En Sueños de Libertad, la tormenta está lejos de amainar. Si algo ha dejado claro Roser Tapias, intérprete de la compleja y fascinante María, es que el viaje emocional de su personaje está lejos de llegar a su destino. Desde lágrimas hasta carcajadas, del vértigo al abismo, María se ha convertido en una figura cada vez más oscura, atrapada en su propia telaraña de ambiciones, heridas emocionales y deseos reprimidos. Y ahora, según adelanta la propia actriz, lo que viene es aún más demoledor: una etapa de lucha feroz, de decisiones radicales y de consecuencias imprevisibles para toda la familia.
En una conversación sincera y cargada de emoción, Roser Tapias reflexiona sobre los seis intensos meses que han transformado el arco de su personaje en una montaña rusa. “Me has hecho llorar, reír, enfadarme… y ahora sonrío distinto”, dice, como si hablara no solo de María, sino del viaje del espectador. Y es que en cada episodio, María ha ido desnudando su alma, revelando capas de una mujer que no sabe lo que es ser feliz. Una mujer que se aferra a su sueño de libertad, aunque ese sueño se tiña cada vez más de sombra y ambigüedad.
Al principio, María parecía una víctima de las circunstancias. Pero con el tiempo, ha quedado claro que sus heridas también alimentan una ambición que no siempre se expresa con nobleza. Roser lo explica sin rodeos: “Creo que ahora María se siente cómoda en la oscuridad. Quizá ha elegido no buscar la luz”. Una frase demoledora, que redefine al personaje y nos anticipa lo peor: lo que viene no es redención, sino guerra interna. Y no solo en el alma de María.
Su obsesión por el estatus, por mantener la imagen impecable de una mujer que encaja en la rígida sociedad de la época, se ha convertido en un monstruo que devora cualquier atisbo de felicidad. El amor verdadero le hace temblar, porque le recuerda que ser feliz puede significar perderlo todo. Y es ahí donde entra en escena el chófer. Ese hombre que, como un inesperado rayo de luz, le ha devuelto a María la sensación de estar viva.
“Contigo vuelvo a sentirme viva”, confiesa su personaje al chófer. Pero lejos de ser una historia de amor sencilla, esta relación es un espejo donde María ve lo que podría tener… y también lo que teme perder. Para ella, el estatus pesa más que cualquier latido del corazón. El conflicto está servido: ¿seguirá María siendo esclava de lo que se espera de ella o se atreverá a romper con todo por amor?
La actriz confiesa que muchas veces ha sentido ganas de tachar los guiones y reescribir el destino de su personaje. Pero Sueños de Libertad es una serie que no da tregua. “Esto es un no parar”, dice entre risas y resignación, al enumerar los golpes que ha recibido María: nulidades matrimoniales, custodias, humillaciones, traiciones. Y lo que viene no será diferente. De hecho, será aún peor.
Roser advierte que lo que está por venir “va a ser muy bestia”. Asegura que ni siquiera los fans más entregados están preparados para el nivel de intensidad que se avecina. “Se vienen tiempos más difíciles aún para la familia y de mucha lucha”, declara, dejando en el aire la posibilidad de que los conflictos escalen a un nivel sin precedentes. Y aunque niega que su personaje vaya a convertirse en asesina, no descarta nada. Porque con María, cualquier cosa puede pasar.
Las filtraciones, otro tema que sobrevuela la entrevista, parecen ser una batalla paralela. “No sabemos cómo se entera la gente”, comenta entre risas, sorprendida por la habilidad detectivesca de los fans. Y es que mantener el misterio se ha vuelto casi una misión imposible en una serie tan adictiva como impredecible. Pero aunque los spoilers se cuelen por las rendijas, lo que de verdad engancha es el viaje emocional de cada personaje. Y en eso, María es la reina del drama.
Al cierre de la conversación, cuando se le pide a Roser Tapias un titular que resuma lo que le espera a su personaje, no duda: “Lo que va a pasar es muy bestia. Nadie se lo imagina. Tiempos de lucha para la familia”. Y ahí está la clave: Sueños de Libertad se adentra en un terreno más oscuro, más peligroso, donde los personajes tendrán que elegir entre lo que son y lo que quieren ser. Donde la lucha por la libertad no será solo unideal romántico, sino una guerra emocional con pérdidas reales.
María, ese enigma hecho mujer, está a punto de cruzar líneas que podrían cambiarlo todo. Ya no se trata solo de sobrevivir. Ahora se trata de elegir: ¿seguir viviendo en la mentira o arriesgarlo todo por un atisbo de verdad? ¿A qué precio se compra la libertad cuando uno mismo se ha convertido en su peor cárcel?
El tablero está dispuesto. Las piezas empiezan a moverse. Y María, con su sonrisa ambigua y sus demonios al acecho, está lista para jugar la partida más peligrosa de su vida.
¿Crees que María será capaz de romper sus cadenas?