¡Por fin! El episodio 580 de La Promesa nos regala una despedida que llevábamos tiempo deseando: Ana se va. Y no hablamos de una salida cualquiera, sino de una huida vergonzosa, entre gritos, negaciones y sin rastro de arrepentimiento. El capítulo ha sido tranquilo en ritmo, pero ha tenido momentos clave que dejan huella en varias tramas. Vamos a repasarlo todo, como siempre, con ojo crítico, algo de ironía y muchas ganas de que esta historia coja de nuevo fuerza.
La gran noticia: Ana al fin queda al descubierto
Después de muchas mentiras, secretos y medias verdades, la verdad sobre Ana ha salido a la luz. Ricardo, con la información que ha conseguido a través de Vera, se arma de valor y le dice las cosas claras: ella fue quien secuestró a Dieguito. La confrontación es intensa, aunque breve. Ana, lejos de admitir sus crímenes, reacciona con una mezcla de histeria y arrogancia. Monta un drama donde pretende ser la víctima, y Santos, fiel hasta el absurdo, decide creerla y la sigue. Ambos huyen, dejando tras de sí un reguero de dudas, rabia… y alivio para muchos personajes (y espectadores).
Ricardo, por su parte, se mantiene firme. No tiene pruebas materiales, pero sí testimonios, intuición y el valor que le faltó durante meses. El hecho de que Santos le diga a su padre que no se puede acusar sin pruebas solo evidencia lo manipulable que es. Porque, en una época como la suya, la palabra de la gente mayor del pueblo equivalía a sentencia. Y si cinco abuelas cotorras dicen que te vieron con el niño, es más creíble que un informe del CSI. Ana se va sin mirar atrás. Y nosotros, sinceramente, esperamos que no regrese jamás.
Santos, otro que sobra
La marcha de Ana arrastra también a Santos, quien sigue defendiendo lo indefendible. Su incapacidad para ver lo evidente y su actitud desafiante ante las acusaciones de su padre lo convierten en otro personaje que ha agotado su utilidad narrativa. Si ambos se pierden en algún rincón de la Península sin cobertura ni caminos de vuelta, no los vamos a echar de menos.
Ricardo, entre la redención y el hartazgo
Y hablando de personajes quemados… Ricardo. Sí, ha tenido su momento valiente al confesar lo de Ana, pero su recorrido en la serie ya no da más de sí. Lleva demasiado tiempo dando vueltas sin un rumbo claro, y esta trama con Ana y Santos solo ha servido para estirar lo inevitable. Si su salida está cerca, sería una decisión más que acertada. El personaje, tal como está, no aporta nada nuevo.
El gesto de Manuel y la futura tensión con Simona
En medio de tanta tensión, hay un rayo de esperanza. Manuel le comunica a Simona que va a contratar a su hijo, y que este volverá a La Promesa para trabajar a su lado. Una escena tierna, emotiva y muy humana. Pero, claro, sabemos cómo funciona esto: el hijo volverá con rencor, habrá enfrentamientos con su madre, distanciamientos con Manuel… un mes de odio, otro de incomodidad, uno más de reconciliación y para cuando llegue octubre, probablemente ya se lleven bien.
La trama se perfila larga y con subidas y bajadas, pero tiene potencial. El contraste entre Simona, con su corazón noble pero herido, y el hijo, con sus propias heridas aún abiertas, puede dar pie a momentos muy potentes si los guionistas se lo toman en serio.
Adriano y Catalina: tensión, química… y confusión
Otro foco del episodio ha sido la extraña situación entre Adriano y Catalina. La química entre ellos es innegable, pero Catalina sigue bloqueada. Después de haber dejado todo por ir tras Pelayo, ahora finge indiferencia por Adriano, cuando en realidad es evidente que aún le remueve por dentro. La relación está en un limbo emocional que puede explotar en cualquier dirección.
Catalina necesita recuperar ese espíritu fuerte y decidido que tenía cuando conoció a Adriano. Ahora está en una etapa difusa, contenida, y la serie debe darle un impulso. Y mientras, todos los fans del “ship” entre ellos esperamos una escena contundente que reavive la llama. O que la apague del todo, pero que se decidan.
Curro y Ángela: el romance que se cocina a fuego lento
Después del parto de Rafaela, donde compartieron un momento de cercanía muy especial, Curro y Ángela vuelven a acercarse. La escena del casi-beso dejó claro que hay sentimientos, aunque todavía no se atreven a verbalizarlos del todo. La dinámica recuerda un poco a lo vivido entre Manuel y Jana, y eso puede ser un arma de doble filo. Si repiten esquemas, corren el riesgo de perder frescura.
Aun así, la química entre ellos es natural, y si desarrollan la relación con sutileza, puede convertirse en una de las grandes tramas románticas del próximo bloque de capítulos.
Petra, ¿camino a la redención?
Sin imágenes claras, pero con señales preocupantes, parece que Petra empieza su redención. Y no, no nos gusta nada. Después de tanto daño, de todo lo que ha hecho y de las oportunidades que los guionistas tuvieron para desarrollar su historia con el hijo que abandonó, ahora, 250 capítulos después, nos la quieren vender como víctima o como posible aliada. No cuela. No a estas alturas.
Rómulo, la jubilación que nunca llega
Como cada cierto tiempo, Rómulo vuelve a insinuar que quiere jubilarse. Una historia que ya suena repetitiva, como la del pastor y el lobo. ¿Se irá esta vez? Lo dudamos. Es más bien una manera de tener a su personaje girando en círculos sin que se sienta desocupado. Pero lo cierto es que este recurso está empezando a ser agotador. O se va de verdad, o que dejen de mencionarlo cada dos por tres.
Un capítulo flojo… pero con una salida para celebrar
En resumen, el capítulo 580 ha sido más bien soso y predecible, con pocos momentos de tensión real… excepto por la gran escena: la caída de Ana. Por eso, brindamos con lo mejor de La Promesa (aunque aún no exporten jamones): Ana ha sido desenmascarada y ha huido, probablemente para no volver. Santos, con ella. Ricardo, colgando de un hilo. Y los nuevos romances, empezando a florecer mientras otros siguen estancados.
Mañana promete más, con posibles consecuencias por el romance entre Adriano y Catalina. ¡Os espero en la próxima review! ¿Vosotros también celebráis la marcha de Ana o pensáis que aún queda algo de ella por contar? ¡Os leo en comentarios!