El próximo episodio de Sueños de libertad promete emociones al rojo vivo, con una Luz al borde del colapso, una Begoña asediada por los fantasmas del pasado… y una Julia completamente desatada. ¡Prepárate para un capítulo donde la verdad duele, los secretos amenazan con explotar y la niña más dulce de la casa se convierte en una bomba emocional!

Todo comienza en el dispensario, donde Begoña percibe algo extraño en Luz. La joven está inquieta, nerviosa… atormentada. No tarda en soltarlo: “Esta mañana ha pasado algo muy grave, Begoña.” El mundo de Luz se tambalea, porque Damián ha descubierto su mayor secreto: ¡sabe que no es médica!

Begoña se alarma. ¿La ha amenazado? Luz no lo sabe con certeza, pero teme lo peor. A pesar de que Digna intenta mediar, Luz intuye que Damián podría aprovechar la verdad para chantajear a los Merino. En especial ahora que, tras perder el poder en la empresa, los de la Reina están desesperados. Luz teme que use la información para presionar a Luis… justo cuando más vulnerable está.

Begoña intenta tranquilizarla: “No creo que Damián haga algo así.” Pero Luz la detiene: “¡Te recuerdo que te chantajeó a ti!” Y lo peor: Luis no podría resistir otro golpe como este. Luz se siente rota, culpable, con el alma en llamas. Begoña intenta infundirle esperanza: “Damián también tiene cuentas pendientes. Todos sabemos lo que encubrió con Jesús, el asesinato de Clotilde y Valentín. Eso debería frenarlo.” Pero Luz lo ve claro: el dolor que Damián arrastra por la relación entre Digna y don Pedro lo ha vuelto impredecible.

Mientras tanto, en casa, Julia llega con Andrés, emocionada por las compras que ha hecho para su disfraz de Cenicienta. Le cuenta que quiere enseñárselo a Rita, pero lo que parece una tierna escena da un giro inesperado. Julia saca a relucir que quiere que Andrés y María vuelvan a estar juntos: “Mi padre confiaba en ella… Quería que me cuidaran los dos.”

Andrés intenta explicar que eso no puede ser, pero Julia no lo acepta. Su reacción es explosiva: lo acusa de egoísmo, de haber hecho daño a su padre y a María, y de arrastrar a Begoña por un camino que no es justo. “Lo que hacéis tú y Begoña está mal.” Julia se rebela, se cierra en banda, se vuelve hiriente. La niña dulce se transforma en una joven decidida que lanza dardos sin piedad.

Poco después, María llega y Andrés aprovecha para hablar con ella sobre la actitud de Julia. Le dice que la niña necesita disciplina y valores. Pero María no se muerde la lengua: “¿Qué valores, Andrés? ¿Los del engaño, la infidelidad y el daño?” La tensión entre ellos se eleva. María, dolida, le reclama su esfuerzo por cuidar a Julia, por estar presente, por hacer lo correcto. Andrés, molesto, la acusa de victimismo.

La tensión familiar escala aún más cuando Digna visita a Julia mientras hace los deberes. Julia le confiesa que se siente feliz con María, que hacen cosas divertidas, que no la obliga a hacer tareas cuando no le apetece. Y lo más impactante: “Mi madre está celosa. Es muy pesada últimamente.” Digna intenta corregirla, pero afuera Begoña ha escuchado todo. Su rostro lo dice todo: está devastada.

En ese momento aparece Andrés. Begoña, dolida, le confiesa su temor: “María se la está llevando cada vez más a su terreno.” Andrés lo confirma. También ha notado el cambio en Julia: insolente, caprichosa, manipuladora. Pero propone una estrategia diferente: no dividir a la niña en dos bandos. “Lo fundamental es que no vea que somos irreconciliables.”

Begoña, sin embargo, se resiste: “¿Y mientras dejo que mi hija me odie más cada día? ¿Ese es el plan?” Andrés le pide paciencia: “Todo esto es temporal. Cuando llegue la nulidad, formalizaremos nuestra relación.” Pero Begoña ya se siente fuera de lugar en esa casa, desplazada por una niña que ya no la reconoce como madre.

Y llega la noche… y con ella, el momento más desgarrador.

Julia está en su cuarto con María, cuando ambas salen en busca de leche con galletas. En el pasillo se encuentran con Begoña. La tensión es instantánea. Begoña, aún herida, le dice a María que Julia debería estar durmiendo. María, con su tono siempre sereno, responde que la niña estaba nerviosa por la función y solo quería ensayar.

Pero Begoña no puede más. Estalla: “Está claro que quieres llevarte a la niña a tu terreno y dejarnos como si fuéramos unos tiranos.” María intenta mantenerse firme, pero Begoña la destroza con sus palabras: la llama cínica, rastrera, dice que aprendió de Jesús a hacer daño a todos los que la rodean. La acusa de haber robado a su hija.

Y justo cuando el dolor se desborda… Julia lo escucha todo.

Entra como un torbellino, defendiendo a María: “¡No me gusta que la trates así! ¡Yo la quiero mucho! ¡Y mi padre no era malo!” Luego, se vuelve hacia Begoña con una frialdad que hiela la sangre: “Déjanos tranquilas.”

María, firme y protectora, sentencia: “Ya la has oído. Vete, por favor.”

Y Begoña, rota, llena de tristeza, se aleja en silencio, entendiendo que, tal vez, está perdiendo a su hija… y que su guerra contra María le ha costado lo más valioso que tiene.

👉 No te pierdas este impactante capítulo de Sueños de Libertad, este martes 22 de abril por Antena 3.
💥 ¡Luz se hunde, Damián amenaza y Julia se convierte en el epicentro de una guerra familiar!
⚠️ ¿Será este el principio del fin para Begoña? ¿O aún queda esperanza de reconciliarse con su hija?