En el capítulo 339 de Sueños de Libertad, los lazos familiares que han sido ignorados durante años regresan con fuerza, y lo hacen en forma de reproche, ironía y verdades que duelen más que cualquier traición. La conversación entre Damián y Tasio, que en un principio debía centrarse en cuestiones empresariales, acaba destapando viejas heridas emocionales y una relación padre-hijo marcada por el abandono y el silencio.
Todo comienza cuando Damián propone contratar a Gabriel como abogado permanente de la empresa, motivado por la reciente crisis del atropello que expuso las carencias de los abogados externos. Necesitan a alguien de confianza, eficaz, y Gabriel, según él, ha demostrado tener las cualidades necesarias. Pero no será tan sencillo como hacer una simple contratación. Damián necesita llevar la propuesta a votación dentro de la junta directiva y para ello necesita apoyos… entre ellos, el de Tasio.
Tasio, desconcertado, no entiende por qué un contrato menor requiere tanto trámite. Damián entonces lanza la bomba: Pedro Carpena se opone tajantemente a que Gabriel entre a formar parte oficialmente de la empresa. ¿El motivo? “Su apellido.” Así, sin más. El hecho de que Gabriel lleve el apellido de la familia Reina lo convierte automáticamente en una amenaza a ojos de Pedro. Pero a Tasio no le convence ese argumento y, con calma, afirma que lo importante no es el nombre que lleva, sino lo que ha demostrado ser capaz de hacer.
Es en ese punto que la conversación toma un giro personal, profundo e inesperado. Tasio, herido pero templado, lanza una frase que corta el aire como un cuchillo:
“Qué irónico, ¿no? Que venga usted ahora a pedirme mi voto. Y cuando me presentó a mi primo, no se atrevía a decir que yo era su hijo.”
Con esa frase, Tasio desentierra una verdad que todos conocen pero pocos mencionan en voz alta: la negación sistemática de Damián de reconocerlo como su hijo. En público, en privado, en todos los círculos sociales, Tasio ha sido siempre “el primo”, nunca “el hijo”. Y ahora, que Damián necesita su voto, su apoyo y su lealtad, de repente le reconoce un valor que nunca antes le concedió.
Damián, incómodo pero intentando mantener el control, apela al sentido de responsabilidad de Tasio. Le recuerda que la empresa también es suya, que ambos deben pensar en el futuro del negocio. Y, sobre todo, que espera que Tasio ya haya madurado lo suficiente como para distinguir lo personal de lo profesional. Un intento torpe de manipulación emocional que, sin embargo, no logra apagar la llama de lo que Tasio siente por dentro.
A pesar del dolor, Tasio acepta votar a favor de Gabriel. No lo hace por Damián, ni por una necesidad de reconocimiento paterno que sabe que no llegará. Lo hace porque Gabriel ha demostrado ser eficaz, sensato y útil para la empresa. Y porque él, Tasio, ya no necesita la aprobación de nadie para saber lo que vale. En sus propias palabras: “Un apellido no debe ser motivo de preocupación.” Con eso, le cierra la puerta a la lógica de Pedro… y también, de algún modo, le deja claro a Damián que él no será como su padre: no discriminará ni juzgará por linajes.
Damián, satisfecho por haber conseguido el voto, no puede evitar lanzarle un elogio: “Eres un hombre cabal, con las ideas claras.” Pero esas palabras llegan demasiado tarde. Porque Tasio ya ha visto detrás del telón, y sabe que ese reconocimiento solo aparece cuando hay algo que ganar. La herida sigue abierta, y aunque haya acuerdos por el bien de la empresa, la distancia emocional entre padre e hijo sigue marcada por años de negación.
La escena termina con Damián dejando a Tasio a solas, con un aire de triunfo contenido. Ha conseguido su propósito empresarial, sí. Pero ¿a qué costo?
El daño emocional que ha infligido durante años no se borra con una conversación. Y ahora que Tasio ha demostrado que puede tomar decisiones firmes sin depender de su padre, la relación de poder entre ellos ha cambiado para siempre.
Este capítulo no solo revela los movimientos estratégicos de la familia Reina en el mundo empresarial, sino que abre un nuevo capítulo en el drama familiar que arde en silencio desde hace tiempo. Tasio ha hablado, ha reclamado su lugar y ha puesto un límite. Y eso, en un universo donde todo se negocia, es el primer paso hacia una posible revolución interna.
💥 Spoiler cargado de tensión emocional
👉 ¿Podrá Damián seguir manipulando sin que se le revuelvan los fantasmas del pasado? ¿Está Tasio preparado para ser más que un voto útil?
No te pierdas el próximo episodio de Sueños de Libertad, donde las familias no siempre salvan… a veces destruyen.