En el capítulo 307 de Sueños de Libertad, la tensión entre Marta y Pelayo alcanza un punto sin retorno. Lo que comenzó como un acuerdo de conveniencia, ahora se ha convertido en una prisión emocional donde ya no hay espacio para el entendimiento mutuo.
La discusión entre ambos arranca con un intento de reconciliación, pero sus palabras se tornan cuchillas. Pelayo se siente cada vez más marginado, acusado de querer imponer su voluntad. Marta, firme, defiende con uñas y dientes su autonomía. “No nos casamos para que tú tomes decisiones sobre mi vida”, le dice con frialdad, marcando un límite que Pelayo ya no puede traspasar.
Cuando Pelayo propone un acercamiento, lo hace con una propuesta envenenada: una invitación a Valencia, a la que Marta responde con la misma dureza. Él trata de convencerla con entradas para un espectáculo, incluso menciona que dormirían en un hotel, pero sus palabras suenan vacías. Ya no hay complicidad, solo confrontación.
Marta tiene otros planes. Y no está sola. 
Mientras Pelayo intenta rescatar lo que queda de su matrimonio, Marta ya ha decidido con quién quiere compartir sus días y sus noches: Fina. Sin culpa ni dudas, confiesa que irá al espectáculo con ella y que se hospedarán en un hotel juntas. “Sí, dormiré en un hotel con Fina”, dice sin mirar atrás, con la convicción de quien finalmente ha encontrado el amor sin condiciones.
Pelayo, al oírlo, comprende lo que se ha negado a aceptar durante tanto tiempo: algo se ha roto para siempre. Ya no hay marcha atrás.
A YouTube thumbnail with maxres quality
Marta habla desde un lugar de claridad. Sabe lo que quiere, y más importante aún, sabe lo que no quiere. “Fina está conmigo por amor, no por ambición”, le explica a Pelayo. “Ella no sueña con casas de lujo. Me quiere tal como soy.”
Estas palabras, simples pero contundentes, resuenan con fuerza. Marta no solo está eligiendo a Fina. Está eligiéndose a sí misma. A su libertad. A una vida sin fingimientos ni pactos vacíos.
El episodio cierra con una sensación agridulce: el fin de un acuerdo disfrazado de amor, y el comienzo de una historia real, sincera, imperfecta… pero libre. Marta y Fina avanzan, mientras Pelayo queda atrás, mirando cómo se aleja aquello que nunca supo cuidar.
Y tú, ¿qué harías si el amor llamara a tu puerta cuando menos lo esperas?
Sueños de Libertad lo deja claro: en la libertad también se sueña. Y a veces, ese sueño tiene nombre de mujer.