La tensión en el despacho es palpable cuando Pelayo encara a su madre tras la inesperada confrontación con Marta. Su madre, con una sonrisa irónica, no tarda en cuestionar sus verdaderas intenciones. “¿De verdad creíste que podrías casarte con una mujer sin carácter?” le lanza con sarcasmo. Pelayo, aún frustrado, admite que Marta tiene una personalidad fuerte, algo que, en realidad, le atrae. Sin embargo, su madre no se detiene ahí y lanza una advertencia que lo deja inquieto.
Para Fina, está claro que su hijo ha cometido un grave error: subestimó a Marta. No esperaba que la mujer dispuesta a casarse con él fuera inteligente, perspicaz y con aspiraciones propias. Pelayo, incómodo ante el comentario, intenta defender su decisión asegurando que su matrimonio es tanto un movimiento estratégico como una cuestión personal. Marta es ambiciosa y sabe que la unión beneficiará a ambos, tanto en los negocios como en su carrera política.
Pero su madre no se deja convencer con facilidad. Con una mirada penetrante, le pregunta directamente si le ha contado a Marta toda la verdad sobre su pasado. Pelayo se tensa, su mandíbula se endurece, pero evita responder. Fina insiste: si Marta alguna vez descubriera su secreto, o peor aún, si su matrimonio no funcionara, ella podría destruirlo. Él se aferra a su confianza en Marta, convencido de que no lo traicionará porque también pondría en riesgo su propio futuro.
Sin embargo, Fina conoce bien los peligros de un matrimonio basado en conveniencia. Advierte a su hijo que, tarde o temprano, Marta se sentirá sola. No tendrán hijos y habrá noches en las que ella extrañará el calor de un verdadero afecto. Pelayo, ahora irritado, se pone de pie y exige que su madre deje de hacer insinuaciones. “Si tienes algo en contra de Marta, dilo de una vez,” le espeta.
Pero Fina no tiene nada contra Marta. De hecho, le agrada. Y precisamente por eso no entiende qué la motiva a casarse con su hijo. Hay muchos hombres ricos y poderosos en el mundo, entonces, ¿por qué él? La pregunta queda en el aire, dejando a Pelayo con una inquietud que no puede ignorar.
El matrimonio está en camino, pero la sombra de la duda y los secretos amenaza con destruirlo antes incluso de que comience. ¿Podrá Pelayo mantener su doble vida oculta? ¿O será Marta quien, con su inteligencia, descubra la verdad y cambie el juego a su favor?