Hola amigos, bienvenidos a un nuevo capítulo de Una nueva vida. La trama de este episodio nos lleva a un giro dramático cuando Seiran se encuentra en una situación crítica que pone su vida en peligro. El angustioso rescate de Seiran es el centro de la tensión, mientras Ferit lucha contra el miedo y el tiempo para salvarla. Abidin, sin perder un segundo, contactó a la policía y a una ambulancia. Ferit, con el corazón desbordado de ansiedad, se arrodilló junto a Seiran, abrazándola con desesperación. “Seiran, estoy aquí, por favor, abre los ojos”, susurró, su voz quebrada por el dolor. El paramédico que llegó rápidamente al lugar verificó el pulso de Seiran, su rostro se tornó sombrío. “Su pulso es muy débil”, informó gravemente.
Las lágrimas caían por las mejillas de Ferit mientras apretaba con fuerza la mano de Seiran. “Te amo tanto, no puedo perderte”, dijo con voz rota. Sin dudarlo, subió a la ambulancia con ella. Mientras tanto, Suna, preocupada por la ausencia de su hermana, no tardó en llamar a Abidin, quien rápidamente le relató todo lo sucedido. Dentro de la ambulancia, Ferit no dejaba de murmurar palabras de aliento a Seiran, “Estarás bien, Seiran, te lo prometo, estoy contigo”. Al llegar al hospital, la situación empeora aún más cuando Sinan también es ingresado de urgencia. Osman, al enterarse de la gravedad de los acontecimientos, se apresura a informar a Aila.
El peor momento llega cuando los médicos le revelan a Ferit la verdad: Seiran ha sido envenenada. “No quiero que ese hombre esté en el mismo hospital que mi hija”, grita Kim con furia. El médico suspira, preocupando aún más a todos al añadir: “El estado de Sinan es mucho más grave de lo que pensábamos. No sabemos si logrará sobrevivir”. Kim, furioso, aprieta los puños y promete tomar justicia por su cuenta. “No puedo quedarme aquí de brazos cruzados, lo haré pagar con mis propias manos”. Muntaz, quien siempre se mantiene frío y calculador, interrumpe. “Los abogados dicen que esto es un intento de asesinato”, dice con firmeza.
Ferit, mirando a Sinan con furia, agrega: “Debería estar en prisión, si no lo meten ahí, lo haré pagar yo”. Gulgun, con una actitud decidida, le responde: “Nosotros, los Coran, no hacemos amenazas, cumplimos lo que decimos”. Pero en medio de toda esta tensión, Ferit recuerda a Dillar, quien le consuela diciendo: “Hiciste lo correcto, la vida de una mujer es lo más importante. Haré todo lo posible para asegurarme de que Sinan reciba lo que se merece”.
Y la noticia que todos esperaban llega finalmente: Seiran despierta. “Ferit, encontré una razón para seguir luchando”, le susurra débilmente. Ferit se apresura a su lado, con el corazón lleno de alivio y amor. “Te encontré, y si es necesario, te sacaré de las garras de la muerte”, le responde, acariciando su rostro con ternura. Al verla despertar, Seiran le pregunta sobre la boda que no ocurrió, pero Ferit le explica que lo único importante era salvar su vida. Dillar, con su profesionalismo de abogada, se ofrece a acompañarla mientras declare ante la policía. Sin embargo, la sorpresa llega cuando Seiran, con una valentía inesperada, declara: “Mi esposo, Sinan Cantarci, intentó matarme”.
La acusación se formaliza, pero los problemas no terminan ahí. Azal, furiosa, irrumpe en la habitación, defendiendo a su hermano y culpando a Aila por la situación de Sinan. “Es todo culpa tuya, mamá. Tú lo pusiste en este camino”, grita. Pero Seiran no se queda atrás, enfrentándose a Aila con toda la indignación que le provoca el dolor que ha causado. Aila, al ver que Seiran la desafía, responde cruelmente: “Te mereces todo lo que te ha pasado”. Dillar, defendiendo a Seiran, le responde: “Ninguna mujer merece esto, y Sinan pagará por lo que hizo”.
Cuando la policía va a la habitación de Sinan para arrestarlo, descubren que ha desaparecido. “¡Ha escapado!”, grita un oficial. Ferit y Abidin lo siguen hasta descubrir que Aila planeó la fuga de Sinan. “Lo sabía”, dice Ferit, lleno de rabia. En ese mismo momento, Sinan, en un auto en movimiento, protesta. “No quiero ir a Grecia”, dice, pero Muntaz lo mira fríamente y le responde: “No tienes opción. Te buscan por intento de asesinato”.
Mientras todo esto sucede, Ferit se da cuenta de que Seiran tiene miedo. “Si vienes a la mansión, te protegeré”, le dice, pero Seiran duda y le responde: “No quiero ir”. Ferit, sabiendo que no puede dejarla sola, promete enviar seguridad a la casa de Esme. Pero la tensión se mantiene, y Ferit le pregunta a Seiran cómo pudo haber estado con Sinan tanto tiempo sin darse cuenta de lo que realmente era. Seiran, con valentía, le responde: “Sí, tengo miedo, pero debo aprender a superarlo”.
Más tarde, en la mansión, Ferit se enfrenta a la familia y deja claro que Seiran seguirá bajo su protección. “Seiran sigue en peligro”, declara, “y cualquiera que le falte al respeto será responsable”. Pero, en medio de todo este caos, Atice lanza una pregunta que deja a todos sorprendidos: “Si iban a tener un bebé, ¿por qué se divorciaron? ¿Por qué no se casan de nuevo ahora mismo?”. La tensión aumenta cuando Esme, con una expresión de desconcierto, le responde: “No estoy segura de si quiero tener este bebé”.
Mientras tanto, la familia se reúne en la terraza, donde Kim, con una sonrisa misteriosa, le propone matrimonio a Esme, quien lo rechaza rotundamente. Sin embargo, la sorpresa final llega cuando Alice Aga regresa, marcando un cambio de rumbo en toda la historia. Con una mirada poderosa, dice: “Mientras estemos juntos, podemos superar cualquier problema”. El reencuentro con Alice promete más secretos, intrigas y peligros que amenazan con cambiarlo todo.