Spoiler extendido de La Promesa
El destino del palacio de Luján está a punto de tambalearse como nunca antes. La vuelta de Jana no es solo un regreso físico: ella trae consigo una verdad demoledora que amenaza con arrasar los cimientos de cada alianza, cada mentira y cada secreto bien guardado. Los hilos del pasado empiezan a tensarse con furia, arrastrando a todos en una espiral de traiciones, revelaciones y confrontaciones que marcarán un antes y un después en La Promesa.
Todo comienza cuando Manuel, inquieto por las inconsistencias en la versión de Toño sobre el supuesto robo, decide actuar. Pide ayuda al sargento Burdina, de la comisaría de Valverde de la Jara, y lo que descubre lo deja helado. La historia de Toño no solo hace aguas por todas partes: los detalles apuntan a una red criminal de proporciones mayores, donde el nombre de Toño apenas es la punta del iceberg. Manuel, desilusionado pero aún cauteloso, opta por observar en silencio, esperando el momento exacto para desenmascararlo.
Mientras tanto, Curro libra su propia batalla. El constante veneno de Lisandro lo desestabiliza, pero también lo motiva a buscar la verdad sobre la muerte de su hermana Hann. Sospecha que Jacobo está implicado y lo comparte con Pía, mostrándole un móvil que podría contener pruebas clave. Esa pista lo lleva a abrir una caja de Pandora: los vínculos entre Jacobo, Esteban Monteclaro y ciertos miembros del palacio son más profundos y oscuros de lo que jamás imaginó.
Adriano, por su parte, se ve sacudido por recuerdos del pasado. Durante una de sus estancias en la hacienda, reconoce al duque de Carvajal y Cifuentes, conectándolo con antiguos lazos con el conde de Monteverde. Su inquietud crece cuando escucha a Petra y a otros empleados hablar mal de él. La tensión se eleva, y termina enfrentándose con Lisandro en un duelo de egos que anticipa un conflicto mayor.
Lejos de estas intrigas, Rómulo y Emilia intentan sanar viejas heridas. Su acercamiento es real, pero los fantasmas del pasado siguen acechando. Emilia, al fin, se atreve a confesar sus sentimientos, justo cuando Rómulo anuncia que dejará el palacio. La despedida entre ambos no solo marca el fin de una relación, sino también el cierre de una etapa llena de secretos no confesados.
En paralelo, Leocadia intensifica su plan para destruir a Eugenia desde dentro. Fingiendo ser su aliada, manipula su percepción de la realidad con la ayuda de Lorenzo, quien le suministra un linimento cargado de sustancias desestabilizadoras. Su objetivo: aislarla y conseguir que vuelva al sanatorio. María Fernández, atenta a cada señal, sospecha de la estrategia y observa con creciente alarma los signos de deterioro mental de Eugenia. A pesar de sus esfuerzos, Eugenia comienza a perder contacto con la realidad. Y cuando agrede al capitán De La Mata, la alarma estalla por todo el palacio.
Como si no bastara, la paz aparente en la hacienda se rompe con la lujosa pulsera que López regala a Vera. Lo que parecía un gesto romántico se transforma en una sospecha amarga: la joya es falsa y podría estar ligada a negocios ilícitos o, peor aún, a Cruz. Vera lo enfrenta, y aunque él jura ignorarlo todo, la semilla de la desconfianza ya ha sido sembrada.
La red de mentiras se extiende más allá. Curro y Lope descubren que las esmeraldas de la joyería Yop también son falsas. Una traición más, un indicio de que algo podrido se oculta detrás de lo aparentemente brillante. Petra, mientras tanto, cambia de actitud, mostrándose más amable. Pero ni Simona ni María Fernández creen en esa nueva máscara. Sospechan que está detrás de una conspiración para hundir al padre Samuel, especialmente tras el hallazgo de una carta de reprimenda en su habitación.
En medio de todo este caos, Leocadia mueve sus piezas con una frialdad calculadora. Establece una alianza política con el duque de Carvajal y Cifuentes usando a los hijos de Catalina como moneda de cambio. En un movimiento sorpresivo, Alonso decide nombrar al duque padrino de los niños. Lo que parece un gesto de honor es en realidad una jugada política para fortalecer su alianza con Lisandro.
Curro, implacable en su búsqueda de justicia por Hann, finalmente se arma de valor y le revela a Manuel que Jacobo es el asesino. Aunque no tiene pruebas irrefutables, la convicción en su voz hace temblar las certezas. Manuel, a su vez, ya ha recibido del sargento Burdina la confirmación de que Toño ha mentido. El enfrentamiento entre ambos es inevitable. Manuel rompe su silencio y encara a Toño con la verdad. Él niega, insiste, se escuda… pero ya no hay salida. La máscara cae.
En medio de esta tormenta, Jana regresa. Su llegada no es cualquier regreso: vuelve con una revelación que puede cambiarlo todo. Su investigación fuera del palacio la llevó por caminos impensables. Con documentos, pruebas y nombres, Jana pone sobre la mesa una verdad que sacude los cimientos del Palacio de Luján: detrás del asesinato de Hann, del deterioro de Eugenia, de las alianzas y manipulaciones, hay un cerebro oculto que ha movido los hilos desde las sombras… y ese nombre estremece a todos.
El final de una era se aproxima. Las traiciones han salido a la luz, los lazos se han roto y las máscaras han caído. Cada personaje se encuentra en una encrucijada, obligado a tomar decisiones que marcarán su destino. Jana, firme, sabe que su regreso no solo es justicia para Hann, sino también el principio de una nueva lucha: una donde la verdad puede ser tan peligrosa como las mentiras que intenta derribar.
Y tú, ¿estás listo para el derrumbe? Porque lo que viene en La Promesa no dejará a nadie indemne.