En los pasillos sombríos de La Promesa, donde cada palabra puede ser un arma y cada mirada una traición, Eugenia vuelve a encontrarse al borde del abismo. Aunque parece haber logrado cierta estabilidad tras años de encierro en un sanatorio, el regreso del capitán Lorenzo de la Mata amenaza con destruir lo poco que ha conseguido recuperar. Y esta vez, no con golpes, sino con una guerra psicológica tan sutil como letal.
Lorenzo no quiere otra cosa que verla derrumbarse. Su objetivo es claro: provocar una recaída mental en Eugenia para volver a internarla y así silenciarla definitivamente. Y lo está logrando, poco a poco, con una batería de verdades retorcidas y golpes emocionales que desestabilizarían al más fuerte.
Primero, le revela cruelmente que Hanna está muerta, asesinada por su propia hermana Cruz, y que estaba embarazada en el momento de su muerte. Luego, como si no fuera suficiente, le cuenta que su padre no murió por causas naturales, sino que tuvo un accidente agónico en la noche. Todo ello en cuestión de horas. Eugenia, frágil y confundida, se ve bombardeada por revelaciones que destrozan su percepción del mundo y su propia historia familiar.
Pero esta vez no está sola. Su hijo Curro, quien ha sufrido en carne propia la violencia del capitán —recordemos las brutales palizas de los primeros capítulos— ha comenzado a sospechar seriamente de los motivos y acciones de su supuesto padre. Con cada nueva conversación con Eugenia, Curro va armando el rompecabezas. Le pregunta directamente si Lorenzo fue quien la dejó en silla de ruedas, y ella, entre lágrimas, lo confirma: sí, él fue quien la empujó por las escaleras. El mismo que la golpeaba, el mismo que ahora juega con su mente.
Curro ya no duda. Promete a su madre que hará pagar a Lorenzo por todo el daño causado. Pero sus sospechas van más allá. Cree que el capitán también está detrás de la muerte de Hanna y que incluso mandó cortar las cinchas del caballo con la intención de matarlo a él. ¿Hasta dónde puede llegar la maldad del capitán?

En un giro crucial, Curro llega a preguntarle a Eugenia: “¿Crees que Lorenzo sería capaz de matar a alguien?”. La respuesta está implícita en todo lo vivido: sí. La tensión crece. El ambiente se carga. La sombra de Lorenzo se alarga peligrosamente sobre todos.
Este capítulo no solo expone el nivel de crueldad del capitán, sino que también muestra cómo Eugenia, a pesar del miedo, empieza a recuperar la fuerza con el apoyo de su hijo. Y aunque las heridas son profundas, también lo es el deseo de justicia.
Mientras tanto, la audiencia contiene el aliento. Sabemos que Curro no se detendrá. Sabemos que Lorenzo no cederá. Y sabemos que esta historia aún no ha alcanzado su clímax.
¿Será este el momento en que Eugenia, finalmente, rompa sus cadenas? ¿O caerá nuevamente víctima de los hilos invisibles del capitán?
Lo cierto es que La Promesa nos ofrece, una vez más, un episodio cargado de emoción, verdad y una sed de justicia que arde cada vez más fuerte.