En Sueños de Libertad, capítulo 332, la oscuridad cae como un velo sobre la ciudad de Toledo, pero no solo apaga las luces, también destapa sombras mucho más siniestras. La familia De la Reina no lo sabe, pero el enemigo ya se ha colado dentro de su propio corazón empresarial… y actúa sin ser visto.
La noche comienza en la casona, donde la tensión es palpable. El apagón ha sumido a todos en una penumbra extraña, casi simbólica. Raúl, siempre cumplidor, aparece frente a Andrés con una maleta y una decisión tomada. “Si no me necesitan, me voy ya. Mañana les traigo el paraguas.” Andrés lo mira con atención y le pregunta por unos documentos pendientes. Raúl, nervioso, confiesa que lo ha olvidado, pero se ofrece a ir hasta la fábrica en ese mismo instante, a pesar del aguacero. Andrés intenta disuadirlo, pero Raúl insiste. Está decidido a reparar su error, aunque tenga que hacerlo bajo la tormenta.
Mientras Raúl parte, en el comedor Begoña revisa unos papeles, perdida entre pensamientos. Andrés la observa y se le acerca. “¿No vas a dormir?” le pregunta con suavidad. Begoña, con el alma hecha un nudo, le confiesa que el insomnio la abraza. Hablan de la situación con María, de los límites del respeto, de lo insoportable que es fingir distancia cuando lo que los une es más fuerte que cualquier obstáculo. Entonces, en una de las escenas más desgarradoras de la noche, Andrés le confiesa que aún la ama, que su lejanía fue un intento inútil de protegerla. Ella, con el corazón en la mano, le responde: “Lo que siento por ti está por encima de todo… pero tenemos la obligación de renunciar a lo que sentimos.” Begoña se despide, dejándolo solo, vencido por el amor y el deber.
Pero mientras este drama íntimo se desarrolla en casa… en la fábrica, se ejecuta una operación mucho más peligrosa. Gabriel, el misterioso y encantador “primo” recién llegado a la familia, aprovecha la confusión del apagón para ejecutar un plan milimétrico: infiltrarse en la oficina de Irene y robar información clave.
Con sigilo de depredador y pasos calculados, Gabriel se mueve como si conociera cada rincón del edificio. Su objetivo es claro: las rutas de distribución que vio esa misma mañana en manos de Tasio e Irene. Forza la cerradura de la oficina con habilidad y una frialdad escalofriante. Una vez dentro, encuentra la carpeta roja, su botín. Con rapidez, toma fotografías de cada página, asegurándose de no dejar nada por fuera.
Pero justo cuando está por completar su tarea, se escuchan voces acercándose. Tasio y Raúl, iluminando con linternas, entran a la fábrica. Gabriel, con reflejos de gato, toma un bolígrafo del escritorio y se esconde tras la puerta del despacho de Pedro. Cada músculo tenso, cada aliento contenido. Está listo para atacar si lo descubren.
Mientras tanto, Tasio maldice la oscuridad, y Raúl se apura por recuperar los documentos para Andrés. Gabriel escucha cada palabra, cada paso, como si su vida dependiera de ello… y en ese momento, literalmente así es. Tasio encuentra finalmente lo que busca: las rutas de transporte, incluyendo el encargo especial de Luis para el nuevo perfume de Cobeaga. Se las entrega a Raúl y menciona que las del mes siguiente deben estar en el despacho de don Pedro… justo donde Gabriel se esconde.
El pomo de la puerta comienza a girar.
Gabriel se prepara. El bolígrafo ya no es solo un instrumento de escritura, es un arma improvisada. Pero justo entonces, Raúl detiene a Tasio con una frase salvadora: “Don Andrés dice que solo necesita las de esta semana.” Ambos se retiran, sus pasos se alejan y el silencio regresa.
Gabriel exhala por fin. Se asoma desde su escondite y, sin perder el tiempo, toma el teléfono fijo del despacho. Marca un número. Al otro lado responde una voz: “Salcedo.” Gabriel, con la voz firme y calculadora, da la orden: “Mañana habrá una recogida de materiales entre las 9 y las 10 cerca de una empresa en Chinchón. Ya sabes lo que tienes que hacer.” Cuelga. Su rostro se endurece. Esto no era solo un robo de información… es una jugada estratégica dentro de una conspiración mucho más grande.
¿Qué pretende Gabriel? ¿Cuál es su verdadera alianza? ¿Quién es Salcedo y qué papel jugará en el próximo movimiento? Todo apunta a que Gabriel no está solo. Y lo más inquietante: su objetivo final parece ser la destrucción completa de la familia De la Reina… desde dentro.
Mientras la lluvia cae sobre Toledo, nadie sospecha que el enemigo ya está en casa. Y con cada paso, cada foto, cada mentira… Gabriel teje una red de traiciones que puede acabar con todo lo que los De la Reina han construido.
¿Llegarán a descubrirlo antes de que sea demasiado tarde? ¿Podrán Andrés y Begoña salvar lo poco que queda de su amor? ¿Qué hará María cuando todo esto explote?
Lo cierto es que Sueños de libertad se acerca a un punto de no retorno. El próximo capítulo promete revelaciones explosivas, traiciones inesperadas y decisiones que marcarán el destino de todos.
Y tú, ¿estás listo para descubrir la verdad que se esconde tras el apagón?