La luna apenas roza los vitrales del palacio cuando un escalofrío recorre el aire… algo oscuro se agita en las entrañas de La Promesa. Todo parece en calma, pero bajo la superficie, la tensión se vuelve insoportable. Lo que está a punto de salir a la luz puede hacerlo estallar todo. Lo que parecía un rumor sin fundamento, una fantasía alimentada por el deseo y la negación, cobra una fuerza que nadie puede ya ignorar: ¡Jana no está muerta!
Mientras la familia aún lidia con secretos y remordimientos enterrados, María Fernández no logra desprenderse de una sensación punzante que le roe el alma. Algo en Petra —su dulzura inesperada, sus palabras medidas— no encaja. Y aunque la han rodeado de cuidados y consejos, María no puede acallar esa voz interna que le susurra que Petra esconde más de lo que aparenta. La sombra de la traición sigue viva.
Todo toma un giro cuando se revela que el refugio donde Petra fue acogida guarda sus propios fantasmas: construido sobre un antiguo monasterio, cada piedra del lugar parece retener ecos de promesas rotas y redenciones fallidas. En ese contexto, la palabra “promesa” adquiere otro significado. No es solo un juramento entre personas… es un pacto con el pasado.
Samuele, el sacerdote que ha sido testigo de demasiadas almas fracturadas, decide intervenir. Enfrenta a María con serenidad, hablándole del valor de perdonar, de ofrecer una segunda oportunidad. Él, que pasó años en retiro en un monasterio de montaña, entrenado en el arte de la introspección, le recuerda que a veces el silencio revela más que las palabras. Pero María, atrapada en su propia desconfianza, no sabe si está preparada para aceptar que Petra pueda haber cambiado… o si simplemente está cayendo en una trampa aún más peligrosa.
Y justo cuando María comienza a dudar de sus certezas, un descubrimiento sacude su mundo: tras un tapiz gastado en el refectorio del refugio, se oculta un cuadro antiguo. Representa a dos hermanos sellando una promesa con lágrimas y sangre. ¿Es esa la raíz de todo el dolor que envuelve al palacio? ¿Una promesa ancestral traicionada?
Mientras el pasado ruge como un río desbordado, Eugenia toma una decisión que nadie espera. Harta del silencio y los fantasmas, escapa del palacio en plena noche, sin decir palabra. Solo el eco de los cascos de su caballo delata su marcha. ¿Su destino? Una cárcel olvidada, la misma en la que Cruz permanece encerrado, acusado de crímenes cuya verdad aún está envuelta en sombras.
Pero esa prisión no es cualquier lugar: antes fue un orfanato, cuyas paredes todavía conservan grafitis desgastados que hablan de esperanza, abandono y sueños rotos. Allí, Eugenia entra como si el tiempo no pudiera tocarla. Busca respuestas, pedazos de historia que liberen a Cruz… o que terminen de condenarlo.
La noticia de su huida no tarda en llegar al palacio, provocando un terremoto emocional. Leocadia, siempre vigilante, sabe que nada es casual, y al revolver sus antiguos pergaminos —diarios secretos, anotaciones de viajeros y cartas perdidas— busca una clave. Quizás allí se esconda el verdadero motivo de la caída de Cruz. Tal vez, incluso, el misterio de Jana.
Alonso y Martina, sumidos en el caos, perciben que el equilibrio que tanto costó construir se está resquebrajando. Todo parece apuntar a que los cimientos de La Promesa no son más que ilusiones construidas sobre mentiras. Y Lisandro, el duque, sigue ausente en su finca, ajeno (o no tanto) a este derrumbe.
Pero el regreso de Toño, con su nueva presencia segura y las cicatrices de un aprendizaje duro, introduce una chispa de esperanza. Ya no es el muchacho impulsivo de antes. Ahora, su mirada refleja una promesa distinta: la de no repetir los errores del pasado. Simona, su madre, lo recibe con cautela y amor, sabiendo que los años les han enseñado a desconfiar… pero también a luchar.
Las cocinas del palacio hierven de rumores. Un aprendiz de cocinero asegura haber visto una figura encapuchada husmear en el salón secreto donde se guardan los archivos genealógicos. ¿Qué buscaba? ¿Qué nombres estaban siendo borrados… o añadidos?
En paralelo, Martina, mientras recorre los pasillos cada vez más hostiles del palacio, percibe miradas huidizas y frases que se desvanecen entre tapices. Alguien vigila. Alguien informa desde dentro. Y todo apunta a Lisandro, quien parece saber más de lo que dice. ¿Tiene un espía en cada rincón?
El descubrimiento final es escalofriante. Martina, en su incansable búsqueda, encuentra una llave oxidada escondida dentro de un libro prohibido. Dicen que ese tomo perteneció a una secta secreta obsesionada con el poder de lo invisible. ¿Qué puerta abre esa llave? ¿Acaso una celda donde aún puede estar encerrada una verdad insoportable?
Todo se precipita. En medio del laberinto de secretos, una figura se revela: Jana. Viva. En carne y hueso. No como un fantasma del pasado, sino como una herida abierta que vuelve a sangrar. Su regreso no es casual. Eugenia ha descubierto algo irrefutable. Jana fue traicionada. Jana fue silenciada. Y ahora ha vuelto.
El telón está a punto de levantarse sobre un nuevo acto cargado de tensión. Las máscaras caen. Las alianzas tiemblan. La Promesa se enfrenta a su mayor prueba: resistir la verdad que tanto tiempo se esforzaron por ocultar.
¿Están listos para descubrir quién mintió? ¿Quién traicionó? ¿Quién fue capaz de encerrar a una inocente y fingir su muerte? Porque esta vez, la verdad ya no se puede enterrar. Está viva, camina entre ellos… y viene por justicia.
No te pierdas el próximo capítulo. Porque lo que viene… lo cambiará todo.