ADRIANO TIENE EN SUS MANOS DESENMASCARAR AL DUQUE DON LISANDRO || CRÓNICAS de #LaPromesa #series

En La Promesa, la aristocracia se tambalea y las verdades enterradas comienzan a emerger como una tormenta que amenaza con arrasarlo todo. El palacio de los Luján, escenario de intrigas y traiciones, vuelve a ser el centro del huracán. Y esta vez, el protagonista inesperado es Adriano, ese joven labriego convertido en esposo de Catalina, quien guarda en su memoria una clave que podría arruinar a uno de los hombres más poderosos del reino: el duque don Lisandro de Carvajal y Cifuentes.

Adriano no solo ha regresado con un nuevo título moral como esposo de la marquesa, sino también con un pasado que amenaza con cambiarlo todo. Antes de su retorno a La Promesa, el joven vivió y trabajó en Cádiz como capataz del Conde de Monteverde, un noble poderoso que, sorprendentemente, confió en él hasta el punto de dejarle algunas tierras al morir, por no tener descendencia. Ese periodo de su vida, hasta ahora poco explorado, está a punto de revelarse como el arma definitiva para desenmascarar al duque Lisandro, un personaje que se ha presentado siempre como impecable, honorable… pero que esconde un pasado oscuro, quizás delictivo.

Todo comienza cuando Adriano reconoce al duque. No por los bailes cortesanos, no por los pasillos del palacio, sino por los recuerdos de Cádiz. En una conversación tensa, Lisandro intenta desacreditarlo, escudándose en su título nobiliario y su supuesto alejamiento de ambientes “vulgares”. Pero la mención del Conde de Monteverde sacude al duque. Su rostro se tensa. Se rompe por un segundo su máscara altiva. Y ahí está la grieta que Adriano y Catalina podrían usar para romperla del todo.

Catalina, al principio reacia a creer en rumores, empieza a sospechar que hay más detrás de la compostura de Lisandro. Ella misma lo dice con lucidez: “Detrás de un rumor siempre se esconde la verdad.” Y es que este hombre, que actúa como si el mundo le perteneciera, que se permite despreciar a los sirvientes, invadir alcobas ajenas y aliarse con serpientes como Leocadia, no puede ser tan impoluto como pretende. Hay secretos. Hay pecados. Y Adriano, sin buscarlo, los ha traído consigo desde Cádiz.

Recordemos que el reencuentro entre Adriano y Catalina no fue sencillo. Ella lo dejó para correr tras Pelayo, en un acto de desesperación y orgullo que muchos consideraron indigno de su fortaleza habitual. Pero el tiempo, los errores y el nacimiento de sus hijos la hicieron rectificar. Catalina y Adriano han vuelto a unirse, y su reconciliación ha fortalecido al joven, quien ahora, desde una nueva posición de poder moral y terrenal —con sus tierras heredadas y una familia por la que luchar— está listo para enfrentar al mismísimo duque.Uploaded image

Lisandro no ha sido precisamente un huésped cortés en el palacio. Ha tratado con desprecio a todos, se ha aliado con Leocadia —la víbora, como él mismo la llamó— y ha abusado de su posición para manipular y amenazar a los que considera inferiores. La escena en la que entra sin pudor a la alcoba de Catalina fue la gota que colmó el vaso. No fue casualidad: Leocadia le había informado de lo que encontraría, demostrando una vez más que actúan como una dupla maliciosa, una especie de nobleza corrupta que se protege mutuamente.

Pero el palacio ya no es el terreno seguro que Lisandro creía controlar. Los Luján, a pesar de sus divisiones internas, comienzan a unir fuerzas contra la amenaza común. Incluso personajes como Catalina, que siempre ha actuado con impulsividad, ahora canalizan su energía hacia la defensa de su familia y su hogar. Y Adriano, desde su posición modesta, podría convertirse en la clave de todo.

¿Podría ser que Lisandro estuviera involucrado en actividades ilegales durante su estancia en Cádiz? ¿Fue el Conde de Monteverde testigo —o incluso víctima— de alguna maniobra turbia del duque? Adriano, por su cercanía al conde y su experiencia en esos años, seguramente sabe más de lo que incluso él mismo sospecha. Y ahora, con los recuerdos aflorando, comienza a atar cabos.

Catalina lo empuja a hablar: “Quizá tienes en tus manos la clave para librar a mi padre del yugo de ese hombre.” Y esas palabras marcan el punto de inflexión. Porque si Adriano puede aportar pruebas o testigos que desvelen la verdadera cara de Lisandro, la caída del duque será inevitable. No importará cuán alto se crea, ni cuántos favores le deba el mismísimo rey.

Y es que, como bien se comenta entre bastidores, Lisandro no está solo. Su cercanía al rey —Alfonso XI, un monarca que, como se recuerda en esta crónica, no fue precisamente un modelo de virtud— lo protege. Pero esa protección también tiene un precio. Y si Lisandro cae, es probable que arrastre con él a toda una red de corrupción, alianzas, y favores inmorales que salpicarían incluso a la corona.

La tensión crece con cada día que pasa. Adriano empieza a recordar detalles. Rostros. Conversaciones. Y a medida que el velo del pasado se va levantando, el presente se llena de peligro. Porque Lisandro no es de los que se quedan de brazos cruzados. Si sospecha que su fachada está en peligro, no dudará en atacar, en chantajear, o incluso en eliminar obstáculos. Y Adriano, Catalina y todo el palacio podrían pagar el precio.

Mientras tanto, Leocadia y Lorenzo, otra pareja de villanos con mil planes oscuros, siguen moviendo piezas en las sombras. Pero la situación está cambiando. Incluso Eugenia, que hasta ahora había permanecido al margen, empezará a sufrir esta semana. Las víctimas colaterales del enfrentamiento entre Lisandro y Adriano podrían ser muchas.

La Promesa entra en una fase crítica. Las verdades enterradas están saliendo a la luz. Y aunque Adriano no tenga título, su voz comienza a sonar más fuerte que la de muchos nobles. Con un pasado cargado de verdad, un presente lleno de coraje y un futuro incierto, se erige como el inesperado héroe de esta historia.

Porque a veces, para destruir a un monstruo disfrazado de noble, hace falta el valor de un hombre sencillo. Y Adriano, con sus manos de labriego y su corazón leal, podría ser quien libere La Promesa del yugo de la corrupción.

Related articles

LA ESCENA MÁS ROMÁNTICA DE LA TEMPORADA || CRÓNICAS de #LaPromesa #series

Esta semana en La Promesa, el amor prohibido entre Curro y Ángela alcanza su punto de ebullición y nos regala el momento más íntimo, esperado y emocionante…

Spoiler de La Promesa: “SER DONCELLA EN 1916 || CRÓNICAS y ANÁLISIS de #LaPromesa”

En el universo de La Promesa, detrás de los brillantes salones y los secretos nobles, existe un mundo mucho más duro y silenciado: el de las doncellas….

El horario de “La Promesa”, en jaque tras la decisión de TVE

TVE apuesta por “Valle Salvaje” y “Malas lenguas” mientras se espera la llegada de un nuevo formato. Los horarios de “La Promesa” podrían cambiar y los fans…

🔴 TÍTULO PROPUESTO (impactante, emocional, con múltiples líneas narrativas): EL GIRO EN LA MUERTE DE JANA TRAS LA VISITA AL DUQUE DE CARRIL || CRÓNICAS y ANÁLISIS de #LaPromesa

La sombra de la muerte de Jana sigue creciendo en La Promesa, y ahora un nuevo frente se abre con la inesperada visita de Lorenzo al Duque…

LA PROMESA – Rómulo regresa con una nueva apariencia y desenmascara Cristóbal: ¡no es un mayordomo!

“Nunca fue un mayordomo… y yo puedo probarlo.”— Rómulo Baeza, antes de que el salón quedara en absoluto silencio. Durante semanas, el nombre de Cristóbal Ballesteros fue sinónimo de…

¡Una niña entre la vida y la muerte, una traición que estalla y un regreso que solo trae desgracias!

“No hay tiempo que perder… La niña se nos va.”— Alonso, ante la desesperación de ver a Rafaela desfallecer sin remedio. La Promesa entra en una semana…

You cannot copy content of this page