Las cartas se reparten nuevamente en la compleja partida de poder que se juega en Sueños de Libertad. En el capítulo 309, cada personaje mueve sus piezas con precisión, tensión y secretos que van escalando. María, firme en sus decisiones, lanza un ultimátum que lo cambiará todo: o Andrés saca a Begoña de su vida, o venderá las acciones… y no precisamente a quien él espera.
La jornada comienza con un momento de luz y ternura. Julia regresa radiante de su función teatral, donde brilló con fuerza: la escenografía, su actuación, todo fue un éxito. Orgullosa, recibe los elogios de María, quien no solo le consiguió el papel, sino que ahora parece tener nuevos planes con las acciones que pertenecen a su hija. Mientras todos celebran, María introduce una sombra en medio del júbilo: revela que Brosa le ha hecho una oferta interesante por esas acciones. Se retira con una frase inquietante: “Las cosas se están poniendo muy interesantes”. No es una advertencia, es una declaración de guerra.
En el dispensario, la rutina médica se entremezcla con la preocupación: el pequeño Teo llega enfermo. Luz lo revisa con calma y profesionalismo. Aunque tiene fiebre leve y algo de infección, no es grave. Pero su fragilidad despierta algo en Luz: un deseo de protegerlo, de cuidarlo como si fuera suyo. Teo, aún en duelo por la muerte de su madre, se aferra al pañuelo con su aroma. Gema y Kin, absorbidos por el trabajo, no pueden quedarse con él, y el niño permanece bajo la mirada atenta de Luz.
Mientras tanto, don Pedro charla con su hermana Irene sobre Digna, quien no está dispuesta a dejar que las acciones salgan del núcleo familiar. Pedro intenta convencerla de que él será parte de esa familia, pero la desconfianza se mantiene. Irene le advierte: su ambición puede terminar perjudicando a Mateo.
En la oficina, Marta y Tacio felicitan a Luis: su propuesta de perfumería, condos fragancias adaptadas por edad, ha sido un triunfo. El contrato está firmado y la producción se duplicará. Luis, más maduro, agradece el apoyo del equipo, reconociendo que no habría logrado nada sin ellos. Este gesto de humildad sorprende a Marta, que sin embargo sigue tensando la cuerda con don Pedro, especialmente cuando él se atribuye el mérito de los avances en la empresa.
En la cocina, Gema y Kin reflexionan sobre la salud de Teo. Gema, angustiada, sabe que el niño necesita más atención emocional que médica. Kin intenta consolarla, pero es Luz quien tiene el mayor impacto: conecta con el niño, le presta un libro de anatomía básica y le despierta una vocación. En ese vínculo naciente hay algo más profundo: una chispa que podría cambiar ambos destinos.
Pero en la casa de los Merino, la conversación gira en torno a una sola cosa: las acciones. ¿Por qué Jesús las dejó a María? Digna, siempre con un plan, informa que tanto Pedro como Damián han hecho ofertas. María, sin embargo, juega con ventaja: también ha contactado con Brosa. La carrera por el poder se intensifica. Damián incluso sugiere que podrían usar terrenos con valor potencial para conseguir el capital necesario. Pero la sombra del conflicto crece: si Digna se casa con Pedro, podría cambiar todo el equilibrio.
La presión no tarda en estallar. Damián lanza una amenaza disfrazada de consejo a Andrés: debe intervenir, seducir a María si es necesario, para impedir que venda. Lo presiona con una crueldad familiar, exigiendo lealtad. Andrés, atrapado entre la obligación y el amor verdadero que aún siente por María, queda en una encrucijada emocional. El chantaje está sobre la mesa: o recupera su lugar junto a ella, o toda la familia podría perderlo todo.
Y María no se queda atrás. Decide jugar su carta más fuerte. Llama al padre de Mateo para anunciarle que Brosa también está en la competencia. La furia no tarda en llegar: él se siente humillado, fuera del juego. La tensión sube aún más cuando María exige a Andrés una decisión radical: si quiere tener alguna influencia sobre las acciones, debe sacar a Begoña de su vida. Ya no hay lugar para dudas ni para juegos. María está dispuesta a vender… y not a cualquiera, sino al mejor postor, aunque eso signifique romper con todos.
En paralelo, en la tienda, las chicas se ilusionan con una posible venta importante en un barrio acomodado de Madrid. Luis les da la buena noticia de un bono que podrán gastar como agradecimiento de Miranda, lo que renueva los ánimos. Pero hasta en este ambiente más ligero, la sombra de la inestabilidad ronda: una de las trabajadoras sigue intentando conseguir trabajo para su esposo, sin éxito. Carmen siempre responde con evasivas, algo que ya despierta sospechas.
De regreso en el núcleo empresarial, Marta presenta el nuevo diseño de empaque a don Pedro. Todo está listo para enviarlo a Miranda. Pedro intenta apropiarse del mérito, pero Marta lo confronta sutilmente: le recuerda que cuando ella dirigía, también hubo éxito. La incomodidad es evidente. Pedro ofrece brindar, pero Marta se retira. No hay celebración que valga si la justicia no se reparte.
Y mientras todo esto sucede, Julia observa el horizonte, silenciosa. Sabe que está en medio de una guerra que no eligió, pero que terminará marcando su destino. La decisión de su madre sobre las acciones afectará su futuro. ¿Quién tomará el control? ¿María se mantendrá firme en su amenaza? ¿Andrés será capaz de romper con Begoña por la ambición de su padre?
Lo único claro es que en Sueños de Libertad, los intereses se entrelazan con los sentimientos y la traición acecha detrás de cada sonrisa. El capítulo 309 es una bomba de relojería emocional: alianzas, amenazas, chantajes y decisiones que alterarán todo lo que creíamos seguro. María ha hablado… y ahora todos tiemblan.