En el capítulo 592 de La Promesa, una oscura alianza comienza a gestarse en silencio, mientras los conflictos emocionales, las tensiones no resueltas y los secretos familiares continúan enredando la vida de los personajes. Hoy nos adentramos en un episodio marcado por una creciente inquietud: el regreso de Eugenia al sanatorio y el inquietante vínculo que está forjando con Lorenzo. Sí, promisers, esta semana promete tormenta… y el episodio de ayer fue solo el primer relámpago.
Mientras la audiencia alcanza picos históricos —un 17% de share que ha hecho historia en la serie— los fans nos enfrentamos a una nueva dificultad: los horarios caóticos impuestos por el contenedor de la “familia de la tele”. La Promesa, que debería ser una escapatoria al drama del día a día, se ha convertido en una carrera contrarreloj entre horarios imposibles y cambios de programación sin sentido. Pero, como buenos promisers, resistimos. Porque lo que está ocurriendo en la ficción merece cada segundo de espera.
Y ahora, sí. Vamos a lo jugoso.
Petra cambia de bando, pero Rómulo se oscurece
Uno de los giros más inesperados de este episodio ha sido el cambio de actitud de Petra. Aquella mujer fría, controladora y siempre metida en los enredos más turbios del servicio, parece estar dándose una oportunidad en el bando luminoso. ¿Redención en camino? Quizás. Su posible papel como mediadora entre el cura y otra de las figuras clave podría convertirla en una inesperada Celestina. Sin embargo, justo cuando creemos que el servicio empieza a respirar, Rómulo cae del pedestal. Se está tornando rígido, severo, casi hostil… y sí, está cruzando peligrosamente hacia la zona oscura. Sin Petra como villana, parece que la serie quiere llenar el vacío con él, pero ¿es esa la mejor decisión narrativa?
Curro, Ángela y el juego de secretos
La tensión entre Curro y Ángela es de alto voltaje. Hay miradas que cortan el aire, silencios que arden, y una tensión sexual no resuelta que huele a tragedia y deseo a partes iguales. Curro, incapaz de verbalizar lo que le ocurre, pide dinero sin explicar nada, provocando desconfianza. Su desesperación lo lleva a robar a su propia madre, Leocadia, para entregarle el dinero a Ángela con una promesa vaga y una media verdad. ¿El objetivo? El casino. Allí quiere encontrarse con la persona que intentó matarlo, buscando respuestas que podrían matarlo una segunda vez.
Pero eso no es todo. El gran temor es que Ángela descubra también la conexión con Han, una verdad aún más peligrosa. Los secretos que Curro guarda amenazan con devorarlo desde dentro.
Vera, López y la economía del desastre
López no se queda atrás en la búsqueda desesperada de recursos. Acude a Vera, que parece tener más fondo que el mismísimo Banco de España. Vera le entrega el dinero, pero el maletín de Cruz ya es cosa del pasado, y ese dinero no es suficiente para tapar los agujeros que empiezan a aparecer en esta red de mentiras. La economía emocional y literal de La Promesa está al borde del colapso. Con nuevos escenarios como el casino y la joyería en el horizonte, parece que la historia dará un pequeño giro hacia exteriores más dinámicos. Eso sí, seguimos girando en círculos, como una peonza que siempre regresa al mismo punto.
La boda secreta… ¿o el plan más absurdo del siglo?
La trama de la boda se está convirtiendo en un auténtico despropósito. Se mueve al ritmo de una película de acción, al estilo Fast and Furious. Escaleras vigiladas, salidas secretas, planes encriptados como si fueran una operación de espionaje. Todo para evitar que Leocadia se entere. ¿De verdad es necesario tanto misterio para una boda? ¿No sería más fácil casarse en cuanto ella parpadee? La exageración ha llegado a un punto que roza el absurdo. El secretismo es tal que ni siquiera se menciona el nombre del padre de Ángela por miedo a que las paredes de La Promesa escuchen. El ambiente está tan cargado de paranoia que cualquier susurro puede detonar una bomba familiar.
Manuel, Toño y la caída libre
La historia de Manuel se cruza ahora con la de Toño, quien regresa… arruinado y borracho. Ha despilfarrado todo el dinero y aparece como una sombra de lo que fue. ¿Será Manuel capaz de rescatarlo del abismo? Si esta es la única línea narrativa de Manuel en este momento, parece que su personaje ha quedado estancado. Y sin embargo, al menos tuvimos una escena cálida entre Manuel y Curro. Una escena bonita, sincera, de las que escasean en la serie. Pero ya sabemos lo que pasa: nos dan una y luego nos hacen esperar 400 episodios más para la siguiente.
El secreto del padre… ¿muerto o más presente que nunca?
Aquí llegamos al núcleo del drama. El nombre del padre de Ángela es el secreto mejor guardado de La Promesa. Leocadia teme que Eugenia lo revele, y ese miedo tan visceral solo tendría sentido si el padre ya estuviera muerto. Porque si estuviera vivo, el problema no sería mencionar su nombre, sino su posible regreso. Todo apunta a que la mención del padre podría desencadenar consecuencias irreversibles, y tal vez incluso revele conexiones ocultas entre personajes que aún no han explotado en pantalla.
Las teorías abundan: ¿y si ya lo hemos visto? ¿Y si se trata de Lorenzo o el Barón? Pero no encaja. Lorenzo ya tiene sus propias sombras y vínculos con Eugenia, y el Barón, estando muerto, carece de impacto. La clave, quizás, esté en alguien nuevo, o en alguien que está a punto de irrumpir en La Promesa para reventar por completo la estabilidad de los Luján.
Eugenia y Lorenzo: la nueva alianza del mal
Y aquí, promisers, es donde el episodio alcanza su punto álgido. Eugenia y Lorenzo están formando una alianza. No por amor, ni por poder, sino por manipulación pura. Él la quiere de vuelta en el sanatorio, ella parece ceder… pero bajo sus propios términos. Esta unión es peligrosa porque mezcla lo impredecible de Eugenia con la astucia sin escrúpulos de Lorenzo. Lo que empieza como una colaboración para “el bien de todos”, pronto podría convertirse en una conspiración que ponga en jaque a toda la casa.
¿Lograrán devolverla al sanatorio? ¿O será esta jugada el comienzo de una guerra silenciosa dentro de La Promesa?
En resumen, este episodio ha sido como una bomba de mecha larga. Poco estallido inmediato, pero muchas señales de que algo grande se avecina. La tensión se acumula, las alianzas cambian, y los personajes caminan por la cuerda floja sin red de seguridad. Mientras esperamos el siguiente capítulo, solo podemos hacernos una pregunta: ¿quién caerá primero en esta guerra silenciosa?
Nos leemos pronto, promisers. Hasta entonces… ¡cuidado con los nuevos aliados del mal!