Spoiler: Şehmuz se enfrenta a Ferit con un ultimátum implacable

El capítulo comienza con un ambiente cargado de tensión: Şehmuz encara a Ferit con dureza, exigiéndole que tome una decisión crucial. O se separa de Seyran y se casa con Pelin, o nunca podrá ver al hijo que espera con ella. Esta amenaza despierta una furia inmediata en Ferit, que explota incapaz de contenerse. Sin embargo, el poder de Şehmuz y las medidas que ha tomado para mantener el control lo superan. Sin poder resistirse, Ferit es sacado por la fuerza de la casa. A pesar de la humillación, sus ojos arden con el deseo de venganza. No piensa rendirse.

Mientras tanto, Seyran, ajena al enfrentamiento, se acerca a la casa de Şehmuz con intención de hablar con Ferit. Pero antes de entrar, recibe una llamada de Kazım, quien, autoritario, le ordena regresar a la mansión. Aunque Seyran duda, termina cediendo. Deja atrás la oportunidad de enfrentar a Ferit, pero con el alma desgarrada.

Por otro lado, Şehmuz reúne a su familia y hace una declaración pública: si Ferit no acepta casarse con Pelin, no volverá a ver ni a ella ni a su hijo. Incluso Pelin se sorprende por la dureza de su padre. Aunque hasta ahora se ha beneficiado de la situación, el temor de perderlo todo empieza a carcomerla.

En la mansión, el ambiente es igual de tenso. Kazım pierde la paciencia al ver que todo está fuera de control cuando falta poco para la ceremonia de compromiso. Se enfrenta duramente a İfakat y declara que él gobernará la casa. İfakat, sin miedo, se rebela por primera vez. En ese instante, Seyran entra con paso cansado. Está afectada por lo que ha oído sobre Ferit. Cuando cierra los ojos en el jardín, las palabras de una mujer resuenan en su mente: siente que la oscuridad ha vuelto a envolverla.

Ferit también regresa a la mansión y busca a Seyran, dispuesto a explicarse. Pero la desconfianza ya se ha instalado en el corazón de ella. Aunque sus palabras son sinceras, ya no calan. La distancia entre ambos se hace visible.

Después, Ferit confronta a İfakat, convencido de que está detrás de todo. La acusa directamente, pero su agresividad no le permite escucharla. En ese momento, entra Seyran. Al enterarse de que Ferit habló del tema de las fotos con İfakat, su confianza en él se desmorona aún más. Ya no solo siente decepción, sino un abismo emocional. İfakat observa todo esto atentamente, evaluando la debilidad de ambos.

Mientras tanto, Kazım, furioso por el desorden, se impacienta cada vez más. Justo cuando está por dar la orden de comenzar la ceremonia, aparece Halis Korhan acompañado de una figura inesperada: Nükhet. Su presencia congela el ambiente. No es solo una invitada: su regreso implica un nuevo orden. Kazım, desconcertado, intenta recomponerse.

Seyran y Ferit caminan juntos hacia el salón, pero su conexión está rota. Antes de que comience la ceremonia, Ferit y İfakat suben a la habitación de Halis para contarle toda la verdad: el embarazo de Pelin, el chantaje de Şehmuz y cómo la situación ha escalado. Halis, aunque impactado, mantiene la calma. Sabe que esto ya no es solo asunto de Ferit, sino de toda la familia. Decide actuar con firmeza.

Los tres regresan juntos al salón. La atención ya no está en el compromiso, sino en el regreso de Nükhet. Su presencia agita el tablero político de la mansión. Mientras tanto, Ferit sigue tratando de recuperar la confianza de Seyran, pero ella se mantiene distante. La ceremonia comienza, pero todos están distraídos con pensamientos más oscuros.

En una escena cargada de tensión, Pelin llama a Ferit en secreto. Está nerviosa. Él intenta tranquilizarla, prometiendo que mañana hablarán con Halis. Sin embargo, sabe que su vida está al borde del colapso. El embarazo de Pelin lo ha envuelto en una red de la que no puede escapar, y su relación con Seyran pende de un hilo.

Durante la ceremonia, Kazım pasea como un general victorioso, mostrando su poder. Sabe que esta boda entre Kaya y Suna puede fortalecer su posición. Nükhet, aunque presente, no oculta su incomodidad. Aún duda de la conveniencia del matrimonio, pero guarda silencio. La ceremonia se lleva a cabo según las tradiciones: incluso cuando Suna derrama café de los nervios, el gesto provoca una sonrisa en los presentes.

Finalmente, Halis coloca los anillos. El compromiso queda sellado. Suna brilla de alegría, mientras que Kaya, aunque sonríe, guarda dudas. Tras la ceremonia, Kazım se siente más poderoso que nunca. Pero lejos de las luces, Ferit y Seyran siguen distantes. El silencio entre ellos dice más que mil palabras.

En otra esquina, Abidin está devastado. Suna, la mujer que ama en secreto, ahora pertenece a otro. Y como si fuera poco, recibe una llamada de Tayyar, quien lo chantajea con pruebas del embarazo de Pelin y otras imágenes comprometedoras. Si no lo liberan, lo hará público todo. Abidin, desesperado, se lo cuenta a Ferit. Juntos parten a enfrentarse a Tayyar antes de que sea demasiado tarde.

Seyran, por su parte, está destrozada. No encuentra sentido a todo lo que está ocurriendo. Y cuando finalmente decide ir a la casa de Şehmuz, se encuentra cara a cara con una imagen devastadora: el vientre abultado de Pelin. Esa visión destruye sus últimas esperanzas. Aunque quiere mantenerse fuerte, sus ojos se llenan de lágrimas. Sabe que nada volverá a ser igual.

El impacto es tal que Seyran queda al borde de una decisión crucial. Si se retira, dejará el camino libre para Pelin. Pero si se mantiene en pie, podría redefinir el destino de todos. En la mansión, todos esperan su decisión. Porque el próximo paso de Seyran marcará el futuro de Ferit, el bebé, y la familia Korhan.

Mientras tanto, Suna intenta congraciarse con Nükhet, pero recibe un golpe brutal: escucha a escondidas que Kaya solo quiere casarse con ella por lástima. El mundo de Suna se desmorona. Aun así, decide no romper el compromiso. Está decidida a seguir adelante, aunque por dentro esté destrozada. Kazım, por su parte, acelera la boda con entusiasmo.

Finalmente, Halis le revela a Seyran que Pelin está embarazada. Observa su reacción con atención. Si Seyran se retira, Ferit podría casarse con Pelin y asegurar la continuidad del apellido Korhan. Pero Seyran toma otra decisión: va a buscar la verdad por sí misma. Y cuando la ve en la puerta de la casa de Şehmuz, ya es demasiado tarde. La verdad está frente a ella, y el daño es irreversible.

Lo que viene después no es solo un nuevo capítulo en esta historia, sino el inicio de una guerra donde cada personaje tendrá que decidir de qué lado está… y hasta dónde está dispuesto a llegar.