“Decir adiós también puede ser un acto de amor.”
Con esta frase, La Promesa prepara a sus fieles seguidores para una transformación profunda. La serie de época más seguida de TVE se reinventa, salta al prime time y se despide, quizá para siempre, de algunos de los personajes más entrañables de su historia. Pero no todo es tristeza: nuevas tramas, nuevos destinos y nuevos rostros están listos para entrar en escena y revolucionar el corazón de Luján.
El primero en marcharse es Rómulo. Desde el primer capítulo, fue mucho más que un mayordomo. Su rectitud, su lealtad férrea y su sabiduría silenciosa marcaron el alma de La Promesa. Ahora, tras reencontrarse con Emilia y darse una segunda oportunidad, decide dar un paso al costado. Se va con ella, no huyendo, sino cerrando un ciclo con dignidad y amor. Su despedida no es una huida, es una celebración del amor maduro y de la libertad conquistada. Joaquín Climent deja así una huella imborrable en los pasillos del palacio.
Pero la conmoción no termina ahí. María Fernández, la eterna amiga de Jana, también dice adiós. El acoso constante de Petra y la desilusión con Samuel la empujan a romper con todo. Se va del palacio, se va del amor que nunca terminó de cuajar, y se va dejando una estela de dolor no solo en los espectadores, sino también en Samuel, que ve cómo la mujer que lo sostuvo desaparece sin vuelta atrás.
Y entonces viene el golpe más inesperado: Ángela. La joven que parecía haber encontrado un refugio en Curro no soporta más las presiones de Leocadia ni los juegos siniestros de Lorenzo. Decide partir. Lo hace en silencio, sin avisar, sin una carta, sin un abrazo. Su destino: Suiza. Curro lo sabrá demasiado tarde, y esa ausencia repentina lo marcará profundamente. ¿Será capaz de luchar por el amor o el silencio será definitivo?
Mientras tanto, las puertas del palacio no solo se cierran; también se abren. Lope es enviado a una peligrosa misión en la residencia de los duques de Carril. Lo que encontrará allí no será solo un cambio de escenario, sino una red de nuevas intrigas y personajes que prometen dinamitar la calma aparente: Federico, Amalia y Jacinto. Aún no se sabe con claridad su papel, pero hay una certeza: han llegado para quedarse… y para sacudirlo todo.
Y entre esas nuevas fuerzas se alza también una figura que empieza a llenar el hueco que dejó Jana en el corazón de Manuel: Enora. La enigmática joven ha llegado para curar, o tal vez para confundir. Sus gestos suaves, su inteligencia silenciosa y su cercanía repentina con el heredero levantan preguntas: ¿es una aliada… o una nueva amenaza?
TVE lo tiene claro: es el momento de apostar fuerte. A partir del miércoles 2 de julio, La Promesa pasa al horario estelar, justo después de La Revuelta, con el objetivo de plantar cara al esperado estreno de La Encrucijada en Antena 3. La campaña promocional no escatima emociones: “Decir adiós también puede ser un acto de amor”, mientras las imágenes de Rómulo y Emilia se desvanecen lentamente en pantalla.
Este salto al prime time no es solo un cambio de hora. Es una declaración de intenciones. La serie quiere crecer, atreverse, renovarse. Decir adiós a lo viejo y abrir espacio para lo inesperado.
Porque si algo ha demostrado La Promesa, es que la calma es siempre el preludio de la tormenta.
¿Están preparados los espectadores para un nuevo capítulo donde nada será como antes? ¿Será el prime time la etapa dorada o el principio del fin?