El capítulo 62 de Una nueva vida nos arrastra sin compasión a un torbellino de emociones intensas, secretos revelados y decisiones que cambiarán el curso de todos los personajes. Un episodio donde el amor se pone a prueba, los lazos familiares se tensan al límite y la vida de Seiran pende de un hilo.
Todo comienza con una conversación íntima pero cargada de tensión entre Pelin y Seiran. La primera, con la voz temblorosa, le confiesa que sabe la verdad sobre su enfermedad. La reacción de Seiran es contenida, pero sus ojos no pueden ocultar el miedo. En un acto de dignidad y coraje, Seiran le suplica: “Quiero decirle esto a Ferit yo misma. Por favor, no se lo digas.” Pelin, movida por la compasión, le promete guardar silencio. No quiere ser la causa de la ira de Ferit.
Al mismo tiempo, Ferit toma decisiones cruciales. Busca el consejo de los mayores con una determinación que impresiona. “Necesito ser fuerte, no solo por mí, sino por mi familia”, afirma. El conde lo escucha, y aunque sabe que el camino será duro, empieza a mover las piezas para posicionarlo en el centro del poder.
Ferit, sin dar más explicaciones, le comunica a Seiran: “Esta noche iremos a una cena importante. Prepárate.” El tono seco y directo deja a Seiran con la sensación de que algo decisivo está a punto de suceder.
En otro rincón, la tensión se eleva entre Kaya, Safet y Tarik. Safet lanza una sentencia despiadada: “No puedes hacer feliz a Suna, eres igual a tu padre.” Pero Tarik irrumpe decidido: “Voy a liberarte porque se lo prometí a Seiran.” Lo que nadie espera es la noticia bomba que lanza: Mazlum ha secuestrado a Esme. Al escuchar esto, Suna se estremece y corre a llamar a su madre. La voz al otro lado es débil… y aterradora. Mazlum tiene un arma, y Esme, con un tono forzado, intenta calmar a sus hijas: “Estoy bien, no se preocupen.” Pero la verdad es mucho más oscura.
En paralelo, Serpil, la sobrina de Ifakat, se encuentra atrapada en sus propios secretos. Ifakat se niega a llevarla a la mansión: “Apenas me han perdonado.” La tensión crece cuando Semut llama a Serpil. Ifakat, sospechosa, exige saber la verdad. Serpil niega haberle contado sobre su embarazo, pero revela un dato demoledor: “Semut planea irse al extranjero. No te protegerá.”
Ferit, bajo el ala del conde, recibe un cambio de imagen radical. Un traje elegante confeccionado especialmente para él marca un nuevo comienzo. Al verlo, Seiran apenas puede contener su asombro: “Te ves muy diferente.” Ferit ya no es el mismo joven impulsivo: ahora es un hombre con el destino de su familia en las manos. A Atice, que lo observa, le responde con firmeza: “Ya no necesito el permiso de mi abuelo para nada.”
Pero la calma es efímera. La noticia de que Ferit será parte del consejo llega a oídos de Ali, quien estalla de furia: “¡Lo hizo sin mi permiso!” En la cena del consejo, Ferit irrumpe con seguridad: “No represento a mi abuelo. Yo soy ahora el líder de la familia Korhan.”
Mientras tanto, Suna, preocupada por su madre, intenta comunicarse con Kazim, que cena ajeno con Serin. La tensión estalla cuando un hombre en el restaurante mira fijamente a Serin. Kim, enloquecido por los celos, lo golpea. Expulsado del lugar, termina enfrentándose con Serin, quien, tras ser abofeteada, le devuelve el golpe: “No puedes tratarme como a tu esposa.”
De vuelta en la cena del consejo, los hombres se retiran a una sala privada, dejando a las mujeres atrás. Seiran, inconforme, los sigue. Una discusión intensa desemboca en algo inesperado: disparos. En pánico, Seiran corre hacia Ferit buscando refugio, pero él, dominado por la presión del entorno, la rechaza brutalmente: “Me deshonraste. Vete.” Herida, Seiran llama a Ali, quien irrumpe con furia: “¡Todavía no estoy muerto!” Pero Ferit, desafiante, le responde: “No vengaste a mi padre. Haré lo que tenga que hacer.”
Ya en la mansión, Seiran le confiesa a Ali su temor por el nuevo Ferit. Ali la tranquiliza: “Protegeré a mi nieto. Pero necesito que tú también seas valiente.”
La tensión aumenta cuando Esme desaparece. Kim, inquieto, alerta a Ali. Mientras tanto, Ferit cambia de planes tras recibir una ubicación misteriosa de Pelin. Por su lado, Suna decide enfrentar a Safet. Se citan, pero Kaya aparece, revelando que todo fue una trampa. Safet cae en cuenta demasiado tarde.
En otro punto, Seiran rompe en pedazos un billete de avión frente a Tarik: “No me voy a ningún lado contigo.” Un grupo de hombres lo atrapa. El puerto se convierte en un escenario decisivo: los enemigos están atrapados. Ali se impone con voz firme: “Mientras estemos juntos como familia, nuestros enemigos están condenados.”
Ferit se reconcilia con su abuelo en un momento cargado de emoción: “Me enojé porque pensé que no te importaba la familia.” Ali responde con sabiduría: “Todo tiene su momento. Cuando llegue el tuyo, serás más fuerte que todos nosotros.”
La familia se sienta a cenar en silencio. Ali les recuerda: “Todo en la vida tiene compensación. Solo la muerte no. Estad preparados.” Justo entonces, la puerta se abre y aparece alguien impensado: ¡Orhan está vivo! Ferit y Bulent corren a abrazarlo. La emoción se desborda. Risas, lágrimas y asombro llenan la estancia.
Pero cuando todo parecía felicidad, Seiran se desploma. Su cuerpo cae al suelo. “¡Seiran!” grita Suna. Ferit corre a su lado. Suna, entre lágrimas, grita desesperada: “¡Mi hermana está muy enferma! ¡Se está muriendo!”
El episodio cierra con Ferit paralizado ante el cuerpo inconsciente de Seiran. Las lágrimas corren por su rostro. No puede perderla. Y nosotros, como espectadores, quedamos al borde del abismo, esperando un milagro… o una tragedia inminente