En Una nueva vida, la aparente calma que reina tras el reencuentro de Seyran y Ferit es pronto sepultada por una revelación que sacude los cimientos de la familia Korhan. Halis Korhan, en un giro inesperado, reúne a todos en la mansión para anunciar su decisión más polémica: se casará con Hattuç. La reacción es inmediata: estupefacción, susurros incrédulos y miradas de desconcierto. Zerrin, İfakat, Nükhet e incluso Orhan no pueden ocultar su shock. Pero son Suna y Kaya quienes alzan la voz, indignados por una decisión que consideran insensata. Sin embargo, el patriarca se muestra implacable; con la fuerza de quien ha vivido demasiado y ya no teme a nada, declara que la boda se celebrará, le pese a quien le pese.
Este anuncio no solo rompe la aparente armonía, sino que deja entrever heridas mal cicatrizadas y secretos aún sin resolver. A solas con Seyran, Halis le extiende una rama de reconciliación. Las palabras son pocas, pero pesan como plomo: quiere redimirse, cerrar las grietas del pasado. La tensión entre ambos se disuelve lentamente, abriendo paso a una nueva etapa de comprensión. Junto a Ferit y Hattuç, comparten un paseo por la playa que, por un instante, devuelve la paz y la risa al corazón de todos.
Pero mientras en la mansión se respira una paz artificial, fuera de sus muros la oscuridad crece. Kazım, al recibir la noticia de la hospitalización de Ökkeş, se tambalea. Ve en esa desgracia una advertencia velada de Halis, y el miedo lo paraliza. Por primera vez, reconoce que su enemigo puede aplastarlo.
A la par, Suna, atrapada entre sus emociones y ambiciones, busca respuestas en el lugar más inesperado: una vidente. Sus palabras la estremecen. Si la boda se celebra, jamás podrá ocupar el lugar que anhela en la familia Korhan. Esa revelación despierta su lado más estratégico: debe evitar esa unión, y Kazım será su herramienta.
En la mansión, las sonrisas fluyen, pero la sospecha también. Algunos creen que Halis ha perdido el juicio. Latif, en una rara intervención, ofrece una visión distinta: la boda es un acto de redención. Sus palabras siembran dudas, pero también invitan a mirar más allá del escándalo.
Suna, armada de ambición, pone en marcha su plan. Necesita que Kazım se oponga públicamente. Para ella, impedir la boda es ganar influencia, posicionarse junto a Ferit y ser, finalmente, la señora del yalı. Pero no es la única moviendo fichas. İfakat también recibe una advertencia de la vidente: si no actúa, perderá su poder. Esas palabras reavivan su fuego interno.
Şehmuz, con una simpatía que bordea lo seductor, se acerca cada vez más a İfakat. Nükhet, en silencio, observa todo, archivando cada gesto para el momento adecuado. El ajedrez de alianzas y traiciones ha comenzado, y cada pieza se coloca estratégicamente.
En otro frente, Doruk teje una trampa para Asuman, usando su cercanía emocional para atraerla a una cita en la playa. Lo que Asuman no sabe es que esa invitación oculta un plan perverso. Nevra y Doruk quieren grabarla en una situación comprometedora, desatar un escándalo y arrastrar a los Korhan al abismo mediático. Asuman, conmovida y confiada, acepta la invitación. La trampa está lista.
Mientras tanto, el anuncio de la reconciliación entre Seyran y Ferit llega a oídos de Kazım. La noticia lo abruma tanto que pierde el conocimiento. Al recuperarse, recibe la visita inesperada de Ferit, Hattuç y Seyran. La determinación de Hattuç lo deja sin palabras. Ha perdido el control sobre su hija, su familia y su influencia.
En la intimidad de sus habitaciones, Ferit y Seyran vuelven a conectar. El dolor del pasado aún late, pero las sonrisas se filtran entre ellos. Ferit no suelta la mano de Seyran. Hay esperanza. Un nuevo comienzo parece posible.
Pero la calma no durará. Pelin, atrapada bajo la amenaza de Serter, urde su propia vía de escape. Mientras finge cercanía, roba su teléfono y envía un mensaje secreto a Kaya. La tensión crece: si Serter la descubre, todo acabará mal. Pero Kaya responde rápidamente, dispuesto a salvarla.
Halis Korhan, ajeno a algunas de las intrigas, regresa a la mansión decidido a confrontar a quienes se oponen a su boda. Reúne a todos y les lanza una pregunta: “¿Por qué tanto rechazo?”. El silencio reina… hasta que Nükhet menciona el verdadero motivo: la herencia. Halis estalla. La decepción lo consume. Para él, el amor es más importante que cualquier fortuna. Con voz firme, expulsa a Nükhet y ordena preparar su parte de la herencia.
A pesar de este gesto de fuerza, Zerrin, İfakat y Nükhet no se rinden. En secreto, conspiran para impedir la boda a toda costa. Saben que si Hattuç se convierte en la esposa legítima de Halis, su poder se verá reducido drásticamente. No están dispuestas a perderlo todo.
Mientras las conspiraciones crecen, Ferit y Seyran disfrutan de una paz dulce, aunque frágil. Sus risas llenan las habitaciones. El amor que los unió parece, al fin, resurgir con fuerza. Se abrazan con la certeza de que pueden empezar de nuevo.
Pero la tormenta se avecina. Aunque la mansión parezca un paraíso de armonía, en las sombras se gesta el caos. Halis, con su decisión, ha provocado grietas profundas. Los que se sienten amenazados han comenzado a moverse. Las traiciones, los chantajes y los juegos de poder solo están empezando.
La boda del siglo entre Halis Korhan y Hattuç no solo es un acto de amor tardío… es la chispa que podría incendiarlo todo. La guerra por el control del yalı ha comenzado, y nadie saldrá ileso.