“¿Por qué no me dijiste nada?”, susurra Manuel, con la voz quebrada, de rodillas ante Jana y el niño que lleva en brazos. “Porque si lo hacía, te mataban… como intentaron hacer conmigo.”
Así comienza una de las escenas más conmovedoras y explosivas del próximo capítulo de La Promesa, en el que, tras un salto temporal de un año, todo parece haber cambiado… y, sin embargo, las viejas heridas siguen abiertas, dispuestas a sangrar de nuevo.
Catalina y Adriano, ahora casados, se preparan para dejar la finca y comenzar una nueva vida en Pisa, lejos de los fantasmas que habitan en los pasillos de La Promesa. Pero Catalina siente un escalofrío cada vez que cruza la mirada de su madre, Cruz, que ha regresado con un solo objetivo: recuperar todo lo que considera suyo, incluyendo a Alonso. Leocadia, sin embargo, no se lo pondrá fácil. Armada con secretos recogidos en la ausencia de su enemiga, planea su venganza con frialdad y precisión.
Entre visitas discretas a jueces y cartas anónimas, Cruz mueve sus piezas en silencio, queriendo aislar a Leocadia y destruirla sin dejar rastros. Pero su adversaria también tiene un as bajo la manga: un secreto ocurrido durante la guerra, enterrado durante años, que podría destruir para siempre la reputación de la marquesa.
Mientras tanto, en un rincón tranquilo del jardín, Catalina y Adriano sueñan con panaderías en Florencia y tardes sin secretos. Pero una figura los observa entre los árboles. Es Leocadia. Sostiene un pañuelo bordado entre sus dedos y murmura: “Esto no ha terminado”.
En la biblioteca, Alonso redacta una carta. Su rostro, marcado por el tiempo y las decisiones, tiembla entre la duda y el deber. Catalina entra más tarde y le confiesa su deseo de partir. “¿Dejarás todo esto para hacer pan?”, le pregunta su padre, incrédulo. “No se trata del pan, se trata de libertad”, responde ella con una calma firme.
Pero antes de que puedan despedirse, una criada irrumpe: algo ha ocurrido con Leocadia. La encuentran desmayada, con una carta en la mano. Es una de las cartas antiguas que Catalina encontró entre los documentos de Cruz. Y, de pronto, nada parece tan claro. La partida hacia Pisa podría no suceder jamás.
En medio de estas tensiones, irrumpe lo inesperado: Jana aparece en la finca, viva, con su hijo en brazos. La emoción paraliza a todos. Manuel, superado por el dolor y la alegría, apenas puede creer lo que ve. Jana revela la verdad sobre su desaparición: tuvo que fingir su muerte para protegerse de una amenaza que aún persiste.
Pero Jana no vuelve a pedir perdón. Regresa por justicia. El niño que lleva no es sólo símbolo de amor, sino una clave peligrosa que puede desenmascarar a los culpables de haber destruido su vida.
Pia y Curro son los primeros en abrazarla, pero perciben que Jana ya no es la joven frágil que recuerdan. Ahora es una mujer endurecida por el dolor, dispuesta a luchar. Su regreso marca el inicio de una nueva batalla dentro de La Promesa.
Y no son los únicos cambios. Nuevos rostros llegan a la finca: Rico, un mayordomo reservado con un pasado turbio y modales inquietantes, que despierta las sospechas de Rómulo. Sebastiana, cocinera enérgica y de lengua afilada, encuentra una carta escondida, escrita con desesperación por un sirviente desaparecido meses atrás. Habla de pactos secretos, de sombras que regresan por la noche.
Incluso Eugenia, tras recuperar su estabilidad mental, comienza a notar presencias inexplicables en la casa. ¿Son ecos de su mente frágil… o alguien intenta volverla loca?
La atmósfera de La Promesa se ha vuelto densa. Las paredes guardan secretos que amenazan con derrumbarlo todo. Alonso, atrapado entre el pasado y el presente, entre Catalina que quiere irse y Jana que vuelve con la verdad entre los brazos, deberá tomar decisiones que cambiarán su linaje.
La última escena, de una potencia cinematográfica tremenda, muestra a Catalina sosteniendo la carta que Leocadia traía entre los dedos al desmayarse. Su mirada está fija en el papel, como si sintiera que todo lo que ha vivido hasta ahora… solo ha sido el preludio.
¿Será esta carta la llave para comprender los secretos de su madre? ¿Podrá Jana cumplir su deseo de justicia? ¿Y hasta dónde llegará Cruz para proteger su imperio?
¿Crees que Catalina encontrará el valor para romper el ciclo? ¿O el pasado terminará por atraparlos a todos?