La soledad es un monstruo silencioso que se cierne sobre María, y en el próximo capítulo de Sueños de Libertad, ella estará dispuesta a enfrentarlo con uñas y dientes. Lo que comienza como una punzada de celos, se convertirá en una decisión irrevocable: María no está lista para perder a Raúl… y luchará con todo lo que tiene para recuperarlo, aunque eso signifique enfrentarse a sus propios errores y, quizás, destruir lo que otra ya está construyendo.

Todo comienza con un gesto tierno y aparentemente inocente: Claudia, conmovida por la tristeza que notó en Raúl, decide buscarlo para animarlo. Con un pequeño regalo en la mano —un cochecito a escala que él siempre ha soñado tener—, Claudia aparece en casa de los Reina, decidida a regalarle algo más que una sonrisa: un momento de comprensión y afecto desinteresado. Al verla, Raúl se sorprende. “Tu tía ha salido”, dice con amabilidad, pero Claudia rápidamente le aclara que no ha venido por ella… sino por él.

Raúl, aún incrédulo por el gesto, se muestra agradecido pero también desconcertado. No está acostumbrado a que alguien piense tanto en él. Claudia, con dulzura, le explica que simplemente pasó por una tienda, vio el coche de sus sueños en miniatura y pensó en él. No esperaba nada a cambio, solo quería verlo sonreír. Raúl, visiblemente emocionado, se siente comprendido como pocas veces.

Lo que ninguno de los dos imagina es que María los ha escuchado desde el pasillo. Cada palabra, cada risa, cada gesto… han sido dagas invisibles que se clavan en su pecho. La rabia se mezcla con la tristeza y los celos hierven en su interior. Cuando Claudia se despide, María entra a la habitación con una sonrisa cargada de veneno. “¿No estás un poco grande para jugar con cochecitos?”, lanza, intentando parecer graciosa, pero dejando claro su disgusto.

Raúl, siempre mesurado, responde con ironía: “Y demasiado pobre para tener uno de verdad.” Intenta marcharse, incómodo, pero María lo detiene. Sabe que se equivocó la última vez que hablaron, y no quiere dejar pasar otra oportunidad. Le pide perdón con sinceridad. Admite que descargó en él una furia que no merecía, y que lo lamenta profundamente. Raúl, aún herido, asiente. “Está olvidado”, dice con frialdad. Pero cuando ella le pregunta si aún está dispuesto a seguir enseñándole a conducir, él responde que sí… aunque pensaba que ella querría distanciarse.

Con una mezcla de timidez y picardía, María sugiere que mientras cada uno se mantenga en su asiento, no hay problema. Es solo una clase de manejo, ¿no?

Poco después, ambos se encuentran nuevamente en el coche. Raúl le da indicaciones, María sigue sus consejos. Entre aceleradas, frenadas y sonrisas contenidas, hay algo más que se pone en marcha: un reencuentro emocional que ninguno de los dos sabe bien cómo manejar. Al final de la lección, ella lo mira con dulzura y le dice que echará de menos esos momentos. “Contigo no tengo que fingir”, le confiesa. “Me siento comprendida, algo que no me ocurre en esa casa… allí me siento invisible.”

Raúl escucha en silencio, sintiendo el peso de las palabras de María. Ella continúa, con la voz entrecortada: “A veces creo que eres el único que disfruta de mi compañía. Tú tienes a Claudia… yo, a nadie.” Esa última frase le cambia el gesto a Raúl. No sabe qué decir. Intenta minimizar la relación con Claudia, asegurando que solo son amigos. Pero María no está convencida. Cuestiona los regalos, las miradas, los silencios compartidos. “¿Y tú crees que ella solo te ve como un amigo?”, lanza con una mezcla de rabia y miedo.

La tensión aumenta. María se atreve a ser directa, insinuante, intensa. “No tengo que recordarte lo que pasó entre nosotros…”, dice con voz baja. Raúl intenta defenderse, recordándole que fue ella quien pidió distancia. Pero lo que nadie espera es lo que sigue: María se lanza y lo besa, decidida a romper la barrera que ella misma construyó. “Mañana será otro día”, susurra entre besos. Lo que empieza como un momento de duda, estalla en pasión.

¿Pero qué está buscando realmente María? ¿Redención? ¿Amor verdadero? ¿O solo no soporta ver que alguien más pueda darle a Raúl lo que ella misma no supo valorar a tiempo?

Mientras el beso se intensifica, una pregunta queda flotando en el aire: ¿Está Raúl atrapado entre dos afectos sinceros? ¿Será capaz de ver lo que hay detrás del gesto impulsivo de María, o cederá a una historia que aún lo hace temblar?

Y lo más inquietante de todo… ¿Qué pasará cuando Claudia descubra la verdad?

El próximo episodio de Sueños de Libertad promete ser una tormenta emocional. María ha decidido que no renunciará a Raúl, y está dispuesta a jugar todas sus cartas, incluso las más arriesgadas. Lo que ella aún no sabe es que el amor, cuando se fuerza, puede terminar rompiéndose en mil pedazos.

Déjanos en los comentarios qué crees que pasará. ¿Con quién se quedará Raúl? ¿Se dejará llevar por la pasión, o elegirá la calma de un nuevo comienzo? Muy pronto lo descubriremos. Porque en Sueños de Libertad, nadie ama sin pagar un precio.

¿Quieres que prepare el spoiler del próximo capítulo con base en lo que podría pasar después de este momento entre María, Raúl y Claudia?