En los capítulos 139 y 140 de Sueños de libertad, el amor entre Marta y Fina llega a un punto de inflexión definitivo, marcado por el dolor, la esperanza y una propuesta que podría cambiarlo todo. Lo que parecía una historia de amor imposible comienza a transformarse en una de las decisiones más valientes que se han visto en la serie.

Todo comienza cuando Marta le propone a Fina marcharse juntas a Barcelona, dejarlo todo atrás y empezar una nueva vida. Pero Fina, rota por dentro, le confiesa que no puede. No porque no la ame, sino porque no puede abandonar a Jaime, su marido, que está gravemente enfermo. Durante semanas ha guardado silencio, respetando su promesa de acompañarlo hasta el final. Nadie lo sabía, y ahora, por fin, lo dice en voz alta: Jaime se está muriendo.

Marta, dolida por no haberlo sabido antes, intenta comprender, pero le cuesta. Ve en esa decisión una renuncia a su amor, y le reprocha su frialdad. La tensión entre ambas crece, hasta que Fina le cuenta toda la verdad: Jaime sufre una enfermedad incurable, un tumor inoperable. Anoche lo encontró tirado en el suelo, casi sin vida. La situación ya no puede ocultarse más.

Entonces llega el momento más doloroso. Jaime decide reunir a la familia y contar la verdad: “Me estoy muriendo”, confiesa, y el silencio se apodera de todos. Marta, devastada, entiende por fin la magnitud de lo que Fina ha estado soportando. Y al mismo tiempo, siente que pierde a la mujer que ama.

Fina le ruega que no la odie, que comprenda que no puede abandonarlo. Marta llora. Aún con todo el amor que siente, no puede obligarla a dejar atrás su compromiso. Se piden perdón mutuamente. Fina admite que no supo cómo contarle todo, y Marta reconoce que su reacción fue egoísta. “Te quiero muchísimo. Y me duele pensar que tengo que alejarme de ti justo cuando más te necesito”, dice Marta con la voz quebrada.

Pero entonces, ocurre lo inesperado.

Marta, en un acto de amor inmenso, reúne a Fina y a Jaime para proponer una solución impensada: irse los tres a Barcelona. Dejar atrás la casa, los secretos, el juicio social. Construir algo nuevo. Un lugar donde Marta y Fina puedan estar juntas… y Jaime no tenga que morir solo.

Jaime, conmovido, se resiste al principio. Cree que sería un estorbo, una carga. “No quiero que arrastren a un moribundo con ustedes”, dice, tratando de ocultar las lágrimas. Pero ambas mujeres le hacen ver lo contrario. “Tú no eres un lastre, Jaime. Eres parte de esta historia”. Fina le recuerda que ella está dispuesta a quedarse con él hasta el final, pero que no quiere renunciar al amor. Y Marta le pide que lo haga, aunque no sea por él, al menos por ella. Porque lo quiere. Porque lo necesita. Porque no está dispuesta a dejarlo morir solo.

Y entonces, con la voz temblorosa y los ojos llenos de emoción, Jaime responde: “Me iré con vosotras”. Un suspiro de alivio lo envuelve todo. Es una decisión valiente, inesperada, y profundamente humana.

Así terminan los capítulos: con una nueva posibilidad, una huida convertida en acto de amor, una familia atípica que desafía las normas para abrazar la vida… incluso cuando esta se acerca al final. Marta y Fina podrán estar juntas. Jaime no morirá solo. Y lo que comenzó como una despedida… podría ser un nuevo comienzo.

En Sueños de libertad, el amor no siempre es fácil, pero a veces, cuando tres corazones se abren al mismo tiempo, puede salvarse hasta lo que parecía perdido.