¡Hola, amigos de Sueños de Libertad! El próximo capítulo viene cargado de emociones a flor de piel, secretos desvelados y decisiones que podrían cambiarlo todo. Esta vez, el enfrentamiento no será entre adultos, sino entre una joven herida y una mujer desesperada por no perder lo que más ama. El epicentro de este drama: Julia.
Todo comienza con una escena aparentemente tranquila. Julia, concentrada, ensaya su papel para la obra escolar de La Cenicienta. Su ilusión por interpretar el papel protagonista la mantiene ocupada, alejada por unos instantes del conflicto familiar que la rodea. Pero la calma dura poco. María entra en la habitación con los ojos visiblemente llorosos. Julia, sorprendida, la observa mientras la escucha recitar una frase de la obra.
María, intentando disimular su dolor, le confiesa que aprendió los diálogos para ayudarla con el ensayo. Julia, enternecida, le sonríe sin saber que está a punto de vivir uno de los momentos más difíciles de su vida.
Con inocente ilusión, Julia le cuenta que su profesora está mejor y podrá asistir como apuntadora. Luego, con esa esperanza propia de la infancia, le pregunta a María si irá a verla actuar. María le responde que no se perdería la función por nada del mundo, pero su rostro cambia cuando aprovecha para recordarle que ya no serán sus tutores legales. Julia, aunque ya conocía esta noticia, no puede evitar entristecerse. Es entonces cuando María, conmovida, le dice que cuidarla fue lo mejor que le pasó y que solo intentó cumplir la última voluntad de su padre.
Julia, incómoda con la conversación, intenta cambiar de tema y menciona una discusión que tuvo con Andrés esa misma mañana. Pero María, consumida por su dolor y resentimiento, deja escapar algo inesperado: le dice a Julia que todos le han estado ocultando cosas, incluso Valentín.
El nombre de Valentín paraliza a Julia. La joven queda en shock y, aunque María intenta retractarse, el daño ya está hecho. La conversación da un giro brusco. Julia, herida y confundida, se pone a la defensiva, y María aprovecha el momento para dejar salir toda su rabia contenida.
Acusa abiertamente a Begoña de haber provocado su separación de Julia, insinuando que lo hizo por celos y resentimiento. Va aún más lejos y la acusa de no ser la buena persona que todos creen, afirmando incluso que fue capaz de dejar morir a su propia madre sola.
Julia, impactada por las acusaciones, se levanta gritando, furiosa. Defiende con vehemencia a su madre biológica y le exige a María que no vuelva a hablar así de ella jamás. La tensión se desborda, las palabras se convierten en cuchillas y el dolor inunda la habitación. Julia se marcha corriendo, dejando a María sola, devastada, consciente de que ha cruzado una línea de la que tal vez no haya retorno.
El golpe emocional es tan fuerte que Julia decide irse de casa sin decirle a nadie. Lo hace en silencio, con el corazón roto y una mezcla de rabia, tristeza y confusión que la empujan a huir. Cuando María nota su ausencia, al principio intenta convencerse de que solo ha salido a despejarse… pero los minutos pasan y la angustia se convierte en pánico.
María recurre a Manuela, preguntando si ha visto a Julia. La respuesta negativa solo incrementa su miedo. En ese momento, entra Begoña, que percibe inmediatamente la tensión. Al ver el rostro desencajado de María, pregunta: “¿Dónde está Julia?”. María intenta restarle importancia, pero Begoña, cada vez más inquieta, insiste con firmeza.
Finalmente, María admite que Julia lleva más de una hora desaparecida. Begoña entra en cólera. Le reprocha no haberle avisado de inmediato y exige saber qué ha ocurrido. María, aún con el orgullo herido, en lugar de asumir su responsabilidad, culpa a la situación legal de la tutela, asegurando que Julia se sintió rechazada.
Ambas mujeres se lanzan acusaciones en medio de una mezcla de desesperación y frustración. Pero ya no hay tiempo para más discusiones: Julia está desaparecida, y cada segundo cuenta.
La última escena del capítulo muestra a todos buscándola desesperadamente. Manuela recorre las calles, Begoña llama a Andrés, y María, sola en su habitación, se derrumba. Su mente repasa palabra por palabra la discusión. ¿Fue demasiado dura? ¿Se equivocó al hablar de Begoña? ¿Acaba de perder para siempre a la niña que consideraba como una hija?
Las preguntas no la dejan respirar. ¿Está Julia con Andrés? ¿Ha ido a buscar a Valentín? ¿O está sola, en un lugar desconocido, llorando en silencio?
📌 ¿Qué pasará ahora?
-
¿Podrá María encontrar a Julia y reparar el daño?
-
¿Reaccionará Andrés al saber que su sobrina ha huido?
-
¿Cómo afectará esta crisis a la relación entre María y Begoña?
-
¿Y qué papel jugará Valentín si finalmente aparece?