En este episodio cargado de tensión y estrategia silenciosa, Sueños de libertad nos lleva al centro de una delicada negociación legal que podría costarle muy caro a Perfumerías de la Reina. Damián y Gabriel se sientan frente a frente, como dos estrategas que saben que cualquier paso en falso podría convertirse en un escándalo mediático.
Todo comienza con una simple pregunta de Damián: “¿Alguna novedad sobre el caso del atropello?” Gabriel, siempre calculador, le informa que la aseguradora ha admitido la culpa parcial del conductor, pero se niega a pagar más allá del mínimo estipulado. Sin embargo, no se detiene ahí.
Mostrando su aguda visión, Gabriel plantea una hipótesis inesperada: ¿y si el peatón, el señor Salcedo, provocó el accidente? Aunque no lo acusa directamente, sugiere que podría haber una motivación oculta detrás del suceso. Pero tras investigar el perfil de Salcedo —funcionario público, soltero, sin deudas— Gabriel descarta que sea un estafador oportunista. Lo ve como un hombre herido emocionalmente, indignado por lo ocurrido, y no como alguien que busque dinero fácil. “No quiere enriquecerse. Solo quiere que alguien pague por lo que le pasó,” resume.
Con este análisis psicológico sobre la mesa, Gabriel propone un plan arriesgado pero astuto: hablar directamente con Salcedo, sin intermediarios, sin abogados. “Si mandamos a un abogado, se va a cerrar en banda. Se va a sentir atacado. Pero si voy yo, como alguien que entiende su dolor, tal vez logre hacerlo entrar en razón.”
Damián, inicialmente reticente, plantea que tal contacto debería manejarlo el equipo legal de la empresa. Sin embargo, Gabriel contraataca con lógica implacable: un enfoque formal y jurídico solo empeoraría las cosas. Lo que Salcedo necesita es una conversación sincera, humana, sin amenazas ni tecnicismos. “Déjame intentarlo. No perdemos nada. Si no funciona, pagamos lo que pide. Pero al menos habremos intentado evitar una fortuna.”
Lo que realmente convence a Damián no es solo la frialdad con la que Gabriel calcula cada paso, sino también la decepción con el ineficaz manejo del asunto por parte de Pedro Carpena. La paciencia se le agota y necesita resultados.
Damián, cediendo finalmente, le entrega el expediente completo a Gabriel. Es un acto de confianza, pero también una señal de que está dispuesto a todo para evitar un desastre. “Instálate en la galería, ahí tendrás tranquilidad para trabajar. Este asunto ya es tuyo,” le dice, marcando un nuevo nivel de complicidad entre ambos.
Pero… ¿qué hay realmente detrás de este acercamiento de Gabriel? ¿Busca resolver el conflicto o ganar puntos en la empresa? ¿Es solo un abogado hábil, o hay algo más oscuro en su interés por meterse tan de lleno en los asuntos de los Reina?
En este capítulo, los temas del poder, la manipulación y las negociaciones en la sombra se entretejen con la fragilidad de la reputación. Un solo movimiento en falso podría arruinarlo todo. Gabriel sabe cómo jugar sus cartas, y Damián está dispuesto a apostarlo todo por una solución rápida.
💥 ¿Aceptará Salcedo negociar cara a cara? ¿Podrá Gabriel calmar su furia? ¿O se desatará un nuevo escándalo que comprometerá a la empresa y a todos los implicados?
No te pierdas el próximo capítulo de Sueños de Libertad, donde cada conversación puede cambiarlo todo y donde los secretos y las estrategias se libran tanto en los despachos… como en los silencios.
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