En Una nueva vida, la tensión en la mansión Korhan alcanza un punto de ebullición cuando Seyran, guiada por sus instintos, comienza a sospechar que Diyar oculta más de lo que aparenta. Su conversación con Halis Korhan le da la fuerza necesaria para seguir su intuición, una determinación que transformará el rumbo de los acontecimientos.
Mientras tanto, la empresa familiar se tambalea al borde de la quiebra. İfakat, cada vez más desesperada, insiste en que Seyran y Ferit retomen su colaboración creativa, pero Seyran es firme: no trabajará con Ferit mientras Diyar viva bajo el mismo techo. Esta decisión no solo es un acto de dignidad, sino también una declaración emocional: su corazón ya ha tomado una elección.
En este clima de incertidumbre, Ferit activa la siguiente fase de su plan junto a Abidin. Llevan a Ayla, la madre de Sinan, a la mansión para contradecir la versión de los hechos que implica a su hijo en el ataque contra Diyar. Las palabras de Ayla siembran dudas contundentes: Sinan ni siquiera sabe conducir una motocicleta. Este pequeño detalle desmantela la narrativa de Diyar pieza por pieza. Su nerviosismo y evasivas no hacen más que reforzar las sospechas de Seyran.
Por su parte, Esme sigue intentando llevar a Seyran de vuelta a Gaziantep, pero su hija ha cambiado. Ya no es la joven que se dejaba llevar por los planes ajenos: ahora toma sus propias decisiones y su amor por Ferit, a pesar del dolor, es firme.
La tensión crece cuando Ferit y Seyran se cruzan brevemente en la cocina. Ferit, movido por su pasión reprimida, intenta besarla, pero Kazım los interrumpe. Sin embargo, lejos de oponerse, Kazım sorprende al mostrar su apoyo a una posible reconciliación entre ambos.
Seyran, empujada por su coraje, interroga a Ayla y obtiene confirmaciones cruciales que desmoronan la versión de Diyar. Mientras tanto, la empresa sufre, y Ferit y Abidin deciden simular una conversación sobre la quiebra frente a Ayla para ganarse su confianza. La jugada funciona: Ayla entiende que la situación es más crítica de lo que imaginaba.
En paralelo, Betül y Tayfun continúan con su plan para falsificar la prueba de paternidad del bebé. Pero todo se viene abajo cuando Orhan los descubre juntos en el laboratorio, dejando al descubierto la verdad.
Mientras Ayla cree haber vencido al ofrecer dinero a İfakat a cambio de su libertad, cae en una trampa perfecta. Justo cuando cree que escapará, la policía la detiene junto a Sinan. La estrategia de İfakat ha dado frutos: ha protegido a la familia y atrapado a los responsables.
En la escena más explosiva, Seyran enfrenta a Sinan con una bofetada cargada de rabia y desilusión. “¿Por qué le disparaste a Diyar?”, le exige. Pero Sinan, firme, niega haberlo hecho. Esta confesión reaviva aún más las sospechas de Seyran: ¿y si todo fue una manipulación de Diyar?
Cuando la verdad finalmente se abre paso, Diyar no tiene más escapatoria. Sabe que Ferit está a punto de romper con ella, y se adelanta: con voz serena, le dice que se irá. Recoge sus cosas en silencio y, al ver el anillo de bodas de Ferit en el suelo, se derrumba. Ese anillo, símbolo de su esperanza y su mentira, ha quedado atrás… igual que ella.
Con Diyar fuera de la casa, Ferit y Seyran quedan libres de la maraña de mentiras que los separaba. Por primera vez, el amor entre ellos no está condicionado por interferencias externas. Se enfrentan al uno al otro con honestidad, vulnerables pero decididos a reconstruir su historia.
Una nueva vida llega así a un punto de inflexión: después de tanto dolor, traiciones y secretos, lo que queda es el amor, la verdad y un futuro por reescribir. Pero aún queda un largo camino por recorrer, porque en la mansión Korhan, el pasado nunca se va del todo… y las cicatrices no sanan tan fácilmente.