En el episodio más dramático hasta la fecha de La Promesa, el Palacio de Luján se convierte en un campo minado de secretos, traiciones y enfrentamientos que amenazan con hacerlo estallar desde dentro. Eugenia, manipulada y medicada durante semanas por Leocadia y Lorenzo, se convierte inesperadamente en el epicentro de una revelación que lo cambia todo: ¡una confesión explosiva que los deja a ambos al borde del abismo!
Todo comienza con Manuel, quien no logra quitarse de la cabeza las inconsistencias en el testimonio de Toño sobre el supuesto robo que sufrió. Sospechando que detrás hay mucho más, decide dar un paso adelante y contactar a la comisaría de Valverde de la Jara. Lo que descubre lo deja helado: la versión de Toño no solo es inverosímil, sino que podría formar parte de una red criminal mucho más profunda. Sin perder tiempo, Manuel pone el caso en manos del sargento Burdina, su aliado más confiable.
Mientras tanto, Curro libra su propia batalla personal. El constante sarcasmo de Lisandro no solo le molesta: reabre heridas que creía cerradas. Su sospecha de que Jacobo estuvo implicado en la muerte de su hermana Hann se fortalece cuando encuentra un teléfono móvil escondido, posiblemente con pruebas decisivas. Pía se convierte en su confidente, compartiendo su temor de que todo el entorno está envuelto en un juego macabro del que nadie saldrá ileso.
Adriano también hace descubrimientos inquietantes. Durante una estancia en el palacio, cree reconocer al duque de Carvajal y Cifuentes, lo que reaviva vínculos antiguos y oscuros con el Conde de Monteverde. ¿Qué secretos del pasado están a punto de salir a la luz? Mientras tanto, Vera recibe una costosa pulsera de esmeraldas de parte de López. Aunque al principio se emociona, pronto comienza a sospechar de su procedencia, temiendo vínculos con el crimen o incluso con Cruz.
Pero la tensión estalla cuando Eugenia, tras semanas de sufrir manipulaciones químicas por parte de Lorenzo a través de linimentos alterados, empieza a recuperar breves destellos de lucidez. Leocadia, consciente de que pierde el control, intensifica su presión psicológica, fingiendo interés por su bienestar mientras trama su reingreso al sanatorio. Sin embargo, su plan se derrumba cuando Eugenia, delante de todos, lanza una acusación demoledora: ¡Lorenzo y Leocadia la están drogando y manipulando para internarla de nuevo!
La sala queda en silencio. Las miradas se cruzan. El horror es palpable. ¿Está Eugenia diciendo la verdad o es una alucinación más? María Fernández, testigo de múltiples momentos de confusión de la marquesa, corrobora que algo no cuadra y comienza a investigar por su cuenta. En paralelo, descubre una carta dirigida al padre Samuel que revela un intento de destitución promovido por Petra, una maniobra que podría desestabilizar aún más el equilibrio de La Promesa.
La tensión también crece entre Rómulo y Emilia, quienes intentan reconstruir un vínculo roto por años de distancia emocional. Cuando por fin logran abrirse el uno al otro, ella le confiesa sus sentimientos justo cuando él está a punto de dejar el palacio. La despedida se convierte en uno de los momentos más emotivos, cerrando un capítulo lleno de silencios y heridas no cicatrizadas.
Vera, por su parte, descubre que la pulsera que recibió es una falsificación. Enfrenta a López, quien asegura no saber nada, pero la duda ha sido sembrada. Mientras tanto, Adriano escucha a algunos criados hablar mal de él, lo que lo enfurece y lo lleva a enfrentarse abiertamente con Lisandro. Este conflicto escala rápidamente, anticipando una tormenta mayor que amenaza con sacudir los cimientos del palacio.
Curro continúa su cruzada personal. Confiesa a Pía que ya sabe quién mató a Hann: Jacobo. Aunque no tiene pruebas contundentes, su determinación crece. Cuando descubre junto a Lóe que las esmeraldas de la joyería Job son falsas, se confirma que están siendo engañados y utilizados como peones en una trama más siniestra de lo que pensaban.
La tensión con Toño alcanza su clímax cuando Burdina confirma a Manuel que su historia es una farsa. El joven, devastado por la traición, decide observar a Toño en silencio para descubrir sus verdaderas intenciones. Sin embargo, no tarda en enfrentarlo directamente, dejándolo sin excusas ni coartadas.
Mientras tanto, Petra se esfuerza por mostrarse amable y útil durante la preparación del bautizo, pero María Fernández sigue alerta, convencida de que tras su sonrisa se oculta una conspiración mayor. Por otro lado, Eugenia, aunque debilitada, lucha con todas sus fuerzas por mantenerse cuerda. Cada olvido, cada error, es utilizado por Leocadia para minarla aún más.
En el plano político, Leocadia busca cerrar su alianza con Lisandro utilizando a los hijos de Catalina como fichas estratégicas. Alonso, en un intento por contener la situación, nombra al duque de Carvajal y Cifuentes padrino de los niños. Un gesto aparentemente simbólico que esconde una jugada peligrosa.
El final se aproxima y los nervios están al límite. Adriano, tras una fuerte confrontación con Lisandro, queda emocionalmente destrozado. Alonso, obligado por la presión, le pide un sacrificio doloroso para proteger el honor de la familia, una decisión que cambiará para siempre su destino, el de Catalina y el del propio palacio.
Y entonces llega el momento clave: Eugenia, en un arranque de claridad, revela delante de todos que Lorenzo y Leocadia han estado administrándole sustancias para manipularla y desacreditarla. La acusación resuena como un trueno, dejando al descubierto una red de control y abuso que sacude a todos los presentes.
La Promesa ya no será la misma. Las máscaras caen, las alianzas se tambalean y el tiempo de la verdad ha llegado. Cada personaje deberá enfrentarse a sus propias decisiones, sus errores y sus lealtades, mientras el futuro del palacio de Luján pende de un hilo. ¿Quién caerá primero?
Si no quieres perderte el desenlace de este impactante giro, permanece atento… porque La Promesa está a punto de cambiarlo todo.