En medio del glamour y la emoción de los Premios Platino, Natalia Sánchez se convierte en la voz de un torbellino de emociones que está a punto de desatarse en Sueños de Libertad. Con una sonrisa cómplice y los ojos chispeantes de quien guarda secretos que podrían sacudir a los fans, la actriz no solo celebra su presencia en este gran evento, sino que anticipa lo que está por venir en una serie que ya ha conquistado a mile.
Natalia llega al evento con entusiasmo y gratitud. “Es una alegría poder estar aquí, ver a compañeros y celebrar el cine iberoamericano”, comenta, dejando entrever su amor por las historias profundas. Y hablando de intensidad, Sueños de Libertad no se queda atrás. La actriz confiesa que cada vez que recibe un nuevo guion, su corazón late más rápido. “No hay capítulo tranquilo. A la tercera página ya tengo taquicardia”, dice entre risas, pero también con un dejo de preocupación por lo que su personaje, Begoña, sigue enfrentando.
La vida de Begoña está lejos de estabilizarse. Después de sobrevivir a la muerte de Jesús y de pensar que podría respirar un poco, las aguas vuelven a agitarse. Natalia, sin poder revelar demasiado, lanza una advertencia: “Vienen muchas cosas. Muy potentes. Cada capítulo es como abrir un melón. Y hay más. Sí, más”. Sus palabras suenan casi como una profecía: nada volverá a ser igual para los personajes de la serie.
Y si el drama no cesa, la audiencia tampoco se detiene. Sueños de Libertad ha iniciado su nueva temporada como líder indiscutible en las tardes españolas, incluso rompiendo récords con un espectacular 15,4 % de share. “Es una barbaridad. Lo celebramos en el plató porque cada día lo damos todo”, afirma Natalia con orgullo. Pero más allá del esfuerzo individual, destaca el trabajo de equipo como el verdadero motor del éxito: “Estamos todos remando juntos. Es un regalo que se vea tanto, aquí y fuera de España”.
Uno de los aspectos más conmovedores que Natalia aborda en la entrevista es la representación de la violencia vicaria, una de las tramas más duras que atraviesa su personaje. Begoña, atrapada en una relación marcada por el abuso y el control a través de sus hijos, se convierte en portavoz de muchas mujeres silenciadas. “Es muy duro, pero también una suerte poder dar voz a tantas mujeres que no pueden hablar. Yo peleo como gato panza arriba porque Begoña merece ser feliz”, afirma, con la emoción al borde de la voz.
A pesar de todo, Natalia sueña con un respiro para su personaje: “Un capítulo tontorrón, por favor”. Pero acto seguido, vuelve a negar con una sonrisa: “No, no puedo hacer spoiler. Me matan”. Y aunque guarda con recelo lo que vendrá, deja entrever que Sueños de Libertad está a punto de encender aún más su fuego narrativo.
Como buena fan del “fanfiction”, la actriz también se divierte con las teorías que circulan por redes. Desde la intensa relación de Carmen y Tasio, hasta una fantasía que muchos ya sueñan con ver: un inesperado giro romántico entre Begoña y María. “¡Me encantaría!”, dice sin dudar. “Siempre hacemos la broma con Carol, con Carolina Lapausa. Pero vamos, con Ruth… ¡Fírmame donde sea! ¡Yo también firmo!”. Su entusiasmo deja claro que, para ella, el corazón de Begoña todavía tiene muchos caminos por explorar.
Y aunque Begoña parece moverse siempre en un círculo cerrado de personajes, Natalia expresa su deseo de mayor interacción con las “chicas de la tienda”, quienes aportan luz y frescura a la historia. “Siempre lo digo en broma: quiero acabar como dependienta allí”, cuenta entre carcajadas. Y añade con un toque de resignación divertida: “No me dejan pisar la tienda nunca”. Incluso revela que, a pesar de su amistad con Alba Brunet, apenas han compartido una escena. “Desde que empezó la serie solo hemos grabado una secuencia juntas. ¡Guionistas, por favor, junten a Begoña con María y las chicas de la tienda!”.
A lo largo de la conversación, Natalia deja entrever su implicación emocional con el personaje y con la historia. Sueña con momentos más relajados, más conexiones humanas, más risas para equilibrar tanta tragedia. Pero también reconoce que esas capas emocionales profundas son lo que hacen que Sueños de Libertad resuene con tanta fuerza en el público.
Antes de despedirse, Natalia lanza una última promesa, casi como una advertencia amable para los espectadores: “Se vienen cositas”. Unas’s palabras que, dichas con picardía y con la certeza de que lo mejor (o lo más duro) está por venir, nos dejan esperando con ansias lo que el destino —y los guionistas— tienen preparado para Begoña.
Una entrevista que, lejos de ser solo una charla en una alfombra roja, se convierte en un pequeño adelanto del tsunami emocional que está a punto de desatarse en Sueños de Libertad. Porque si algo queda claro tras escuchar a Natalia Sánchez, es que esta historia aún guarda muchos secretos, muchas batallas… y muchos sueños por conquistar. ¿Estamos preparados para lo que viene? Ella lo tiene claro: vienen cosas muy potentes.
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