Hola, promisers. Hoy nos alejamos un poco de los dramas del palacio de La Promesa para detenernos en un personaje real que, aunque ausente en la trama, definió el contexto histórico de la serie más de lo que parece: el Papa Benedicto XV. ¿Por qué hablar de él? Porque su vida, sus decisiones y su contexto nos permiten entender mejor la época convulsa en la que viven nuestros personajes. Y sí, esto viene inspirado por un hecho reciente e impactante: la muerte del Papa Francisco, que nos llevó a reflexionar sobre la figura papal y su peso en el tiempo.

Benedicto XV fue el pontífice que ocupó la Silla de San Pedro durante uno de los momentos más oscuros de la historia moderna: la Primera Guerra Mundial. Un Papa que, aunque discretísimo, dejó una huella profunda, especialmente en Europa… y en España.

 El Papa de la Gran Guerra

Nacido en Génova en 1854 como Giacomo della Chiesa, Benedicto XV no fue un pontífice carismático ni popular en su elección. Era más bien un hombre de despacho, con formación en derecho y una larga carrera en la diplomacia vaticana. Cuando fue elegido Papa en septiembre de 1914, la guerra ya había comenzado. Su elección sorprendió a muchos, pues no era ni favorito ni figura destacada.

Pero fue precisamente esa discreción, prudencia y diplomacia lo que convirtió a Benedicto XV en un símbolo de neutralidad y humanidad en tiempos de barbarie.

Desde el principio, condenó la guerra con firmeza, llegando a calificarla como “el suicidio de la Europa civilizada”. Y aunque el Vaticano permaneció neutral, intentó mediar entre las potencias enfrentadas, sin éxito. Nadie quería negociar la paz; todos querían vencer.

Un plan de paz que nadie quiso

En 1917, el Papa lanzó un plan de paz que incluía desarme, restitución de territorios y arbitraje internacional. Pero las grandes potencias lo ignoraron. Aun así, Benedicto XV no se rindió. Impulsó redes humanitarias, ayudó a repatriar prisioneros, apoyó hospitales y promovió acciones para proteger a los civiles atrapados en la guerra.

Este es un dato que pocas veces se menciona: España, aunque neutral, participó activamente en esta red humanitaria. El rey Alfonso XIII creó la Oficina Pro Cautivos, en colaboración con el Vaticano, que logró rescatar a miles de prisioneros de ambos bandos.

🇪🇸 ¿Y qué papel jugó España?

Aunque la serie La Promesa rara vez menciona explícitamente los eventos políticos o religiosos globales, el contexto de la guerra y el papado sí están presentes en el ambiente. España, en ese tiempo, vivía una especie de “tensa calma”: neutralidad oficial, pero con fuertes tensiones internas.

La Iglesia española, aliada en parte al sector más conservador de la sociedad, tendía a simpatizar con el bando germanófilo (Alemania y Austria-Hungría). Aun así, el mensaje de Benedicto XV llegó a todos: la guerra no debía seguir.

Y aquí entramos en un detalle fascinante: este Papa no solo marcó la política. También dejó huella espiritual. Fue el primer Papa en designar una patrona mariana para una ciudad española, concretamente la Virgen de los Remedios de Chiclana (Cádiz) en 1916. Más tarde, en 1919, coronó canónicamente a la Virgen del Rocío en Almonte.

 Un cónclave entre balas y fronteras cerradas

La elección de Benedicto XV fue un reto logístico y emocional. El cónclave se celebró en pleno estallido de la guerra. Algunos cardenales no pudieron llegar al Vaticano, como el arzobispo de Quebec. De los 57 con derecho a voto, 4 no asistieron. Muchos viajaron con pasaportes del Vaticano para evitar ser interceptados por ejércitos.

Y hubo una tensión añadida: Benedicto XV fue elegido por un solo voto de diferencia. Las reglas exigían verificar si él mismo no se había votado, ya que en ese caso el voto sería nulo. Por fortuna, votó por otro candidato, validando su elección.

Tomó el nombre en honor a Benedicto XIV, un pontífice del siglo XVIII que también fue conocido por su capacidad conciliadora.

 ¿Y cómo se refleja todo esto en “La Promesa”?

Aunque La Promesa no ha hecho referencias directas a Benedicto XV ni al papado, el espíritu de su época sí se respira. El clima de desconfianza, polarización política, sufrimiento silencioso y nostalgia por un mundo que cambia demasiado rápido está muy presente en cada rincón del palacio.

La fe, la familia, el deber… Todos son temas que Benedicto XV también abordó, a su manera. Y eso hace que su figura, aunque olvidada por muchos, dialogue indirectamente con el mundo de los personajes de la serie.

 ¿Sabías esto?

Como dato curioso, el creador del vídeo y análisis recuerda que su novela Postbelum (disponible en Amazon) también está ambientada en la España de los años 20, justo cuando Benedicto XV aún vivía. En ella se exploran temas similares a los de La Promesa: culpa, redención, secretos familiares y el peso del pasado. Y con personajes como un refugiado de la Gran Guerra o una villana enamorada del hombre equivocado, es casi una extensión literaria del universo que tanto nos gusta en la pantalla.

El legado del “Papa invisible”

Benedicto XV murió en 1922, tras una neumonía. No fue un Papa revolucionario, ni un gran orador. Pero fue un diplomático tenaz, un símbolo de paz y un testigo silencioso de la devastación. Su papado fue, en muchos sentidos, una promesa rota por la guerra… pero también una lección de humildad.

Reflexión final:

¿Podría aparecer una referencia directa a Benedicto XV o al contexto de su papado en futuros episodios de La Promesa?
¿Y si su figura inspirara a alguno de los personajes a tomar el camino de la reconciliación, del perdón, o incluso de la fe en tiempos de crisis?

Sea como sea, recordar figuras históricas como él a través de series como La Promesa es una forma preciosa de unir historia y ficción, y sobre todo de mantener vivo el debate sobre lo que fue… y lo que aún nos sigue marcando.

Nos vemos en el próximo análisis. Y recordad: a veces, la verdadera promesa está en no olvidar.