En el capítulo 301 de Sueños de libertad, la tensión entre Marta y Fina alcanza un punto de quiebre. La escena comienza con Marta dejando ver su creciente frustración: comenta que la casa se siente helada, tanto por el ambiente físico como por el emocional. Esta metáfora marca el tono de una conversación en la que el resentimiento, el miedo y la decepción afloran con fuerza. Marta recrimina a Fina no haber cumplido una promesa importante, y cuando Fina intenta justificarse, Marta la interrumpe con frialdad, asegurando que ya no le interesan sus excusas.
Lo que verdaderamente desencadena la explosión emocional de Marta es su encuentro con un hombre cuya sola presencia la desestabiliza. Le confiesa a Fina que cada vez que lo ve, el mundo se le cae encima. A pesar de que ese hombre le aseguró que no les haría daño, Marta se siente atrapada en el miedo, y aún más dolida porque siente que Fina no la escucha ni la protege. Fina trata de tranquilizarla diciendo que habló con Ruis y que el hombre en cuestión no las está siguiendo a ellas, sino investigando a otros. Pero Marta no acepta explicaciones: no quiere matices, solo quiere que esa figura desaparezca de su vida para siempre.
La discusión toma un rumbo más profundo cuando Marta, con tono irónico y desgastado, le pregunta a Fina si ya descubrió algo sobre Pedro Carpenay. Sin obtener respuestas satisfactorias, estalla en una dolorosa revelación: le dice que Darío tenía razón, que Fina y Pelayo son iguales, que el apellido y el poder siempre están por encima de todo para ellos. Fina niega estas acusaciones, pero Marta insiste en que no está inventando nada, solo describe lo que ve.
Finalmente, Marta toma una decisión radical. Le dice a Fina que no quiere seguir con ella. Fina, desesperada, le suplica que no se vaya, recordándole que es lo más importante en su vida. Pero Marta está firme: le asegura que ya no le importa nada de los problemas de los Merino, ni de don Pedro. Su paciencia se ha agotado y su dolor ha superado el amor.
Este episodio retrata con crudeza el desgaste de una relación que, a pesar del cariño, se ahoga bajo el peso de los secretos, el miedo y la falta de prioridades compartidas. Marta y Fina, cada una desde su propia herida, parecen alejarse irremediablemente. Un capítulo que marca un antes y un después en la historia de esta pareja, con el amor puesto a prueba como nunca antes. ¿Será este el punto final o aún hay espacio para la reconciliación?