En Sueños de Libertad, el próximo capítulo 336 promete desenmascarar una de las estrategias más manipuladoras de toda la serie. Todo comienza con un ambiente tenso en la casa de los de la Reina, cuando Luz y Begoña abandonan la habitación de María visiblemente afectadas. El estado de María, después de sus cortes en las muñecas, deja a Luz preocupada no tanto por las heridas físicas como por su estado emocional: la joven parece completamente derrotada, con la moral por los suelos.

Begoña, sin embargo, tiene otra teoría. En un giro que deja a Luz boquiabierta, sugiere que María no ha intentado quitarse la vida realmente. Cree que todo fue una puesta en escena cuidadosamente orquestada para evitar que Andrés la ingrese en una residencia. Esta no sería la primera vez: recuerda el falso embarazo y el supuesto aborto que nunca existió. Luz duda, pero poco a poco la lógica de Begoña empieza a calar. La escena tras su accidente, el modo en que manipuló a Andrés para que prometiera no alejarse, todo encaja. María sabe cómo retenerlo a su lado, incluso a costa de su salud y su dignidad.

Pese a todo, Luz insiste en que María debe ser vista por un especialista, ya sea en casa o en una institución. Pero Begoña advierte: si un profesional la evaluara, la desenmascararía, y eso es lo último que María permitiría. La conversación deja en evidencia que la joven Reina no es tan frágil como aparenta, y que detrás de su actitud quebrada podría esconderse una mente fría y estratégica.

Mientras tanto, los engranajes de la intriga no se detienen. Gabriel regresa de Madrid y visita el despacho de Damián. En apariencia, trae un gesto de cortesía: una botella de licor y una buena noticia sobre una posible oferta de trabajo en un bufete de la capital. Sin embargo, pronto queda claro que Gabriel está tanteando el terreno. Le dice a Damián que quiere quedarse cerca de su familia, pero la conversación cambia de tono cuando tocan el tema de la empresa.

Damián confiesa estar preocupado por dos frentes: la salud de María, que no mejora, y el escándalo que amenaza con salpicar a la compañía. Una de las camionetas atropelló a un peatón que ahora exige una suma desorbitada de dinero para no llevar el caso a los tribunales ni a la prensa. Gabriel, fingiendo sorpresa y preocupación, se ofrece como abogado para encargarse de la negociación. Su oferta es bien recibida por Damián, que agradece el gesto sin sospechar que está metiendo al lobo en el gallinero.

Este movimiento de Gabriel forma parte de un plan más grande, ya insinuado en capítulos anteriores, donde se reveló que tiene un pacto secreto con Salcedo, el mismo hombre atropellado. Gabriel planea usar su papel de negociador para manipular desde dentro y perjudicar a la empresa, todo mientras finge lealtad a su familia. Nadie sospecha la traición que se está gestando.

Por otro lado, Marta sigue luchando por salvar el contrato con Alonso Cobeaga, uno de los clientes más importantes de la perfumería. Lo cita para convencerlo de que no abandone el proyecto, pero Alonso parece decidido. Su desencanto con el perfumista Luis Merino ha sido definitivo. No siente conexión creativa, y asegura que, por más propuestas que recibiera, ninguna lograría transmitir lo que desea expresar en su fragancia. Marta insiste, le explica que un perfume se construye poco a poco, que los primeros bocetos rara vez dan en el clavo. Pero Alonso se muestra inflexible: “O hay flechazo o no lo hay”, sentencia.

La conversación da un giro inesperado con la entrada de Pelayo. Marta lo presenta como su marido, y Alonso lo reconoce de un reciente encuentro casual. Pelayo aprovecha la situación para hacer una propuesta conciliadora: una comida entre los tres. “Si no llegamos a un acuerdo, al menos nos habremos despedido como Dios manda”, dice con diplomacia. Alonso, tentado por la cortesía, acepta. Aunque la decisión sobre el contrato aún pende de un hilo, esta reunión podría ser la última oportunidad para rescatarlo.

Mientras tanto, en la casa, la tensión entre Luz y Begoña crece, no solo por las sospechas hacia María, sino por el dilema moral que enfrentan. ¿Deben exponer a María? ¿Y si su acusación provoca una nueva crisis? Luz reflexiona en voz alta: si María está fingiendo, enfrentarse a la verdad podría ser el primer paso para que acepte ayuda real. Pero también admite que no tienen pruebas. La estrategia de María ha sido perfecta: sus heridas eran superficiales, pero suficientes para alarmar a todos, y su comportamiento vulnerable ha capturado por completo a Andrés, que ahora no se separa de su lado.

Horas más tarde, la conversación entre Gabriel y Damián sigue marcando un punto crucial en el episodio. Gabriel pregunta, con falsa ingenuidad, quién está a cargo de la negociación con Salcedo. Damián responde, frustrado, que Pedro Carpenal, el nuevo director, se ha hecho cargo, ya que Andrés está completamente volcado en cuidar a su esposa. Pero Pedro no está logrando avances, y la situación puede explotar en cualquier momento.

Gabriel vuelve a ofrecerse para tomar las riendas del asunto, esta vez como representante legal de la empresa. Damián acepta con alivio, agradecido por la disposición de su sobrino, sin saber que está metiendo al enemigo directamente en el centro de la negociación.

Este episodio promete sacudir los pilares emocionales de los personajes. Mientras unos se mueven por amor, otros por ambición, y algunos por pura supervivencia, los secretos se acumulan como una bomba de tiempo a punto de estallar. María sigue jugando con fuego, arrastrando a Andrés a un mundo de mentiras y dependencia emocional. Gabriel avanza silenciosamente en su plan maestro, manipulando cada situación a su favor. Y Marta, atrapada entre la crisis empresarial y su lucha por mantener vivo el proyecto, intenta no perder el control.

En Sueños de Libertad, cada gesto, cada palabra, cada silencio esconde un propósito. Y este lunes 23 de junio, el capítulo 336 revelará que cuando se vive rodeado de secretos, la verdad es lo que más duele… y lo que más poder tiene.

No te lo pierdas. ¡La verdad está a punto de ser descubierta!