En el próximo capítulo de La Promesa, la tensión alcanza niveles insoportables cuando Catalina, desafiando toda autoridad y tradición, decide dar un paso que cambiará su vida y la de todos en el palacio: casarse con Adriano en secreto. Pero justo cuando cree tener todo bajo control, un inesperado regreso trastoca los planes de todos… y amenaza con desenterrar verdades que podrían destruirlo todo.

Todo comienza con un enfrentamiento feroz entre Catalina y Alonso. Cansada de ver cómo su padre cede a los caprichos de Leocadia y cómo la mujer se ha instalado en La Promesa como si fuera la nueva marquesa, Catalina lo encara con dureza. “Estoy harta de verte arrodillado frente a esa mujer”, le lanza sin titubeos. Alonso, furioso y herido, intenta imponer su autoridad, pero su hija le deja claro que ya no le teme. Le dice que se casará con Adriano lo acepte o no, y que está dispuesta incluso a irse del palacio si es necesario. El marqués, visiblemente afectado, la amenaza con consecuencias graves si sigue adelante con esa unión.

Entre lágrimas, y con el alma rota por la discusión, Catalina encuentra consuelo en los brazos de Adriano. Él intenta calmarla, pero no oculta su preocupación por el ambiente enrarecido del palacio. Ambos saben que su amor está amenazado no solo por Alonso, sino por la venenosa influencia de Leocadia, quien cada día extiende más sus redes de manipulación.

Entonces surge la idea: casarse en secreto, sin avisar a nadie, sin fiesta ni testigos innecesarios. Solo ellos dos, el padre Samuel, y una pequeña ceremonia clandestina dentro de los muros del mismo lugar que intenta separarlos. Con ayuda de Rómulo —que se hace de la vista gorda—, Vera y Lóe, preparan todo discretamente. Una colcha blanca servirá como altar improvisado, flores del jardín decorarán la pequeña sala, y el vestido de Catalina, sencillo pero elegante, permanecerá oculto hasta el último momento.

Pero mientras ellos avanzan con esperanza, Leocadia comienza a sospechar. Con su intuición afilada y su lengua venenosa, planta dudas en la mente de Alonso: “¿Y si tu hija ya se casó? ¿Y si lo está haciendo ahora mismo, mientras tú crees que tienes el control?”. Aunque el marqués intenta mantenerse firme, la semilla de la incertidumbre ha sido sembrada.

Adriano, decidido, visita al padre Samuel durante la madrugada. Le ruega que celebre la unión y le habla desde el corazón: “No buscamos escándalo, solo amor. Solo paz”. El sacerdote, conmovido por la sinceridad del joven, accede. El amor verdadero, dice, merece protección.

La noche llega. El palacio duerme, o eso creen los enamorados. Catalina se viste en silencio, sus dedos tiemblan mientras cierra los botones de su vestido. Adriano la espera en la sala decorada con flores silvestres, el corazón latiendo con fuerza. El padre Samuel, con los libros sagrados en mano, ya está listo. Vera y Lóe vigilan la entrada, atentas a cualquier ruido sospechoso.

Pero el destino —y La Promesa— rara vez permite que el amor fluya sin obstáculos.

Justo cuando el sacerdote está por comenzar la ceremonia, la puerta se abre de golpe. Leocadia entra como una ráfaga de furia, seguida por Alonso. “¡Detengan esta locura ahora mismo!”, grita la mujer, atravesando la sala con mirada incendiaria. Señala a Catalina con desprecio y le dice: “¡No te casarás con ese bastardo bajo este techo!”.

El marqués, visiblemente afectado, intenta razonar con su hija: “Catalina, por favor, aún puedes reconsiderarlo…”. Pero antes de que alguien pueda contestar, ocurre lo impensado.

Una figura aparece al fondo de la sala, entre sombras y susurros. Leocadia la ve primero. Se queda paralizada. Su rostro palidece. Sus labios tiemblan. “No… tú… tú estás muerta”, murmura.

Es Jana.

Sí, Jana, viva, de pie, con el cabello suelto, la mirada firme y una leve sonrisa cargada de pasado. Solo Leocadia parece verla con claridad. “Sal de mi cabeza… estás muerta”, repite, llevándose la mano al pecho, trastornada. Cae de rodillas, mientras todos la observan sin comprender.

Adriano y Catalina no entienden qué sucede. Alonso se acerca, desconcertado. Nadie más ha visto a Jana… pero su presencia es innegable. Algo ha cambiado en el aire, en las paredes, en los corazones. El regreso de la mujer que todos creían perdida no solo marca un antes y un después en la historia del palacio… también arrastra un secreto tan poderoso que amenaza con romper todas las alianzas.

La ceremonia, interrumpida.

La promesa de amor, en vilo.

Y una sombra del pasado, más viva que nunca.

¿Quién es realmente Jana? ¿Qué secretos ha traído consigo? ¿Y qué vínculo tiene con Leocadia que la hace tambalear como nunca antes?

En La Promesa, nada vuelve a ser igual después de una aparición fantasmal… o quizás demasiado real.

La cuenta regresiva ha comenzado.

¿Quieres que continúe con lo que ocurre después del regreso de Jana?