En La Promesa, esta semana arranca con tensión desbordada, secretos que arden —literalmente— y una misión que termina en derrota. Lope, con el alma en vilo y un objetivo claro en mente, se infiltró en la residencia de los duques de Carril bajo una identidad falsa, haciéndose pasar por un supuesto actor amigo de doña Amalia. Pero detrás de ese disfraz no había ningún propósito artístico: Lope estaba allí para obtener una pista clave que pudiera ayudar a Curro a descubrir quién intentó matarlo y quién envenenó a su hermana Jana.
Todo parecía marchar según el plan… hasta que no. Lo que Lope no esperaba era que el destino le jugaría una de las peores pasadas posibles. Justo cuando estaba cerca de conseguir la preciada libreta de tapas doradas —la misma que contenía información vital—, esta fue reducida a cenizas en la chimenea del despacho del duque. La imagen de las hojas consumiéndose por el fuego simboliza todo lo que se vino abajo: la única pista sólida ha desaparecido, y con ella, la esperanza de desenmascarar a los culpables.
Aunque la misión fue un fracaso, Lope no regresa con las manos vacías del todo: al menos logró ganarse la confianza de Federico, el hermano de Vera. Pero el peligro apenas comienza. Porque mientras en La Promesa reina la preocupación por su ausencia, Lope confiesa lo impensable: el capitán Lorenzo de la Mata —apodado “Capitán Garrapata”— también visitó el palacio de los duques.
Y aquí empieza a desatarse una tormenta de sospechas. ¿Qué hacía Lorenzo en casa de los padres de Vera? No fue una visita social, eso está claro. La intriga crece dentro del palacio. ¿Acaso fue a negociar algún asunto turbio con Basilio o incluso con el propio duque? ¿Podría estar planeando algo en contra de Ángela, ahora que esta joven se ha convertido en una piedra en su zapato?
Mientras las teorías flotan como cuchillos en el aire, Vera comienza a derrumbarse emocionalmente. No sabe nada de Lope, ni tiene noticias de su paradero, hasta que Curro y Pía le revelan la verdad. Y entonces su rostro lo dice todo: angustia, miedo, amor. La certeza de que el hombre que ama ha arriesgado la vida por una causa mayor la sacude por dentro. Lo que Vera aún no sabe es que la cercanía de Lorenzo podría haber puesto a Lope directamente en su línea de fuego.
Mientras tanto, los planes más oscuros de Lorenzo y Leocadia siguen en marcha: quieren enviar a Ángela a Suiza, alejándola de todo… pero ese plan empieza a resquebrajarse. Y cuando sus intereses se desalinean, lo que era una alianza se convierte en una guerra silenciosa.
Y en el corazón de toda esta maraña emocional, Curro espera con ansias respuestas. Necesita saber quién intentó asesinarlo, quién envenenó a Jana. Pero el regreso de Lope con las manos vacías lo deja devastado. El punto de partida vuelve a ser cero. Y con la libreta reducida a cenizas, el camino se vuelve más oscuro que nunca.
La amenaza, sin embargo, sigue latente. Si el duque de Carril alguna vez visita La Promesa —aunque sea improbable que baje a la cocina, como hacía su esposa Amalia con excusas rebuscadas—, el peligro de un reencuentro con Lope podría desatar un escándalo de proporciones colosales. Y ya sabemos que en La Promesa, lo imposible ocurre a diario.
Lo más trágico de todo este asunto es que Lope no ha fallado por incompetente. Todo lo contrario: se jugó la vida, arriesgó su identidad, se infiltró en un nido de lobos. Pero cuando la verdad se asomaba a la superficie… alguien lo anticipó. Alguien quemó la libreta. Y con ella, quemó también la posibilidad de justicia.
Ahora Curro tendrá que replantear todo. ¿Volver a empezar? ¿Reabrir heridas y seguir un camino aún más incierto? Porque los villanos siguen en las sombras, moviendo hilos con astucia. Y mientras la libreta se convierte en cenizas, el veneno sigue latente en los pasillos.
La buena noticia para los fans es que, a pesar del drama, también veremos esta semana momentos más luminosos. Curro y Ángela tendrán escenas de alto voltaje emocional y romántico que subirán la temperatura del palacio. La pasión, como siempre, será el contrapunto a tanta tragedia.
Y aunque no hay capítulo nuevo esta tarde, ya sabemos que en La Promesa, las emociones no se detienen. Las traiciones, las lealtades a prueba, los romances imposibles y las guerras silenciosas siguen marcando el ritmo de una historia donde nadie está a salvo.
Porque cuando la verdad arde… todo se viene abajo.
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