose a don Agustín.

• Don Pedro avanza con su estrategia para controlar la empresa, usando a todos como piezas de ajedrez.

• María y Raúl se debaten entre el amor naciente y el miedo a perderse.

• Luis se ve traicionado por la indiferencia de quienes más quiere.

• Fermín cierra un ciclo, apoyando a Luis mientras se enfrenta a nuevos retos.

• Carmen y Claudia se preocupan por Francisca y Miguelillo, luchando por darles una oportunidad.

• Manuela y Gaspar finalmente dan el paso que podría unir sus caminos para siempre.

En este capítulo, Sueños de Libertad demuestra que no hay descanso cuando se trata del corazón, del poder o de la verdad. Y cuando Digna empieza a cuestionar las verdaderas intenciones de Pedro… todo puede cambiar.

¿Qué ocurrirá cuando las dudas de Digna se transformen en certezas? ¿Será ella quien desenmascare los planes de Pedro antes de que sea demasiado tarde?

Nos vemos en el próximo avance. Y no olviden: en esta historia, hasta el silencio grita verdades.