En Sueños de Libertad, el capítulo 342 nos regala uno de los momentos más esperados y emotivos: la consagración definitiva de Luis y Cristina como creadores de una verdadera obra maestra. En medio de la incertidumbre, el riesgo y las expectativas desbordadas, el nuevo perfume que ambos han desarrollado es presentado por segunda vez al imponente y exigente Alonso Cobeaga. ¿El resultado? Un giro que marca un antes y un después en la historia de la familia Reina.
Todo comienza en una sala impregnada de nervios, donde el silencio solo es interrumpido por los pasos de Alonso Cobeaga, dispuesto a oler por segunda vez lo que podría convertirse en el corazón de su nueva línea. La primera versión no había estado a la altura, y la tensión es palpable: Cristina y Luis saben que esta podría ser su última oportunidad.
Luis rompe el hielo con una mirada confiada: “Esperamos que esta vez lo hayamos logrado.” Cristina, a su lado, guarda la respiración, consciente de que han dejado el alma en esta fórmula. Cobeaga, con la elegancia fría que lo caracteriza, toma el frasco y lo acerca lentamente a su nariz. Todos esperan.
Y entonces ocurre: una chispa de emoción se dibuja en su rostro. Sus ojos se cierran apenas por un instante y al abrirlos, algo en él ha cambiado. “Esto… esto no es solo un aroma,” murmura. “Esto es un viaje. Una entrada a otro mundo.”
La descripción que hace es poética y detallada: habla de una primera explosión de alegría, vitalidad y energía luminosa. Pero lo que verdaderamente lo sorprende —y conquista— es ese rastro inesperado de melancolía en el fondo, ese susurro triste y elegante que parece quedarse flotando en el aire. “Es un desafío emocional,” dice. “Una contradicción hermosa. Como esas segundas oportunidades que nadie espera pero todos merecen.”
Luis, con humildad, explica que esa era precisamente la intención: crear algo que no solo hable de éxito, sino también de renacimiento. Y Cobeaga, impresionado, no puede evitar preguntar: “¿Cómo han logrado esta complejidad?”
Es Cristina quien da la respuesta definitiva. “Usamos Olivanum, una resina extremadamente rara. Arriesgada. Difícil de trabajar. Pero vale la pena.” Su explicación no solo revela el talento técnico, sino también el coraje de ambos para tomar caminos inciertos con tal de alcanzar la excelencia.
Alonso Cobeaga los mira con respeto. Se toma unos segundos, gira el frasco en la mano como si estuviera sosteniendo un tesoro y sentencia con una sonrisa sutil: “Felicidades a los dos. Es perfecto.”
Pero el momento más revelador llega cuando Cobeaga lanza una reflexión inesperada: “La moda grita. El perfume susurra. Y ustedes han logrado un susurro que se queda en la memoria.” Con esta frase, deja claro que lo que han creado Luis y Cristina va más allá del marketing: es arte.
Y aunque Marta y Fina no están físicamente en esa sala, sus influencias están presentes. Marta, como gran visionaria de la firma, es quien creyó en el talento de Cristina desde el inicio. Y Fina, desde su lugar, representa la tradición y los valores que siguen latiendo detrás de cada proyecto de la familia Reina.
Este logro no solo sella el talento de Cristina y Luis, sino que coloca a la empresa en el centro de una revolución sensorial que puede abrirles puertas inimaginables. Es una victoria profesional… pero también profundamente personal.
Así concluye este capítulo, con una frase que no solo resume un éxito, sino que emociona profundamente:
“Felicidades a los dos. Es perfecto.”
Porque en Sueños de Libertad, los verdaderos logros no se miden solo en cifras… sino en emociones que trascienden. ¿Qué nuevas puertas se abrirán tras este hito? ¿Qué conflictos emergerán ahora que el perfume ha conquistado a todos? Los próximos capítulos prometen más intensidad que nunca.
💥 No te lo pierdas.