En el nuevo y tenso capítulo de Una nueva vida, la mansión se convierte en un hervidero de emociones, traiciones encubiertas y heridas que resurgen mientras los preparativos de la boda de Attuk y Alice Coran avanzan sin tregua. Todo parece fluir en armonía, pero debajo de cada sonrisa se esconde una tormenta a punto de estallar.

Ferit, como siempre, se hace cargo de todo: la boda, la logística, la seguridad y la paz familiar. Junto a Attuk y Alice Coran, revisa cada detalle: flores, menú, mantelería, nada queda librado al azar. Pero esta aparente eficiencia esconde una presión brutal. Ferit lleva sobre los hombros el peso de toda una casa que se tambalea bajo las tensiones internas. La figura de Attuk ha ganado una influencia asfixiante: dirige, ordena, impone. Su poder inquieta profundamente a Nuket e Ifakat, pero nadie se atreve a desafiarla… aún.

En un intento de calmar el ambiente, Ferit trae desde Gaziantep el ajuar de Attuk: cofres llenos de reliquias familiares, bordados, jarras de cobre, pañuelos tradicionales. No son simples objetos: son símbolos de orgullo, de una juventud marcada por el deber, y de una historia que ahora se impone a todos. A medida que los baúles se abren, Alice Coran se emociona: todo lo hace por amor, o eso parece.

Mientras la casa bulle de preparativos, Suna comienza a sentirse desplazada. Ve pasar la boda como una invitada más. La noticia de un posible acercamiento entre Asuman y Doruk, su entrenador personal, la desestabiliza aún más. Presiente que algo no va bien. Que hay un juego peligroso entre ellos.

Ferit, agotado por tanta tensión, decide escapar por unas horas junto a Seyran, Abidín y Aisen. Para Seyran, ese paseo al aire libre es un respiro en medio de tanto caos. Pero la escapada pronto toma un giro inesperado. Abidín detecta que dos hombres sospechosos los siguen. Informa a Ferit sin levantar sospechas. Inmediatamente, Ferit actúa: ordena cortar el paseo y dirigirse al barco. En altamar podrán despistar a los desconocidos. Aisen, aunque nerviosa, se siente viva como nunca. Seyran, por su parte, observa con admiración cómo Ferit, incluso bajo presión, nunca pierde el control.

Mientras tanto, en la mansión, Doruk aprovecha la ausencia de Ferit para acercarse aún más a Asuman. Ella se siente confundida, vulnerable, emocionalmente saturada. Aunque su incomodidad es evidente, no logra poner un freno. Doruk avanza con su plan, paciente, decidido.

Por otro lado, Kaya y Pelin, tras una noche apasionada, se sienten emocionalmente más unidos. Pelin, conmovida, le propone formalizar la relación. Kaya confiesa que también siente algo por ella, pero que necesita tiempo. Su cautela hiere a Pelin, pero también le demuestra que Kaya no quiere jugar. No esta vez.

En otro rincón de esta historia, Ifakat se enfrenta a Semud tras recibir una noticia que la deja sin aliento: está entrando en la menopausia. Si quiere ser madre, debe decidirlo ya. Le confiesa a Semud que desea tener un hijo. Él, sin dudar, le propone tenerlo juntos. La sinceridad de Semud la descoloca, despierta algo en su interior, pero aún no está lista para tomar una decisión tan profunda.

Mientras todo esto ocurre, Orhan libra su propia batalla. Desde que salió de prisión quiere dejar de ser la sombra de Alice Coran. Pero ver que el gerente de la empresa sigue consultando todo con ella lo enfurece. Finalmente, explota: despide al gerente y toma el control absoluto. Esta decisión marca un antes y un después. La guerra por el poder en la empresa ha comenzado, y el regreso de Alice promete más fuego.

Suna, por su parte, vive una batalla emocional silenciosa. Ve a Abidín reír con Aisen tras el paseo y siente que se le parte el alma. Los celos la consumen. Su rabia crece. Llama a Latif y le exige que les diga a ambos que mantengan distancia. Latif obedece, pero percibe la angustia en su voz. Sabe que hay algo más profundo detrás.

De vuelta en su habitación, Suna ya no puede fingir. Rompe en llanto ante Seyran, con quien llevaba tiempo distanciada. Le confiesa que Kaya quiere divorciarse y ha desaparecido. Su dolor es inmenso. Seyran, conmovida, olvida todo rencor. Se sienta a su lado. Entra Esme, su madre, y con ternura maternal las reúne, les pide que compartan sus penas y que dejen atrás los resentimientos. Solo así, dice, podrán enfrentar el huracán que se avecina. La reconciliación entre las hermanas, silenciosa pero poderosa, renueva la esperanza familiar.

La noche cae sobre la mansión. Todo está listo para la gran noche de gala. El salón brilla con tules rojos y bordados dorados. Attuk, la estrella del evento, resplandece bajo las miradas de invitados que ocultan más cálculos que sonrisas. La posesión oficial de la mansión por parte de Attuk está cerca. Y muchos ya temen por su lugar en la familia.

Ferit, marcado por el seguimiento sospechoso, refuerza la seguridad. Hay guardias desde el jardín hasta los pasillos. Seyran se siente inquieta, pero también orgullosa. Ferit cuida cada detalle, incluso los que nadie ve.

Más tarde, Kaya regresa en silencio. Suna, al borde del colapso emocional, lo enfrenta. Quiere respuestas. Quiere saber si todavía hay algo que salvar… o si todo está perdido.

🔴 Una Nueva Vida atraviesa su capítulo más intenso hasta ahora:
✔️ Ferit perseguido y al mando
✔️ Suna, devorada por los celos
✔️ Ifakat decide si quiere ser madre
✔️ Asuman y Doruk, una tensión peligrosa
✔️ Esme reconcilia a sus hijas
✔️ Y el poder de la mansión… ¡a punto de cambiar de manos!

📺 ¿Quién traicionará primero? ¿Quién ganará esta guerra silenciosa en la que todos juegan… y todos sangran?