El eco de una voz firme rompió la quietud del palacio: “Señora Arcos, está usted despedida. Debe abandonar el palacio a la mayor brevedad posible.” Así, con una frialdad implacable, Petra Arcos fue apartada de su cargo como ama de llaves en La Promesa, un giro que muchos esperaban… y otros celebraban. Pero como bien sabemos, en el universo de los Luján, nada es tan definitivo como parece. Lo que se presentaba como un cierre se convertirá muy pronto en una nueva y turbulenta apertura.

El despido de Petra no fue fruto del azar ni de un arrebato. Martina, tomando las riendas con una seguridad sorprendente, fue quien dio la orden con “instrucciones muy precisas”. Pero lo que parecía un acto de justicia y liberación dentro del servicio, se ha revelado como un movimiento en un tablero donde la reina no es otra que doña Leocadia, la “postiza”, que cada día extiende más su dominio dentro de la finca.

Y es que la marcha de Petra no sentó nada bien a Leocadia. Lejos de alegrarse por la expulsión de la mujer que tantas veces humilló y manipuló al servicio, Leocadia vio en su ausencia una pérdida estratégica. Petra, con todos sus defectos, era una pieza útil. Una mujer fácilmente controlable, una espía silenciosa, un brazo ejecutor. Y por eso, no tardó en mover hilos para revertir la decisión.

Alonso, el marqués de los “calzones nuevos”, como lo bautizan sarcásticamente los cronistas del corazón del palacio, volvió a caer en la trampa de la indecisión y la manipulación. Presionado por Leocadia, terminó enfrentándose a su hija Catalina y a su sobrina Martina, debilitando aún más su ya frágil autoridad. La postiza se ha hecho con el control no solo del servicio, sino del mismísimo marqués, quien ya no distingue el deber de la conveniencia.

Pero, ¿quién es realmente Petra Arcos? ¿La mujer odiosa que secuestró a Dieguito, el hijo de Pía, llevándolo a un convento con la ayuda de su hijo Feliciano? ¿La sirvienta cruel que escupía veneno incluso en los momentos más trágicos, como cuando Hana agonizaba en el patio del palacio? ¿O es acaso la nueva Petra, más amable y serena, que los guionistas nos quisieron mostrar justo antes de despedirla?

Recordemos que no es la primera vez que Petra fue expulsada. Ya en aquella ocasión, cuando la marquesa Cruz pactó con Pía el silencio a cambio de la manutención del pequeño Dieguito, Petra fue echada… solo para volver al poco tiempo. Su regreso fue una puñalada para el servicio, que pensó haberse librado de su pesadilla. Pero como siempre en La Promesa, lo que se va… vuelve, y con más fuerza.

Lo mismo ocurrió tras la muerte de Hana. Petra, incapaz de mostrar respeto, soltó comentarios tan desagradables que provocaron una oleada de indignación. Catalina exigió su expulsión inmediata, pero Alonso, en su eterno papel de dubitativo señor, decidió postergar la decisión. Y Leocadia, viendo el potencial de Petra como aliada, decidió que era mejor mantenerla cerca que fuera.

Ahora, con su reciente despido y la ausencia de un vídeo de despedida —como es tradición cuando un actor abandona definitivamente la serie—, todo apunta a que Petra no ha salido para siempre. De hecho, recientes imágenes del rodaje muestran a la actriz ensayando escenas junto a María Fernández y Pía Darre, confirmando lo que ya era un secreto a voces: Petra volverá. La pregunta no es si regresará, sino cómo lo hará.

¿Retomará su cargo como ama de llaves? ¿O será relegada a un puesto secundario mientras Pía, quien ha demostrado ser una líder justa y sensible, permanece al mando? La tensión entre ambas está servida. Pero con Leocadia detrás, todo es posible. Si algo ha demostrado esta mujer es que su ambición no conoce límites, y si para mantener el control necesita que Petra regrese, así será.

Además, en medio de esta tormenta se suma otro ingrediente explosivo: la reciente excomunión de Samuel. Muchos culparon a Petra de haber avisado al obispado, pero pronto saldrá a la luz que no fue ella la responsable. Esta revelación será la excusa perfecta para que Leocadia la “perdone” públicamente y promueva su retorno, pintándola como víctima de una injusticia. Así, el relato cambiará: Petra, la despiadada, será presentada como una mártir.

Lo más irónico de todo es que muchos, incluso aquellos que detestaban a Petra, están comenzando a sentir cierta nostalgia por su ausencia. Su carácter agrio, su lengua afilada, su figura ominosa por los pasillos… era parte del alma del palacio. Y aunque su regreso no traerá paz, sin duda devolverá esa energía intensa que tantos odian… pero que nadie ignora.

Con todo este cóctel emocional, el palacio de los Luján se prepara para una nueva guerra silenciosa. Petra no volverá con la cabeza agachada. Volverá con una sonrisa torcida, sabiendo que, una vez más, ha sobrevivido al fuego cruzado. Y quienes creyeron haber ganado al verla partir… pronto descubrirán que los fantasmas nunca se van para siempre.

Así que prepárate. Porque si creías que La Promesa ya había vivido sus episodios más turbulentos, lo de la semana que viene promete ser un verdadero huracán. Petra Arcos está de regreso. Y no viene sola… viene con venganza, con aliados ocultos, y con la bendición de la mujer más peligrosa del palacio: doña Leocadia.

Y tú, ¿estás listo para su retorno?