Esta semana en ‘Sueños de libertad’, Damián, agradecido más allá de las palabras por el auxilio de Gabriel en aquel infortunado asunto del peatón, decide recompensarlo con una oferta que podría cambiarle la vida: un trabajo de gran responsabilidad. La noticia, sin embargo, cae como un mazazo sobre don Pedro, quien, dolido y traicionado, no puede evitar reprocharle a Damián que haya tomado semejante decisión sin contar con su parecer. Él, al fin y al cabo, es el dueño de la empresa.

Mientras tanto, en otro rincón de este entramado de emociones, Digna intenta frenar el impulso de Irene. Le suplica que no revele a Cristina el secreto que guarda desde hace años: que es su madre. Pero una conversación con Damián remueve en Irene un anhelo enterrado y poderoso. La decisión está tomada. Ya no puede más con el silencio. Cristina conocerá la verdad.

María se aferra a Andrés en ‘Sueños de libertad’

María continúa tejiendo su red alrededor de Andrés, usando su fragilidad como anzuelo. Cada gesto, cada suspiro, cada lágrima, parece calculado para mantenerlo cerca. Luz, preocupada por la salud mental de la mujer, le sugiere a Andrés internarla en una residencia especializada. Pero al oírlo, María reacciona con desesperación: intenta quitarse la vida, un acto que hiela la sangre de todos. Tras el intento, María se aferra a Andrés, suplicándole que no la envíe lejos, que no la abandone. Pero Begoña, observadora y escéptica, sospecha que todo ha sido una nueva jugada. Está convencida de que María no deseaba morir, sino manipular.

La culpa carcome a Damián, quien busca enmendar sus errores disculpándose con Andrés por haber insistido tanto con el tema de la residencia. En paralelo, Tasio, convencido por Carmen, ofrece a Chema una oportunidad de trabajo en la fábrica. El joven acepta y comenzará una nueva etapa compartiendo habitación con Raúl, en un mundo de responsabilidades que apenas empieza a conocer. El día del examen de Luz ha llegado. La familia Merino la rodea de cariño y buenos deseos, y organizan una cena en su honor. Pero Luz no puede compartir su entusiasmo: se siente al borde del abismo. A solas con Begoña, le confiesa su temor más íntimo: si no aprueba, abandonará la medicina.

Mientras tanto, Marta y Pelayo redoblan esfuerzos para convencer a Cobeaga de que regrese al trabajo. Finalmente, lo logran. El empresario vuelve y Luis y Cristina se sumergen en la creación de un nuevo perfume. A pesar de sus diferencias en el enfoque, algo empieza a brotar entre ellos: una sutil, inesperada conexión. Animada por el respaldo de Fina, Marta le comunica a Pelayo su total apoyo en su aspiración política: convertirse en gobernador civil. Él, emocionado y agradecido, abraza la idea con ilusión renovada. Por primera vez, siente que su sueño puede materializarse, y que no está solo en el camino.

Fina no pasa por su mejor momento en ‘Sueños de libertad’

Fina, por su parte, atraviesa un desasosiego profundo. Busca, sin saber exactamente qué, algo que le devuelva un sentido a su vida, una meta que le pertenezca. Se siente vacía, como si su identidad se hubiese diluido entre los días. En medio de todo esto, Begoña y María tratan de ocultar a Julia la reciente tragedia. No quieren que la niña se entere del intento de suicidio. Pero Julia no es tonta. Algo sospecha. Las lesiones de su nueva madrastra no pasan desapercibidas.

Luis y Cristina redoblan esfuerzos para dar con una fragancia que deje huella, una creación que impresione a Cobeaga. En ese delicado arte, cada nota aromática es una promesa, una declaración. Y mientras los aromas se entrelazan en el laboratorio, don Pedro visita a María. Sus palabras son una advertencia: el rendimiento de Andrés no deja de caer. La preocupación crece, como una sombra que amenaza con envolverlo todo.