Esta semana en ‘Sueños de libertad’, María continúa tejiendo, con manos invisibles y alma de hielo, los hilos de una manipulación implacable sobre Julia y Andrés. Pero Andrés, vencido por el agotamiento moral y hastiado de tantas sombras, se atreve por fin a romper el hechizo: toma una decisión definitiva sobre la tutela de la niña. Una resolución que no solo trastoca el tablero, sino que lo reinventa por completo.
Marcial, testigo de las tensiones crecientes, interviene con la calidez de quien no puede quedarse impasible. Convence a Teo de no emprender el viaje a Toledo con Gema y Joaquín. El niño accede, aunque su llegada a la casa de los Merino se ve envuelta en una tristeza silenciosa, casi sagrada. No sabe cómo recibir tanto afecto; la ternura le resulta extraña, como si doliera. Entre él y Julia, desde el primer instante, se encienden chispas de desacuerdo, de incomodidad, de desajuste. Y ese desencuentro siembra dudas en el corazón de Joaquín, aún incierto ante la idea de una adopción definitiva.
Tasio pide ayuda a las chicas en ‘Sueños de libertad’
Fina y Marta logran, al fin, tender un puente sobre las aguas turbias del pasado. Se reconcilian, sí, pero la sombra de Begoña no deja de proyectarse sobre ellas. Lo que Marta descubrió en la casa de los Montes fue demasiado revelador como para seguir callando. Así que acude a su excuñada y, sin escudos ni rodeos, le confiesa la verdadera naturaleza de su vínculo con Fina.
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Mientras tanto, Tasio vislumbra una posibilidad: que las chicas del mostrador puedan aportar una mirada fresca a la creación del nuevo perfume de Galerías Miranda. Pero Luis, anclado en su arrogancia, desprecia la propuesta con aire displicente, insinuando que las dependientas no comprenden el arte de la fragancia. A pesar de todo, Carmen y Claudia, con una generosidad que desarma, lo perdonan. Deciden tenderle la mano y sumarse al proyecto, aun sabiendo que cargarán con el peso de su carácter volátil. Don Pedro, fiel a su talante provocador, comete una osadía más: invita a Damián a su boda con Digna. El gesto no hace sino tensar aún más el ya frágil equilibrio entre ambos hombres.
Ángel Ruiz susurra a Damián un secreto largamente sepultado sobre el pasado de Irene. No pasa mucho tiempo antes de que el patriarca de los De la Reina invites a la mujer a una cena, en la que también estará presente Fermín. Don Pedro no tarda en reaccionar con furia al ver a su hermana acudir, pero Irene, con la frente en alto, se mantiene firme. Ya no se somete. La melancolía se apodera de Claudia cuando Raúl, con voz entrecortada, le confiesa que su corazón late por una mujer de la alta sociedad.