En el episodio 342 de Sueños de Libertad, el drama estalla en múltiples frentes: mientras en la casa de los Carpena las emociones están al límite, en los despachos de poder se libran nuevas batallas silenciosas.

Todo comienza con una escena de profundo dolor y ternura. Digna, devastada por la verdad que ha revelado a Joaquín, se enfrenta a su culpa en el comedor familiar. Don Pedro intenta reconfortarla, recordándole que su acto de defensa fue valiente, aunque tuvo consecuencias trágicas. “Si tú no hubieras entrado a ese despacho, la que estaría muerta ahora serías tú”, le dice, con una mezcla de cariño y desesperación. La confesión sobre la noche de la muerte de Jesús ha puesto a Joaquín en el centro de un huracán emocional y familiar.

Pero mientras Digna lucha con sus demonios internos, Joaquín intenta recomponer el vínculo con su padrastro. Con rostro sombrío, acude al despacho de don Pedro para pedirle disculpas por haberlo acusado de traición. Lo que Joaquín no espera es que, justo en ese gesto de redención, se active una trampa perfectamente diseñada.

Don Pedro, con una mezcla de verdad y manipulación, comienza a tejer una narrativa en la que él es tanto víctima como salvador. Le revela a Joaquín que Jesús había pagado a Gorriz para sabotear su trabajo en la fábrica, un dato que, aunque cierto, es solo parte del rompecabezas. La gran revelación viene después: Gorriz vio a Digna con Jesús la noche en que murió y quiso chantajarlo para obtener dinero a cambio de su silencio.

Con una frialdad calculada, don Pedro admite que le pagó a Gorriz para que desapareciera, “por el bien de tu madre”, dice. Y le exige a Joaquín que guarde el secreto para siempre. El joven, aún trastornado por todo lo ocurrido, asiente y promete no volver a tocar el tema. Lo que no sabe es que, en ese instante, ha quedado atrapado en una red de silencios, medias verdades y manipulaciones que lo convertirán en cómplice involuntario de un encubrimiento.

Mientras tanto, la tensión se traslada al despacho de Marta. Pelayo entra decidido a continuar con su cruzada personal: convencerla de que tengan un hijo. Marta, firme, le deja claro que no está dispuesta a abandonar su carrera ni su posición para convertirse en madre. “No quiero traer una criatura al mundo como si fuera un instrumento político”, dice con frialdad.

Pelayo, herido pero sereno, le confiesa que no busca un trofeo, sino alguien a quien amar, a quien cuidar. Le habla desde la vulnerabilidad: “Nunca pensé en ser padre, pero contigo, por primera vez, me ilusiona la idea”. Marta, entre sorprendida y escéptica, se pregunta cómo podría darse ese hijo si no está dispuesta a tener intimidad con él. Pelayo, en un giro inesperado, propone la inseminación artificial. Ha investigado una clínica en Londres que podría hacerlo posible de manera médica y sin contacto físico.

La idea, aunque científica, no termina de convencer a Marta. “No sé si me da más miedo el método tradicional o esto que me estás proponiendo”, dice. Pero Pelayo insiste, casi suplicando: “Solo te pido que lo pienses”.

Y así se cierra el capítulo: con Joaquín atrapado en un silencio cargado de culpa, Pelayo empujando los límites de su relación con Marta, y Digna al borde del colapso emocional. Nadie está a salvo en Sueños de Libertad, y las decisiones tomadas en este episodio marcarán un antes y un después para todos.

¿Será Joaquín capaz de guardar ese oscuro secreto? ¿Marta cederá a la presión de Pelayo? ¿O estallará una nueva guerra emocional que sacudirá los cimientos de la familia Carpena?
Todo esto y más, en el capítulo 342, este martes 1 de julio, solo por Antena 3.