En La Promesa, los secretos estallan como pólvora en los pasillos del palacio, y esta semana llega una revelación que cambiará para siempre la relación entre María Fernández y el padre Samuel. ¿Quién fue realmente el culpable de alertar al obispado sobre la conducta del sacerdote? ¿Y por qué esa traición ha sacudido hasta los cimientos emocionales de nuestros personajes? Prepara el corazón, porque lo que viene es una bomba.

Todo comienza con esas misteriosas cartas que el padre Samuel ha recibido del obispado. Primero una advertencia, luego una amenaza de excomunión. El escándalo crece como la espuma, y en el Palacio de los Luján nadie sabe ya en quién confiar. Lo que parecía una sanción protocolaria se convierte rápidamente en un terremoto emocional que arrastra a todos.

María, profundamente enamorada de Samuel, ha defendido al sacerdote con uñas y dientes. Su actitud, casi desafiante, ha despertado sospechas. Algunos incluso se preguntan si la mezcla del linimento con láudano —el mismo que provocó el nuevo brote de locura de Eugenia— también ha alterado el juicio de la joven Fernández. ¿Está María actuando bajo los efectos de esa sustancia? ¿O es su amor lo que la ciega y la impulsa a defender lo indefendible?

El marqués de Luján ya ha tomado cartas en el asunto. Le ha comunicado a Catalina, su hija, que Samuel no puede oficiar el bautizo de sus mellizos. Una decisión dura que ha puesto aún más tensión sobre una ceremonia que, por si fuera poco, terminó envuelta en caos y sangre. Martina, por su parte, ausente del bautizo por una pelea con su prometido San Jacobo —alias “el empanado”, según la broma popular que corre por los pasillos—, aprovecha su regreso al palacio para hacer un movimiento estratégico.

Martina transmite a Rómulo un mensaje fulminante de Catalina: Petra Arcos debe ser despedida inmediatamente. ¿La razón? Catalina la señala como la principal responsable de que el obispado iniciara el proceso de excomunión contra Samuel. Todo parece apuntar a Petra… pero ¿es ella la verdadera culpable?

Aquí es donde la historia da un giro inesperado.

Esta semana, según adelantos de Televisión Española, el propio padre Samuel confesará a María quién fue realmente el delator. Y la respuesta hará que a María se le hiele la sangre.

Durante semanas, los rumores han señalado a Leocadia, la eterna “postiza” del palacio, como la artífice de esta jugada sucia. Después de todo, ya fue capaz de filtrar a la prensa secretos de los Luján. Su historial no la deja bien parada. Sin embargo, esta vez, el dedo apunta en otra dirección.

¿Y si fue el propio Samuel quien escribió al obispado?

Puede parecer una locura. ¿Por qué un sacerdote se denunciaría a sí mismo? Pero si lo pensamos bien, tiene todo el sentido del mundo. Desde que conoció a María, Samuel ha sido un mar de dudas. Su vocación se tambalea, su corazón está en guerra. ¿Y si esta era la única forma de liberarse de una vida que ya no siente suya? Al abrir él mismo el proceso en su contra, consigue lo que no se atreve a decidir: alejarse del sacerdocio sin dar el paso activamente.

María, al enterarse, se queda sin palabras. La confesión la desarma, la deja rota. Durante todo este tiempo pensó que el enemigo estaba fuera, en Petra, en Leocadia… pero la traición vino desde dentro, desde la persona a la que más ha amado y protegido. Y ahora no sabe si fue un acto de cobardía… o de amor.

Esta revelación reconfigura completamente las alianzas dentro del palacio. Rómulo empieza a dudar de la versión de Catalina, mientras que Petra se defiende con fiereza. Si no fue ella, ¿cuánto tiempo más tendrá que soportar la acusación? ¿Será finalmente reivindicada? ¿O alguien más pagará las consecuencias?

Todo esto sucede mientras la familia Luján sigue lidiando con sus propios conflictos: la tensión entre Catalina y Adriano tras el accidente; la herida emocional que deja el nuevo episodio de Eugenia; y los roces entre Martina y su prometido, que prometen más capítulos de alta tensión.

Pero nada, absolutamente nada, supera el impacto de esa confesión entre Samuel y María. Porque no se trata solo de una carta. Es una decisión que pone en jaque la fe, el amor y la identidad de ambos.

Esta semana será crucial. Se avecinan nuevos enfrentamientos, decisiones drásticas y quizás la ruptura definitiva de una de las relaciones más intensas de toda la serie.

Y tú, ¿crees que Samuel actuó por amor o por desesperación? ¿Podrá María perdonarlo? ¿Y qué consecuencias traerá esta verdad para el futuro del sacerdote… y para el de ella?

La Promesa vuelve a demostrar por qué es mucho más que una telenovela. Es una historia de pasiones, secretos y decisiones que, como esta, pueden marcar un antes y un después.

Prepárate, porque esta vez, la verdad duele. Y mucho.