LA VUELTA MÁS INESPERADA: SANTOS PELLICER ROMPE EL SILENCIO || CRÓNICAS de #LaPromesa #series

En La Promesa, cuando creíamos que el pasado ya no podía volver a golpear la puerta del Palacio de los Luján, el destino nos sacude con un giro de los que dejan sin aliento: Santos Pellicer ha regresado. Y lo hace cargado de silencios, heridas abiertas y cuentas pendientes que prometen incendiar la vida en palacio. Porque su historia, la de un hijo marcado por el abandono y la traición, no ha terminado… sino que acaba de reiniciarse.

Santos, hijo del querido mayordomo Ricardo Pellicer, vuelve a La Promesa tras una larga ausencia que muchos daban por definitiva. Se marchó con la cabeza baja, tras una serie de escándalos y enfrentamientos que marcaron su breve pero intenso paso por el servicio. A su sombra, siempre estuvo el nombre de su madre: Ana, la mujer que desapareció cuando él era un niño, fugándose con el cuñado de Ricardo, Juan Antonio. Aquel abandono no solo destrozó a Ricardo, sino también a su hermana y a los hijos que Juan Antonio dejó tirados. Lo que siguió fue una vida entera de sacrificios para Ricardo, quien, con el alma rota, crió solo a su hijo y a sus sobrinos… bajo una mentira piadosa: le dijo a Santos que su madre había muerto.

Pero las mentiras, por nobles que parezcan, siempre acaban explotando. Cuando la verdad salió a la luz, la herida en Santos fue demasiado profunda. Su carácter cambió, se volvió más duro, más sombrío. Su paso por La Promesa estuvo marcado por la tensión, la prepotencia y el abuso de poder. Fue allí donde se alió con Petra Arcos, formando un dúo oscuro que sembró el miedo y el caos, sobre todo entre los criados. Vera, una de las víctimas más visibles de Santos, sufrió lo indecible bajo sus amenazas y chantajes. Él sabía su mayor secreto —que era hija del duque de Carril— y lo usó para obligarla a estar a su lado, destruyendo su relación con López.

Y por si fuera poco, Petra también jugó sus cartas. Obsesionada con el pasado de Santos, se dedicó a hurgar en la historia de Ana, sabiendo que si ella reaparecía, podía destruir la relación de Ricardo con Pía. Y lo logró. Ana, apodada por muchos como la sombrerera loca por su excéntrico estilo, regresó al palacio con aires de redención, diciendo que quería recuperar a su hijo y a su exmarido. Pero detrás de su sonrisa amable se escondía un plan retorcido: fingió encontrar a Dieguito, el hijo de Pía, perdido en el camino, para ganarse la simpatía del servicio. Cuando se descubrió el engaño, su máscara cayó y se vio obligada a marcharse… con Santos a su lado.Uploaded image

Esa fue la última vez que los vimos. Ricardo, desolado por haberlo perdido todo una vez más, quedó solo y con el corazón destrozado. El capítulo se cerró… o al menos eso creíamos.

Porque ahora, en esta semana que se avecina, Santos Pellicer regresa a La Promesa. No lo hace por casualidad ni por nostalgia. Su vuelta coincide con un importante cambio dentro del palacio: Cristóbal Ballesteros, el nuevo mayordomo, se enfrenta al dilema de contratar o no a Santos. Al principio, se niega rotundamente, sabiendo el historial del joven. Pero hacia finales de semana, algo cambia… y Santos vuelve a formar parte del servicio.

¿Y quién paga el precio de ese regreso? Ricardo, quien pasa de ser el mayordomo a convertirse en el ayudante de cámara del marqués. ¿Lo hizo como sacrificio personal para devolverle a su hijo una oportunidad? Todo parece indicar que sí. El amor de padre, una vez más, por encima de todo.

Pero la gran incógnita es: ¿qué ha pasado entre Santos y su madre Ana?. Él regresa solo. ¿Se han separado de nuevo? ¿Ha sido traicionado por la misma mujer que ya una vez lo abandonó? ¿O hay algo más oscuro que aún no ha salido a la luz?

Santos Pellicer no ha vuelto a La Promesa como un simple criado. Ha vuelto como una amenaza velada, como una bomba de tiempo que puede explotar en cualquier momento. Su alianza pasada con Petra, sus secretos, su carácter impredecible… todo apunta a que su presencia traerá nuevos conflictos, nuevos escándalos y, quizás, la caída de más de un personaje.

Y mientras Ricardo se repliega con la mirada baja, y Cristóbal vigila cada paso con recelo, el palacio entero contiene la respiración. Porque Santos ya no es el muchacho ingenuo que una vez creyó que su madre estaba muerta. Ahora es un hombre marcado por el rencor, por la decepción… y por una sed de justicia que puede volverse venganza.

Así que prepara el corazón, porque lo que viene no es una simple visita del pasado. Es el regreso del hijo pródigo… pero sin redención. Un regreso que removerá todo lo que parecía en calma y nos recordará que en La Promesa, nadie está realmente a salvo del ayer.

Nos esperan episodios cargados de tensión, verdades que revientan como cristales rotos y un Santos dispuesto a todo. ¿Estás listo para lo que se avecina?

Nos vemos en el próximo avance. Esto acaba de comenzar… y lo que viene promete incendiar La Promesa desde sus cimientos.

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