La tragedia se ha instalado de forma definitiva en la mansión Korhan, y Ferit es el blanco de todas las culpas. Tras ser brutalmente separado de Seyran y aislado por completo de la mujer que ama, el joven heredero se queda bajo el techo que ya no siente como suyo. Allí, no lo espera consuelo, sino el castigo más despiadado que haya recibido nunca. Y es que el dolor por la muerte de Fuat ha roto por dentro al temible patriarca Halis, que ha perdido toda contención y se lanza sin piedad contra su nieto.
Con los ojos enrojecidos y la voz temblorosa por la furia y la tristeza, Halis arremete contra Ferit llamándolo desvergonzado. “Has arrastrado a tu hermano a la muerte”, le espeta, sin una pizca de compasión, mientras el resto de la familia asiste, en silencio y sobrecogida, al estallido emocional del anciano. “Acabamos de enterrarlo… y tú solo has traído vergüenza a esta casa”, grita entre sollozos, rompiendo en pedazos la poca calma que quedaba en el ambiente.
Pero Halis no se detiene ahí. Su furia se desborda como un torrente incontrolable y no duda en maldecir a Seyran y a toda su familia. “Que estén marcados para siempre”, exclama con los ojos llenos de ira. Las palabras son demoledoras, como un sello de exilio y condena. Ni siquiera la intervención de Orhan logra aplacar al patriarca. El intento de calmar la tormenta solo consigue que las acusaciones resuenen más fuerte en los pasillos de la mansión.
Ferit, destrozado por dentro, intenta explicar lo ocurrido. Clama por justicia, insiste en que la muerte de Fuat fue un accidente, un hecho que nadie pudo prever ni evitar. “Yo no lo quise así”, dice, desesperado, buscando un resquicio de comprensión en los ojos de su abuelo. Pero el corazón de Halis está sellado por el dolor. No hay espacio para la compasión ni margen para el perdón. Su veredicto es inapelable: Ferit ha fallado, y por ello será castigado.
En un giro doloroso, Halis muestra por un momento su fragilidad. Se quiebra por completo y se refugia en un abrazo con Orhan, lleno de arrepentimiento por no haberse despedido adecuadamente de Fuat. Es una escena profundamente humana que desvela el lado más oculto del patriarca: un hombre roto por la culpa, perdido en su dolor. Pero ese mismo gesto no se extiende a Ferit. Con él, la distancia es brutal. No hay brazos que lo consuelen, ni palabras de consuelo, solo una orden implacable. 
“Te casarás cuanto antes y olvidarás a esa chica. Hasta entonces, no volverás a oír una palabra mía”, le dice Halis con una frialdad que hiela la sangre. En un instante, Ferit pierde no solo a su hermano, sino también a su abuelo, su dignidad y, lo más devastador de todo, a Seyran. El precio que debe pagar por lo ocurrido parece no tener fin.
Aislado, señalado como culpable y forzado a enterrar el amor de su vida, Ferit se enfrenta ahora a un futuro que no reconoce como suyo. La sombra de Fuat lo persigue, la maldición de su abuelo lo envuelve, y la ausencia de Seyran lo consume. ¿Podrá sobrevivir a esta tormenta sin renunciar a sí mismo? ¿O está condenado a convertirse en una pieza más del destino que otros han trazado para él?
No te pierdas este desgarrador episodio de Una nueva vida, esta noche a las 22:00h en Antena 3. Y si no puedes esperar… adelántate ya en atresplayer. El amor, el dolor y la traición se entrelazan en un capítulo que marcará un antes y un después en la vida de Ferit. ¿Renunciará a Seyran o luchará contra todo por recuperarla? La respuesta está más cerca de lo que imaginas…