En Sueños de Libertad, el peligro se filtra como una sombra silenciosa entre los muros de la fábrica, y Gabriel es su mensajero. En este episodio lleno de tensión y sigilo, se nos revela una de las jugadas más arriesgadas y oscuras del personaje, quien está dispuesto a todo por cumplir con los intereses ocultos de quienes lo manejan desde las sombras.

Todo comienza cuando Gabriel, con una frialdad que hiela la sangre, se infiltra en una zona restringida de la casa. Lo hace en secreto, sin levantar sospechas, y con un objetivo claro: obtener información confidencial. Para lograrlo, ejecuta un plan preciso y peligroso: manipula el sistema eléctrico, provocando un apagón que sumerge la estancia en tinieblas. La oscuridad no lo detiene, al contrario, le da ventaja. En medio de ese çãos controlado, logra colarse en una oficina donde se almacenan documentos sensibles. Cada segundo cuenta.

Gabriel se mueve con destreza. Abre archivadores, hojea informes, revisa contratos. Todo aquello que podría tener valor para quienes le pagan, lo fotografía con su móvil. Su misión es clara y no tiene tiempo para dudas. Sabe lo que busca y no se detendrá hasta conseguirlo.

Pero el riesgo se multiplica cuando escucha pasos acercándose. Las voces de Tasio y Raúl lo obligan a esconderse. Conteniendo la respiración, Gabriel se oculta entre estanterías justo cuando los dos hombres entran a la sala. Ellos también buscan algo: necesitan documentos urgentes de logística y transporte para un envío esencial que ha pedido Andrés. No notan la presencia de Gabriel, pero su conversación ofrece pistas cruciales.

Mientras rebuscan entre papeles usando las linternas de sus móviles, hablan sobre el frágil estado emocional de María. La situación con su esposo parece cada vez más irreversible. A pesar de estar juntos nuevamente, hay heridas que quizás ya no sanen. La escena se vuelve íntima y dolorosa, incluso mientras se desarrolla sobre el filo del peligro.

Tasio y Raúl finalmente encuentran los papeles relacionados con la recogida de materiales necesarios para la producción del perfume de Luis. Una logística precisa, un horario confirmado: entre las 9 y las 10 de la mañana del día siguiente, en las cercanías de una empresa en Chinchón. La información queda sobre la mesa… y Gabriel, escondido en la penumbra, la absorbe como un depredador esperando el momento de atacar.

Cuando los dos hombres abandonan la sala, el silencio vuelve a reinar. Gabriel emerge lentamente de su escondite. Sabe que acaba de obtener información valiosa, y no pierde un instante. Marca un número y llama a alguien clave en este oscuro juego: Salcedo. Con voz firme y segura, Gabriel le comunica los detalles del transporte. Y entonces, con una frialdad que estremece, le recuerda: “Ya sabes lo que tienes que hacer”.

Esa frase, seca y cargada de intención, lo dice todo. Không có se trata so

Tras colgar, Gabriel se marcha sigilosamente. Nadie lo ha visto. Nadie sospecha que, en esa noche sin luz, se ha puesto en marcha una amenaza que podría tener consecuencias catastróficas para todos. La escena cierra con una sensación de peligro inminente. En las sombras, se está gestando una traición, y el enemigo está más cerca de lo que nadie imagina.

Este capítulo marca un punto de inflexión. Mientras Marta, Fina y el resto de los personajes siguen lidiando con sus propios conflictos, ni siquiera sospechan que una emboscada se avecina. Gabriel ha activado una bomba silenciosa, y ahora solo queda esperar a que explote. Làm quen với nó … ya no habrá marcha atrás. La oscuridad ha sembrado su semilla, y Sueños de libertad está a punto de entrar en uno de sus momentos más intensos.