El capítulo 345 de Sueños de Libertad llega cargado de tensión, engaños, decisiones desgarradoras y una guerra familiar que no da tregua. El episodio comienza con una escena aparentemente inocente que se convierte en el punto de partida de una peligrosa traición: Gabriel manipula a Cristina sin que ella lo note… y le roba las llaves del laboratorio.
Todo ocurre mientras Cristina trabaja sola. Gabriel aparece, sonriente y encantador, con la excusa de entregar un contrato de la empresa Cobeaga. Pero sus verdaderas intenciones son otras. Se ofrece a esperar al jefe, gana la confianza de Cristina con halagos sobre el perfume en el que trabajan —comparando su delicadeza con la de ella— y, mientras ella se distrae para mostrarle el frasco, él aprovecha para sacar disimuladamente las llaves de su bolso. Cristina no sospecha nada. De hecho, se sonroja ante los elogios de Gabriel, creyendo que está viviendo un momento de conexión. Pero en realidad, ha sido víctima de un juego mucho más peligroso.
Todo cambia cuando don Luis entra inesperadamente. Gabriel le entrega el contrato y menciona que Cobeaga pide modificar la fecha de entrega. Luis se niega en seco. No es posible. Necesitan al menos una semana más. Gabriel, con su habitual diplomacia, promete negociar. La escena concluye, pero la traición ya ha ocurrido: Gabriel ha robado las llaves, y el laboratorio ahora está en riesgo.
En paralelo, el corazón de Fina y Marta late con dudas, miedos y esperanza. Marta, con la intención de protegerla, le había ocultado información. Pero ahora todo sale a la luz. Fina, dolida pero clara, le recrimina su silencio: “Lo mejor para los tres es saber cuándo hay peligro.” No quiere que Marta se enfade con Pelayo, quien ha sido honesto. La conversación toma un rumbo más íntimo: el futuro del bebé que podrían tener juntas.
Fina confiesa su temor. No se siente capaz de ser madre. Cree que no sabría ni cómo sostener a un niño, que se pondría nerviosa, que fallaría desde el primer momento. Marta intenta tranquilizarla: “El cariño se impone.” Recuerda cómo ambas, huérfanas desde jóvenes, encontraron referentes en otras mujeres. Ahora, quizás, podrían convertirse en madres no convencionales, pero madres al fin.
Sin embargo, el tema de la inseminación artificial pone una barrera emocional. A Fina le asusta el procedimiento, le parece antinatural. ¿Y si duele? ¿Y si sale mal? Marta no la juzga. Le da la razón y propone algo sensato: consultar con Luz, la doctora, alguien de confianza. Fina acepta, aunque la angustia no se disipa. Al menos, han dado un paso más hacia una decisión compartida. Una decisión que podría cambiar sus vidas para siempre.
Mientras tanto, María y Andrés atraviesan otra tormenta doméstica. Están entrevistando a una enfermera sugerida por Begoña, pero María no está convencida. Andrés intenta razonar con ella: la candidata tiene experiencia, es amable, puede ayudar. María lo ve de otra manera: “No me gusta. Prefiero buscar otra persona.” Para ella, el problema es el origen de la recomendación: no confía en nada que provenga de Begoña.
La tensión sube cuando Andrés acusa a María de dejarse llevar por su odio hacia su ex. María contraataca con frialdad. Solo acepta que la enfermera esté “a prueba”, y exige que no empiece hasta la semana siguiente. El diálogo deja claro que, aunque siguen juntos, la relación está lejos de estar bien.
Y justo cuando parecía que el conflicto iba a estancarse, una noticia cambia todo el ambiente: Manuela irrumpe para anunciar que Begoña ha sido atacada. Un robo en el dispensario la dejó herida en la cabeza, y Marta la está acompañando a presentar denuncia. Andrés, alarmado, quiere ir con ellas. Pero María se lo prohíbe tajantemente: “Soy tu mujer. Decidiste estar conmigo. Si vas, la gente volverá a hablar.” Andrés responde con firmeza: “Tengo muy claro cuál es mi sitio.” Y se encierra en su despacho, con la rabia y la culpa a cuestas.
Y por si fuera poco, el choque entre Damián y don Pedro alcanza su punto más brutal. Damián irrumpe en el despacho, desafiando toda etiqueta. Don Pedro lo desprecia: “Ya no tienes tu cuadro colgado aquí. Este no es tu despacho.” Pero Damián no se amedrenta. Lo acusa de destruir a su familia, de manipular a sus sobrinos, de usurparlo todo. La tensión estalla cuando Damián nombra a su hijo fallecido.
Don Pedro lanza un golpe bajo: “Tu hijo se quitó la vida para vengarse de ti. Lo sé porque confió en mí cuando vio que lo habías abandonado.” Damián, destrozado, lo llama miserable. Don Pedro no cede: “Puedes elegir la versión que más te consuele. Pero deja a los Merino en paz. Ahora son mi familia. Y lo serán siempre.”
Damián jura que no va a rendirse. Que peleará por su lugar, cueste lo que cueste.
💥 Sueños de Libertad llega al viernes 4 de julio con un capítulo cargado de trampas, confesiones y enfrentamientos. Gabriel pone en marcha un plan que puede destruir todo el trabajo del laboratorio, engañando a Cristina con una sonrisa y robándole las llaves. Fina y Marta se enfrentan al vértigo de convertirse en madres en un mundo que no les da espacio. María y Andrés, en un matrimonio a la deriva, enfrentan la sombra de Begoña. Y Damián… se declara en guerra abierta contra don Pedro.
Pero esto no ha hecho más que comenzar.
Porque en Sueños de Libertad, cada secreto es una bomba a punto de estallar… y el capítulo 345 promete hacerlo. ¿Hasta dónde están dispuestos a llegar por amor, poder o redención? ¿Y cuántos quedarán en pie cuando la verdad estalle?