Un nuevo capítulo de Una nueva vida llega cargado de tensión, decisiones irreversibles y emociones a flor de piel. En la mansión, el ambiente se corta con cuchillo. Alice, firme en su postura, pronuncia unas palabras que resuenan como una promesa: “Juntos seremos más fuertes”. Pero esa fuerza se pone a prueba cuando Ijyas irrumpe para cortar en seco cualquier intento de reconciliación. “No permitiré que un hombre atrapado en los conflictos de su exesposa se case con mi nieta”, sentencia antes de llevarse a Dillar, dejando a todos boquiabiertos.
La situación se complica. Alice pide que la lleven a su habitación, marcando el inicio de una cadena de emociones que amenazan con desbordarse. Abidin quiere explicaciones, pero Kazim y Seiran lo frenan. “Este no es el momento”. Las tensiones escalan. Abidin y Ferit discuten con furia, mientras Ema, visiblemente afectada, clama por paz temiendo por el bienestar del bebé. Suna, decidida, arrastra a Abidin fuera. Atice, en tono tenso, le confiesa a Ifat: “Aún no le he contado a Alice lo de Abidin”. La verdad pesa como un secreto peligroso.
Mientras tanto, Seiran asiente ante las palabras de Iyas y reconoce: “Tiene razón. Dillar no merece esto.” Pero Ferit, dolido, no puede quedarse callado. “¿Yo merecía perderte?”, le lanza. Seiran baja la mirada. “No mereces perder a Dillar por mi culpa”, admite. Ferit, con una determinación feroz, promete: “No las perderé a las dos. Encontraré a Sinan y pondré fin a esto.” Seiran, con tristeza, le dice: “Entonces cásate con Dillar y sé feliz.” Ferit no comprende el cambio. “Me dijiste que no me casara… ¿por qué ahora sí?” Seiran responde: “Eso fue antes de conocer a Dillar.”
De pronto, una interrupción: “El médico ha llegado”, avisa Sefda. Ferit y Seiran se levantan, sin notar que al hacerlo quedan frente a frente, el pasado aún latiendo entre ellos. En casa de Dillar, las preocupaciones crecen. “La vida de Seiran está en peligro. Debe quedarse en la mansión”, afirma Dillar. Pero su abuelo no cede. En ese instante, suena el teléfono. Es Ferit. “Iré mañana. Hablaré con tu abuelo y le diré todo.”
Abidin, por otro lado, se sincera con Suna. “Quiero perturbar la paz de los Coran”, dice. Suna le responde con gravedad: “Ellos estarán bien, pero nosotros nunca conoceremos la paz.” Más tarde, llama a Seiran. “¿Está bien Alga?” –“Él sí. Pero yo no puedo seguir aquí. Necesito hablar con Ferit.” Ignorando los ruegos de su hermana, cuelga la llamada.
En la mansión, una revelación estalla como bomba. Orhan revela que la TIF fue responsable de la muerte de la familia de Abidin. Ferit se estremece. “Mi abuelo solo quiso asustarlos… No fue su intención.” Pero Izakat lo reprende: “No te alegres demasiado. La ira de Abidin no desaparecerá.” Ferit decide: “Dile la verdad. Como ordena mi abuelo.”
Cuando se entera de que Aila y Muntaz han sido liberados, va directo a confrontarlos. “¿Dónde está Sinan?”, exige. Aila, nerviosa, responde: “No lo sé. Pero si lo encuentras, entrégalo. Todo esto es culpa mía.” Ferit la mira con recelo. “Entonces, si sabes dónde está, me lo dirás de inmediato.”
Azal llega con urgencia. “Mi hermano estuvo aquí anoche. Sabe que Seiran está en la mansión y está furioso.” Al oírlo, Ferit sale corriendo. Mientras tanto, Seiran enfrenta a Iyas: “Ferit protegerá a quienes ama. Siempre.” La abuela de Dillar no se contiene: “¿Lo dices porque aún lo amas?” Seiran responde con sinceridad desgarradora: “No. Lo digo porque sé cuánto él ama a Dillar.”
Pero la tranquilidad dura poco. Seiran va en un taxi y siente un escalofrío. Un coche la sigue. “Ferit, creo que Sinan me sigue. No estoy en la mansión.” Ferit no lo duda. “Envíame tu ubicación. No te bajes. Voy para allá.” Al encontrarse, él la abraza con fuerza. “¿Por qué saliste?” Seiran, con ternura, le responde: “Porque tú eres más importante. Fui a hablar con su abuelo para que no te alejara de Dillar.”
En la casa de Dillar, la joven pregunta por la cena de Alisaga. Su abuelo duda, pero confiesa: “Las palabras de Seiran me impresionaron. Lo pensaré.” Más tarde, Seiran entra en la piscina. Ferit corre desesperado creyendo que se ahoga, pero la encuentra duchándose. “Ahora sé nadar”, le dice ella. La tensión se transforma en calor cuando Ferit la observa. “¿Y qué más hay en tu mente?”, pregunta. “No tengo frío”, contesta ella. “Pero estás temblando.” “Tú también”, responde ella. La atmósfera se vuelve eléctrica. Están a punto de besarse… pero un ruido exterior rompe el hechizo. Ferit cierra la puerta con pesar. “Será mejor que te pongas algo o te resfriarás de verdad.”
Luego, Ferit llama a Dillar. “Hablaré con tu abuelo.” Pero ella sonríe: “No hace falta. Seiran ya lo convenció.” Sin embargo, la noche guarda una sorpresa inquietante. Encuentran una caja sobre la cama. Dentro, un camisón. “Este lo compró Sinan”, dice Ferit alarmado. Corren escaleras abajo. “¿Quién lo dejó?”, pregunta él. “Lo dejaron en la entrada”, responde una empleada. El terror los invade. Sinan ha estado allí.
Más tarde, Seiran habla con su madre. “No haré nada que lastime a Dillar.” Esma le toma la mano: “Cuando atrapen a Sinan, todo volverá a la normalidad.” Pero Seiran susurra: “Mi antigua vida fue robada. Y esta nueva fue destruida. ¿A qué vida se supone que debo regresar?” Esma le da esperanza: “Una nueva vida vendrá con tu hermano. Te necesitará.” Seiran desea que sea una niña: “No quiero que se parezca a papá.”
Ferit, decidido, le revela a Dillar todo lo que Sinan ha hecho. Mientras tanto, en otra parte de la mansión, Suna enfrenta a su tía. “Si quieres acabar con la ira de Abidin, entrégale la mansión. Prometiste ayudarme a encontrar la felicidad.” Atice admite: “La mansión es de Seiran. Habla con ella. Es su turno de sacrificarse.”
En la cena, todos esperan a Ferit. Él sube a su habitación para vestirse, pero Seiran lo intercepta. “No me dejas ir, pero veo que Dillar está triste. No podemos seguir así.” Entonces Ferit lanza la pregunta que lo cambia todo:
“¿Y si no me caso? Si no me caso, ¿volverás a ser mía?”
El silencio se instala. Antes de que Seiran pueda responder, Gulbun entra y corta el momento. Ferit baja con ella, amargado. “Entiendo. No lo serás.” Pero justo cuando está por irse, una voz lo detiene.
“Sí… seré tuya otra vez.”
Seiran lo ha dicho. Lo inevitable ha comenzado.
¿Lograrán encontrar la paz? ¿Podrán vencer a los fantasmas del pasado? ¿Y qué hará Ferit ahora que Seiran le ha abierto la puerta a un nuevo comienzo?
La historia continúa… ¿estás listo para lo que viene?